lunes, 6 de abril de 2015

Ángel Gabilondo Pujol


Ángel Gabilondo Ángel Gabilondo Ángel Gabilondo 2011 (cropped).jpg Ángel Gabilondo en 2011. Escudo de España (mazonado).svg Ministro de Educación de España 7 de abril de 2009-22 de diciembre de 2011 Presidente José Luis Rodríguez Zapatero Predecesor Mercedes Cabrera (Educación, Política Social y Deporte) Sucesor José Ignacio Wert (Educación, Cultura y Deporte) Escudo de la Universidad Autónoma de Madrid.svg Rector de la Universidad Autonoma de Madrid 2 de julio de 2002-3 de julio de 2009 Predecesor Raúl Villar Lázaro Sucesor Jose María Sanz Martínez Datos personales Nacimiento 1 de marzo de 1949 (66 años) San Sebastián Partido Independiente (vinculado al PSOE) Ocupación catedrático de universidad Alma máter Universidad Autónoma de Madrid Ángel Gabilondo Pujol (San Sebastián, 1 de marzo de 1949) es un catedrático de universidad español. Entre 2009 y 2011 fue ministro de Educación sustituyendo a Mercedes Cabrera. Hasta entonces era rector de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), miembro del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de dicha universidad y presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE). Está casado y tiene dos hijos. Es hermano del periodista Iñaki Gabilondo y tío de Estíbaliz Gabilondo. Ángel Gabilondo es el quinto de nueve hermanos. Su familia era muy conocida en San Sebastián, al ser su padre propietario de una carnicería de la ciudad. Gabilondo estudió con los corazonistas de San Sebastián. Posteriormente ingresó en la congregación del Sagrado Corazón, fraile de los Hermanos del Sagrado Corazón hasta 1979, en que una crisis espiritual le llevó a convalidar sus estudios y a abandonar la misma, dio clases en diversos colegios de los corazonistas antes de abandonar.1 Ángel Gabilondo cursó sus estudios universitarios en la Universidad Autónoma de Madrid. En junio de 1980 se licenció en Filosofía y Letras con una nota de sobresaliente. El 20 de noviembre de 1980 consiguió el título de Licenciado con Grado por la UAM gracias a su tesina con una nota de sobresaliente y Premio Extraordinario. En los siguientes tres años se dedicó a elaborar su tesis doctoral, que leyó el 9 de febrero de 1983 consiguiendo la nota de sobresaliente con opción a premio. Su tesis se titulaba El concepto como experiencia y sistema en Hegel, para lo que residió un tiempo en Bremen y Bochum, y la desarrolló bajo la dirección del profesor Juan Manuel Navarro Cordón en el departamento de Metafísica en la Facultad de Filosofía y Letras de la UAM. Trayectoria profesional[editar] En el acto de apertura del curso académico 2010 Toda su carrera docente universitaria se ha desarrollado en la Universidad Autónoma de Madrid. Empezó el 1 de octubre de 1980 como profesor colaborador. El 1 de diciembre de 1982 pasó a ser Profesor Encargado, puesto que ocupó hasta el 31 de enero de 1983 cuando pasó a ser profesor adjunto interino de Metafísica, Ontología y Teodicea. Permaneció en el cargo hasta el 10 de marzo de 1986, cuando fue ascendido a Profesor Titular de Filosofía (Metafísica). Desde el 29 de abril de 2001 ostenta el título más alto en la facultad de letras, el de Catedrático en Filosofía. Hasta su nombramiento como ministro impartía las asignaturas de Metafísica, Hermenéutica y Teorías de la Retórica y de Pensamiento Francés Contemporáneo. Fue elegido rector de la UAM el 27 de abril de 2002. El lema de su campaña fue «hacer universidad de otro modo, sin exclusiones, innovadora y que se involucre en lo social». En 2006 fue reelegido para un segundo y último mandato, ya que los estatutos de la universidad limitaban la permanencia en el cargo a dos mandatos. Entre 2004 y 2006 fue elegido presidente la organización de responsables de las universidades de la Comunidad de Madrid, la Conferencia de Rectores de las Universidades Madrileñas (CRUMA). En octubre de 2007 pasó a presidir la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE). Gabilondo fue el único candidato que se presentó y obtuvo 58 votos de los 62 asistentes (la CRUE incluye a los rectores de 74 universidades, 50 públicas y 24 privadas). El 20 de febrero de 2015 fue nombrado como candidato para la presidencia de la Comunidad de Madrid por el Partido Socialista Obrero Español para las elecciones autonómicas del 25 de mayo de 2015.[cita requerida] Libros publicados[editar] Durante su etapa en la congregación del Sagrado Corazón, escribió el libro Enséñanos a amar. Catecismo del Sagrado Corazón (Ediciones Mensajero (Colección A.C.I.), Bilbao, 1969, ISBN 978-84-271-0419-8). Como divulgador de Filosofía, ha participado en la publicación de multitud de libros. De ellos, seis han sido escritos por él completamente: Dilthey: Vida, expresión e historia, Editorial Cincel, Madrid, 1988. El discurso en acción (Foucault y una ontología del presente), Editorial Anthropos, Barcelona, 1990. Trazos del eros: del leer, hablar y escribir, Editorial Tecnos, Madrid, 1997. Menos que palabras, Alianza Editorial, Madrid, 1999. La vuelta del otro. Diferencia, identidad y alteridad, Trotta y UAM, Madrid, 2001. Mortal de necesidad, Abada, Madrid, 2003. Alguien con quien hablar, Editorial Aguilar, Madrid, 2007. Contigo, Editorial Aguilar, Madrid, 2009. Palabras a mano, Editorial Seix Barral, Madrid, 2009. Sin fin, Editorial Aguilar, 2010. Darse a la lectura, Editorial RBA, 2013. Por si acaso: Máximas y mínimas, Editorial Espasa, 2014. Además, ha participado en 94 introducciones, traducciones y ediciones de muchos otros libros. Ponencias y conferencias presentadas[editar] Desde 1984, Gabilondo ha participado en ponencias y comunicaciones del ámbito de la filosofía. Ha tomado la palabra en instituciones como la Universidad Complutense de Madrid, Instituto Francés de Madrid, la Universidad de Granada, en el CSIC, la Universidad de Salamanca, el Círculo de Bellas Artes o el Instituto Cervantes de Roma. Entre los cursos y conferencias, ha visitado la Universidad Autónoma de Chapingo en México en 1994, la Universidad Nacional de Entre Ríos, la Universidad Católica de Santa Fe, la Universidad Nacional de Santiago del Estero, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de La Plata de Argentina en 1998. Participó en el I Encuentro Internacional de rectores de Universia: La Universidad Iberoamericana en la Sociedad del Conocimiento que tuvo lugar en Sevilla con una ponencia titulada Diez señas y un desafío [1] en 2005. Premios a su carrera[editar] El 2 de octubre de 1981 consiguió el 2º Premio Nacional de Terminación de Estudios, otorgado por el Instituto Nacional de Asistencia y Promoción del Estudiante. Así mismo obtuvo el Premio Extraordinario de Licenciatura, concedido el 15 de abril de 1983. El 22 de septiembre de 2011 recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En junio de 2011 recibió también la Medalla de Oro de la Universidad de Málaga, la máxima distinción de esta institución, por su trayectoria profesional y académica.2Wikipedia

