viernes, 19 de octubre de 2012

PREMIOS Y CASTIGOS (2)


PREMIOS. Instrucciones de uso. Tipos de premios: Premios previstos. Son las recompensas pactadas que se ofrecen si se presenta la conducta que se espera. El deseo de conseguirlas ayuda a regular la conducta. Premios imprevistos. Se conceden sin previo aviso como reconocimiento a una conducta deseable. Puede producir efecto en la persona que lo recibe y en las que lo observan. Ambos relacionan las conductas deseables con la recompensa. Premios por entregas. Son los que mantienen el interés más vivo, al concederse puntos o vales acumulables cuando se producen pequeños logros. Al alcanzar una cierta cantidad, se logra el premio. Premios liberadores. Permiten liberarse de alguna tarea desagradable. Composición de los premios: De base afectiva. Consisten en expresiones afectivas de los padres, como abrazos, felicitaciones, lugares preferentes en la mesa o en el coche... De base material. Consisten en posesiones materiales, como diversos objetos o dinero. Relacionados con la autonomía. Ofrecen más libertad o autonomía para gestionar el dinero, el tiempo, el espacio… Orientaciones de uso: Definir bien lo que se espera y el premio que se puede conseguir. Luego cumplir lo pactado. Proporcionar premios acordes con el esfuerzo realizado y con las posibilidades razonables de la familia. Plantear la obtención del premio a corto plazo para los más pequeños. Proponer premios alcanzables. Sólo son útiles si se confía en alcanzarlos. Efectos secundarios: Evitar su uso prolongado y variado porque crea adicción y no se actuará si no es a cambio de premios. Modifica la conducta pero no necesariamente las actitudes y motivaciones, por lo que hay que combinarlos con otras acciones educativas. CASTIGOS. Instrucciones de uso. Tipos de castigos: Castigos previstos. Son las consecuencias desagradables que aguardan como respuesta a una conducta inaceptable determinada. Castigos imprevistos. Son consecuencias desagradables que se otorgan sin previo aviso ante conductas indeseables. Tratan de evitar que se repita la conducta. Castigos con oportunidades. Se ofrece un castigo si se da una conducta, pero se concede la oportunidad de rectificar en dos ocasiones antes de recibirlo. Composición de los castigos: De base afectiva. Consisten en expresiones afectivas negativas por parte de los padres como reprimendas, amonestaciones, alejamiento físico, silencio, caso omiso... De base material. Suponen pérdida de ingresos, multas, no poder usar algo (TV, equipo de música, bicicleta...) o quedarse sin alguna posesión. Relacionados con la autonomía. Restringen o privan de la libertad de salir, reducen el tiempo de ocio, exigen quedarse inmóvil, prohiben algunas relaciones... Orientaciones de uso: Elegir los castigos con prudencia. Los castigos han de cumplirse, por lo que un castigo absurdo o que no se cumple produce el efecto contrario. Ser proporcionado a la conducta. Ser severo, es decir, ha de ser verdaderamente desagradable ya que si sólo supone una ligera molestia, se puede acabar aceptando la molestia como un mal menor. Buscar castigos relacionados con la conducta indeseable. Así, por ejemplo, si se es descuidado y se estropean las cosas, se han de arreglar; si la conducta es molesta, se tiene que aislar... Procurar que el castigo se acepte como algo merecido y se entienda que ayudará a mejorar. AVISO IMPORTANTE: NUNCA LOS CASTIGOS PUEDEN ATENTAR CONTRA LOS DERECHOS Y LA DIGNIDAD DE LOS NIÑOS Efectos secundarios: Pueden aumentar la conducta indeseable. En algunas ocasiones, los hijos buscan llamar la atención de los padres y, al no conseguirlo con una conducta deseable, les basta con que les prestemos atención mediante castigos por las indeseables. En este caso está directamente contraindicado su uso. Si el castigo se ve desproporcionado, injusto o absurdo, puede generar sentimientos de aversión, venganza y resentimiento. Como consecuencia, es probable que no se evite la conducta indeseable. También estará contraindicado su uso en estas circunstancias. Dejo para el lector la elección del tratamiento más adecuado a las diferentes situaciones que se le presentarán. Y, de todas formas, en caso de duda, consulte a un especialista (profesor o psicólogo), es la persona más adecuada para facilitarle toda la información complementaria. José María Lahoz García Pedagogo (Orientador escolar y profesional), Profesor de Educación Primaria y de Psicología y Pedagogía en Secundaria