martes, 14 de junio de 2011

LEYENDA SOBRE EL LANÍN

Entre las distintas versiones que circulan sobre este personaje mitológico, hemos elegido una versión recogida por Mathew Reynard, un etnógrafo californiano, y publicada en el Ethnographic Society Journal, ya en el año 1892.



LA FURIA DEL LANÍN

Como todas las alturas de los Andes centrales, el volcán (que por entonces aún carecía de nombre) estaba habitado, desde tiempos inmemoriales por un poderoso Pilláñ, el espíritu de un valiente lonko (cacique) de nombre Lanín, muerto en batalla contra los invasores del Arauco, cuya alma se había transformado en una agresivo, aunque justo, espíritu defensor de la naturaleza.
Pero un día, acuciados por la necesidad de carne para alimentar a su gente y pieles para abrigarse, llegó a sus vertientes una partida de guerreros de la tribu huiliche de Huanquimil, que venían desde muy lejos en procura de huemules, los cuales constituían su principal fuente de almientos, vestimenta y toldos para sus rukas (casas).
Forasteros en la región, y sin sospechar el peligro que significaba ascender las laderas del volcán, llegaron hasta muy alto, en procura de los evasivos animales, pero entonces el Pilláñ, furioso por la invasión a sus territorios desencadenó una gigantesca erupción, como nunca se
había visto en la región.
Repentinamente, el volcán sacudió su letargo de siglos y comenzó a arrojar ardientes cataratas de lava, que rodaban por sus laderas, calcinando todo lo que encontraban a su paso, en medio de dantescas llamaradas y piedras candentes, acompañadas del sordo fragor que provocaban
las grietas que se abrían para tragarse a los cazadores, haciendo honor al
nombre de Lanín, el cacique encarnado en Pilláñ.
Los hombres de la tribu se reunieron para consultar a la machi, la sacerdotisa y curandera mapuche, sin cuya opinión no podía tomarse ninguna decisión importante. Y la decisión de la machi fue tan terminante y dramática como lo era la furia del Pilláñ; para calmar su ira era preciso sacrificar una virgen que fuera muy apreciada y entrañablemente querida por toda la tribu, y sólo había una candidata: Huillêfün, la hija menor del cacique, que debía ser arrojada viva al insondable lago de lava hirviente que bostezaba en la parte inferior del cráter del volcán.
Aunque destrozado por la pena, el cacique no pudo hacer otra cosa que aceptar la terrible sentencia; el portador del cuerpo de la princesa, también
designado por los dioses, debería ser el guerrero más joven que hubiera recibido sus armas rituales: el valiente Talka, quien se sintió profundamente afectado por la elección, ya que amaba secretamente a Huillêfün, y había acariciado muchas veces la idea de solicitarla en matrimonio.
Luego de recibir las instrucciones del consejo de Machis, Talka tomó el cuerpo de la muchacha entre sus brazos y ascendió con ella hasta el lugar de la montaña donde los vientos desencadenados por el Pilláñ soplaban con mayor violencia, sin que la boca de la virgen dejara escapar una sola palabra de queja. Con el corazón destrozado, pero sin poder evadir su destino, el joven dejó en el suelo el cuerpo de la princesa y comenzó a desandar el camino hacia el valle, a reunirse con su gente, dejando a Huillêfün abandonada a su suerte.
Sin embargo, antes de emprender el regreso quiso contemplar una vez más el rostro de su amada y, al volverse, pudo ver el majestuoso vuelo de un imponente cóndor que se acercaba, y cuyos ojos refulgían con llamaradas de fuego, tan ardientes y rojas como las que desataba la furia del Pilláñ. Sin detenerse en su vuelo, ni posarse sobre las rocas, el enorme cóndor tomó a la joven entre sus garras y, a pesar del desesperado grito de Talka, se elevó con ella y la arrojó a la ígnea masa que esperaba en el fondo del cráter.
Inmediatamente, densas nubes de humo y vapor oscurecieron el cielo y, a pesar de que el verano aún no había llegado a su fin, una espesa nevada cubrió el cráter y el valle con un manto blanco, del mismo color que la ropa que había cubierto el cuerpo virgen de Huillêfün.
El sacrificio de la joven y la resignada desesperación de Talka parecieron apaciguar para siempre las iras del Pilláñ que, desde entonces, reina sobre un paisaje calmo, sumergido y dominado por la blancura del manto de Huillêfün y que, a partir de ese momento, recibió el adecuado nombre de Lanín que significa hundimiento o grieta. (*)

