lunes, 6 de junio de 2011

VOLCÁN PEYEHUÉ

Con su magnífico e inmenso cráter, sin lugar a dudas el volcán Puyehue, es candidato a ser calificado como una de las cumbres volcánicas más impresionantes de la región. Ubicado en el extremo suroriente de la Provincia del Ranco, este coloso suele pasar desapercibido dada su forma truncada y su cercanía al cordón del Caulle, que lo oculta desde el norte. El volcán forma parte del Parque Nacional Puyehue, alzándose al noreste del lago del mismo nombre. Su presencia realza magníficamente el paisaje de la zona, en la que abunda el bosque y los ríos, siendo el río Golgol el principal afluente del lago Puyehue, ubicado inmediatamente al surponiente del volcán.

El Puyehue se divisa claramente en toda la rivera sur del lago y con gran realce en algunos puntos del camino entre las Termas de Puyehue y el límite con Argentina. En invierno se encuentra completamente nevado, junto con los cerros que lo rodean, en tanto en verano puede perder prácticamente toda la nieve en sus laderas occidentales.

Es un volcán claramente activo, con presencia de fumarolas principalmente en su faldeo noroeste, lugar donde se encuentran las renombradas azufreras del Puyehue. En este sector es posible observar numerosas corridas de lava de diferentes colores y la presencia de fumarolas de vapor, destacándose las lenguas de lava provenientes del volcan Riñinahue, como una manifestación más de la actividad volcánica existente en el Cordón del Caulle y la propia del volcán Puyehue. Recordando un poco su vida eruptiva, el volcán entró en erupción dos días después del terremoto de mayo de 1960 y lo hizo activamente durante una semana.

La palabra Puyehue es de origen mapuche y quiere decir "agua donde abundan los puyes (pequeño pez de lagos y ríos, comestible)". Antiguamente también era conocido como Ranco (del mapudungun raun :arriesgarse y co: agua, agua donde se corre riesgo).

Las cenizas del volcán Puyehue avanzan hacia la costa atlántica


La nube ya alcanzó las provincias argentinas de La Pampa y Buenos Aires. La incertidumbre reina entre los miles de personas que se encuentran en albergues chilenos a la espera de regresar a sus hogares

Crédito foto: infobae.com

Los vientos han provocado que no sea Chile, sino Argentina, el país más afectado por la nube de cenizas que emanó tras la erupción, el sábado, el volcán Puyehue, en la cordillera de Los Andes.



Varias ciudades de la Patagonia se mantenían, este lunes, en estado de alerta por la caída de arena volcánica. Bariloche, San Martín de los Andes, Junín de los Andes, Piedra del Águila, El Bolsón, Villa la Angostura y Traful, en su mayoría centros turísticos, fueron algunas de las más afectadas.



La alarma, no obstante, se extendió también hacia el centro de Argentina y llegó a la costa atlántica. La ciudad de Bahía Blanca, en el sur de la provincia de Buenos Aires, cerró su aeropuerto por precaución, mientras que en Puerto Madryn, Trelew y Rawson se suspendieron las clases escolares.



En Chile, en tanto, el panorama sigue siendo preocupante. "Hoy día, existe en la zona de Riñiñahue alto y bajo riesgo de aluvión producto del sedimento que viene bajando del cordón volcánico", explicó el subsecretario del Interior de Chile, Rodrigo Ubiña.



El funcionario instruyó al Ejército y a Carabineros "para que ayude a la evacuación de la población que se encuentre en aquella zona", por lo que unos 450 evacuados se sumaron a los 3.500 que ya había en la zona.



Los refugios más cercanos al volcán fueron evacuados hacia sectores más seguros ante el temor de que el volcán comience a despedir gases o genere un alud.



En los albergues dispuestos por el Gobierno, cientos de personas se preguntan cuándo acabará el fenómeno y cuándo podrán volver a sus casas. La preocupación más recurrente es por los animales que se crían en la zona y de los cuales depende buena parte de la economía de la región.





LEYENDAS DEL SUR

LEYENDAS

Según las creencias mapuches, los volcanes constituían el hogar del Pillán, que era el padre fundador de las razas y linajes, y cuando entraba en erupción era porque desataba su ira por algún comportamiento inadecuado de ellos. No le temían realmente, sino que le profesaban un respeto natural como de hijos a su padre y lo invocaban con sacrificios y ofrendas para hacerle peticiones de diversa índole. Además de humo, temblores y lava, el Pillán expresaba su ira con los truenos y los relámpagos.

Los incas, por su parte, tenían la costumbre de ofrecer cada año el sacrificio de diez doncellas para evitar la furia del volcán.

El Parinacota y el Pomerape, según las leyendas, corresponderían a dos amantes, cuya relación fue prohibida y castigada por alguien que se oponía a su unión, transformándolos en cerros gemelos, que están siempre cerca, mirándose, pero sin poderse tocar. Los signos de actividad que a veces presentan, serían intentos de comunicación entre ellos.