jueves, 16 de agosto de 2012

EL PENSAMIENTO ÚNICO...


--Subido por Phrenetic2 el 01/08/2009 Citas liberales y capitalistas: Adam Smith, Frédéric Bastiat, Lord Acton, Lord Bauer, Edmund Burke, Winston Churchill, Milton Friedman, Paul Krugman, Gordon Liddy, Richard Lamm, André Maurois, Ludwig von Mises, Johan Norberg, Tácito, Margaret Thatcher, Mark Twain, Pedro Schwartz, Joseph Sobran, Ayn Rand, Ronald Reagan, Carlos Rodríguez Braun y Murray Rothbard ----------------------------------------------------------------------------- En el presente artículo, la intención es contribuir al debate para precisar quién es el enemigo principal, y poder marchar con conocimiento claro hacia las grandes tareas nacionales e internacionales, que permitan la unidad en la lucha contra la globalización neoliberal y sus respectivos planes. Hoy más que nunca, la posición visionaria de Bolívar y Simón Rodríguez —entre otros— está presente y cada día que pasa, se hace más actual. Sólo se logrará la emancipación si nuestro continente Abya Yala marcha junto, enarbolando la bandera de la soberanía e independencia, porque al fin y al cabo, “para nosotros la patria es América”. Fuente: http://www.surysur.net/2012/07/enrique-contreras-ramirez-mas-alla-del-imperialismo/ --------------------------------------------------------------------------------- Más allá del imperialismo Por Enrique Contreras Ramírez Nos encontramos en presencia de un nuevo modelo económico-social superior al capitalismo, pues éste supera el concepto marxista del imperialismo. Estamos en presencia de la fusión del capital financiero con el capital industrial para formar conglomerados, que se apropian de los procesos productivos y del mercado, obteniendo un monopolio absoluto de la economía del planeta. Es bien sabido por todos los analistas económicos y políticos internacionales, que el nuevo ordenamiento del mundo deja atrás el viejo capitalismo, capitalismo que solo queda como reseña histórica de la acumulación de riqueza a través de la explotación de la fuerza de trabajo del hombre por el hombre, para adentrarse en un nuevo modo de producción excluyente en el marco del propio capitalismo, donde la ciencia y la tecnología juegan un papel determinante, encontrando y desarrollando nuevos procesos productivos, procesos productivos que se ubican dentro de unas nuevas relaciones técnicas de producción, obteniendo de esta manera el exclusivo monopolio de la producción y el mercado, trayendo como consecuencia adicional en todo el mundo, una gran masa desempleada que solo queda como testigo viviente y marginal de un “nuevo desarrollo” mejor conocido hoy como la globalización o mundialización, eliminando las fronteras entre naciones para aplastar la soberanía y la independencia de los pueblos, implantando el monopolio del mercado y obligando a las naciones del mundo a obedecer los mandatos hegemónicos del pensamiento único de su brazo ejecutor, representado en los grandes conglomerados del capital petrolero, capital financiero y el capital industrial. Las potencias con probada vocación imperial se debaten en la necesidad de controlar y definir un nuevo espacio geográfico (el control de los espacios) que responda a las realidades derivadas del momento que hoy vive el capitalismo globalizado. En ese panorama, la actual estrategia del pentágono norteamericano y de las multinacionales se inscribe en tres ejes diferentes que se manifiestan y superponen en la política definida después de la llamada guerra fría, para obstaculizar e impedir de manera decidida la posibilidad del resurgimiento o surgimiento de alguna potencia que ellos consideren rival, semejante a lo que fue la desaparecida Unión Soviética; de otro lado, la lucha global contra lo que ellos denominan terrorismo, las naciones que lo apoyan y también los que decidieron adquirir armas de destrucción masiva o ya se las procuraron; y la guerra iniciada el 7 de octubre del 2001 contra Afganistán y luego más tarde contra Irak, con sus repercusiones y prolongaciones. En medio de estos tres escenarios, no dejan de mirar los mundos asiáticos, chino, eslavo, indio y árabe —que los politólogos norteamericanos designan como el Sudoeste Asiático—. Y en lo que nos corresponde a nosotros, el espacio latino caribeño que intenta recolonizar, se expresa en el ALCA, Plan Puebla-Panamá y Plan Colombia. Es un nuevo modelo de dominación técnico-científico, cultural, ideológico, político, jurídico, militar y económico, somete a los pueblos del mundo especialmente a los subdesarrollados, a mantener sus economías maltrechas, endeudadas y sin las posibilidades mínimas de encontrar salidas dentro de éste “paradigma del desarrollo”, trayendo como consecuencia más hambre y miseria, mayor desnutrición en la población más joven, sobre todo en los sectores infantiles, menos posibilidades de empleo, vivienda, educación, salud, vestido, con una deuda externa en los países subdesarrollados que cada hora que pasa aumenta en montos que definitivamente la hacen impagable y que obliga a los pueblos a “vivir” en la más oscura e indigna pobreza, borrando de esta manera todo vestigio de una vida digna para las naciones. Ese nuevo reordenamiento del mundo a través de la llamada globalización, sigue requiriendo de la energía petrolera, del gas y el carbón para seguirse expandiendo en sus planes de dominación que no es otra cosa que la recolonización del planeta. A Estados Unidos, Rusia, China —entre otros países— no les importa lo que tengan que hacer para imponerse ante el resto de las naciones, con tal de conseguir la realización de sus ambiciosos planes imperiales. Para ellos les importa poco la ética social, no les interesa absolutamente para nada la necesidad de cuidar el medio ambiente, ni la coexistencia del hombre con la naturaleza. Explotar y explotar la tierra, parece ser su permanente y absurda ejecutoria, para exprimirla y sacarle la última gota con tal de obtener el máximo beneficio, no importa que en tal ejecutoria estén asesinando el planeta y junto a él, al hombre y su historia. Las nuevas guerras declaradas, avisadas y ejecutadas como las de Afganistán e Irak, y las que vendrán, hay que ubicarlas dentro de estos planes y no bajo los argumentos mentirosos de lucha contra el terrorismo, situación y posición ambivalente, pues el mundo sabe hoy más que nunca, que los planes de expansión de los países imperiales por el control de los espacios, no responden a los intereses de los pueblos invadidos, ni al concepto de justicia social, ni a los de la democracia y libertad, ni mucho menos a la solidaridad y el bien común entre las naciones, sino que constituyen en su más profunda intencionalidad, una conducta que sólo puede calificarse de terrorismo de estado, pisoteando la dignidad del hombre y de sus países, negando la independencia, la soberanía y por lo tanto la autodeterminación de las naciones. (Continuación: remitirse a la fuente)