(*) Fuente: Cuentos, mitos y leyendas Patagónicas, Selección y prólogo de Nahuel Montes, Ed. Continente.

VOLCÁN LANIN

Volcán Lanín
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El Lanín es un estratovolcán. De una altura de 3.776 metros sobre el nivel del mar, no registra actividad desde el siglo XVIII, no obstante este Estratovolcán se encuentra incluido en el cinturón de fuego del Pacífico. Se cree que tuvo actividad aproximadamente en el 540 después de cristo, datada por radiocarbono, por lo cual su actividad sería histórica y se le puede considerar como un volcán activo.

Se encuentra en el límite entre Argentina y Chile, y casi tres cuartas partes de la montaña pertenecen al territorio argentino. En Argentina se encuentra en el Parque Nacional Lanín, entre los lagos Paimún y Huechulafquen al Sur y Tromen al Norte, y la parte chilena está incluida en el Parque Nacional Villarrica.

Presenta grandes glaciares en su cara Sur. Los de su cara norte eran visibles hasta los años 1980, pero actualmente están casi completamente fundidos.

Su ascenso es relativamente sencillo por la cara Norte, practicándose desde el acceso al Lago Tromen, sobre el Paso Internacional de Mamuil Malal que une las ciudades de Curarrehue (Chile) con Junín de los Andes (Argentina), no obstante han ocurrido numerosas muertes que se han debido en su gran mayoría a la falta de responsabilidad y precaución por parte de los montañistas. El ascenso al mismo se encuentra regulado por Parques Nacionales y por Gendarmeria Nacional Argentina.

Es el símbolo de la Provincia del Neuquén, formando su imagen parte principal del escudo provincial y de su himno.

Dado que está rodeado de montañas mucho más bajas que él, es visible desde tan lejos como las cercanías de Zapala y Piedra del Águila, a casi 200 km hacia el Este, en Chile es visible incluso desde Temuco.
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El nombre proviene de un vocablo Mapuche, que significa la roca muerta[1] o según cuentan los habitantes Mapuches de la zona, "Lanín" significa murió de un atracón.[cita requerida]

LEYENDA

Cuenta la leyenda que el volcán comenzó a entrar en actividad. El hechicero de la comunidad mapuche recomendó un sacrificio humano para aplacar la ira del volcán. Entonces se decidió arrojar a la hija del jefe mapuche (quien era una mujer obesa). Y he aquí que al devorar a la mujer el volcán se acalló, de ahí el origen del nombre.


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Obtenido de «http://es.wikipedia.org/wiki/Volc%C3%A1n_Lan%C3%ADn»

BORGES Y LA GUERRA EN MALVINAS

← Una mendocina genial
Lanzamiento en Internet de la Biblioteca Digital Mundial →
Poema de J. L. Borges sobre la guerra de Malvinas: “Juan López y John Ward”
Publicado el 3 abril, 2011...



Inspiradora visión del maestro, en un día para la reflexión.

“Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en distintos países,
cada uno provisto de lealtades,
de queridas memorias,
de un pasado sin duda heroico,
de derechos,
de agravios,
de una mitología peculiar,
de próceres de bronce,
de aniversarios,
de demagogos y de símbolos.
Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil;
Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown.
Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad,
que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara,
en unas islas demasiado famosas,
y cada uno de los dos fue Caín,
y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos.
La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.

TODO SOBRE VOLCANES II

Formación de volcanes
Autor: Graciela Paula Caldeiro
Formación de volcanes
Autor: Graciela Paula Caldeiro

Volcanes dormidos, volcanes muertos, volcanes despiertos

Se dice que un volcán está activo cuando entra en erupción Si no ha entrado en erupción pero muestra signos de actividad se dice que es un volcán latente o en reposo. Sólo cuando un volcán no ha estado activo en miles de años y no muestra signo alguno de actividad, entonces se lo considera extinto.

Volcanes y erupciones

Los volcanes, en síntesis, son válvulas liberadoras de la energía del interior del planeta. Entran en actividad cuando el magma (roca fundida), más liviano que las rocas próximas, asciende a la superficie de la corteza terrestre. El magma es consecuencia del aumento de color que se produce por el movimiento de las placas continentales o eventualmente, la acumulación de elementos radioactivos.

Un volcán puede emitir gases, líquidos y sólidos.

Gases emitidos por los volcanes

Los gases emitidos por los volcanes, se componen básicamente de vapor de agua y dióxidos de carbono y dióxido de azufre. El vapor puede quemar grandes cantidades de dióxido de carbono, agotando el oxígeno necesario para la vida. El dióxido de azufre, puede reacción con el vapor de agua, generando ácido sulfúrico en la atmósfera.

Con menor frecuencia, un volcán puede emitir también cloro y flúor, (que son tóxicos y pueden corroer metales) e incluso, ácido sulfídrico.

Sólidos emitidos por los volcanes

Los sólidos emitidos por los volcanes reciben en nombre de piroclastos y se los clasifica en función de su tamaño. Reciben así, progresivamente los nombres de ceniza, lapilli y bombas.

Las nubes de ceniza, alimentadas por gas, pueden causar grandes cataclismos. Por ejemplo la ceniza, puede oscurecer el cielo, cubrir grandes áreas, bloquear rutas o canales de agua, corroer maquinarias.

Líquidos emitidos por los volcanes

La lava es el magma que alcanza la superficie en forma líquida. En el momento de la emisión pueden alcanzar temperaturas de hasta 1.200 °C. Cuando es muy fluida y y móvil, adquiere al enfriarse una capa superficial elástica que, arrastrada por la lava menos densa que corre por debajo, forma pliegues parecidos a cuerdas. Por eso cuando se solidifica completamente recibe el nombre de lava cordada.

Formaciones rocosas de origen volcánico en Neuquen
Foto: Graciela Paula Caldeiro
Formaciones rocosas de origen volcánico en Neuquen
Foto: Graciela Paula Caldeiro

Cuando es más viscosa, se mueve con lentitud y forma una capa superficial gruesa. En este caso el resultado del arrastre producido por la lava que corre por debajo es la fragmentación de la dura capa externa, lo que produce superficies melladas o en forma de bloques se se conocen como escoriales.

Al endurecerse la lava se encoge y se divide en columas hexagonales
Foto: Graciela Paula Caldeiro
Al endurecerse la lava se encoge y se divide en columas hexagonales
Foto: Graciela Paula Caldeiro

Mientras que la lava fluída se enfría formando una roca llamada basalto. La lava densa y viscosa forma otro tipo de rocas llamada riolita. Cuando los gases burbujean en la lava que se va enfriando, se forman cavidades en la roca. Las formas de basalto y riolita, ricas en en gas se llaman escorias y pumita o piedra pomez. La lava que se enfría inmediatamente forma vidrio volcánico, al que se denomina taquilita (si es lava basáltica) u obsidiana (si es riolita).

Pumita

En síntesis, los productos de la actividad volcánica forman rocas y suelos. La fertilidad de los suelos volcánicos, ricos en minerales, hacen que los asentamientos humanos sean frecuentes aún cuando el peligro de erupción sea imporatnte.