Video invitado - Iñaki Gabilondo entrevista a Ángel Gabilondo

En el aire - Buenafuente entrevista a Ángel Gabilondo

Fort Apache - América Latina: ¿Un ejemplo para Europa?

PIZARRO Y LOS INCAS.wmv

Tupac Amaru II (Pelicula Peruana) completa

Túpac Amaru Autor: Felipe Pigna


Túpac Amaru
- History mx.tuhistory.com800 × 724 Autor: Felipe Pigna Justo es reconocer que el discurso del poder ha sido y es muy sabio. Decenas de generaciones de argentinos han crecido sabiendo cómo murió Túpac Amaru sin recordar cuál fue el motivo de su último suplicio. Así, el último Inca no ha quedado en el imaginario colectivo como el símbolo de la libertad americana sino como el más gráfico ejemplo del descuartizamiento. Todos los historiadores serios coinciden en señalar que se trató del movimiento social más importante de la historia colonial del continente. Y los más recalcitrantes hispanistas admiten que el imperio corrió un serio riesgo de desaparecer. Pero como los planteos de Túpac suenan tan actuales y como sus reivindicaciones sueñan aún hoy el sueño de los justos, sigue siendo prudente que la gente recuerde sólo lo que les pasa a los rebeldes cuando se toman demasiado en serio su rebeldía, sin interiorizarse demasiado de las injusticias atroces que condujeron al levantamiento que enarbolara los más justos reclamos. De un lado estaba la milenaria civilización incaica y sus herederos, que peleaban por lo suyo, por sus tierras, su cultura y su derecho a una vida digna. Del otro, la barbarie de los invasores, cuyo único dios era el oro, la plata y la codicia, que no reparaba en muertos. Los castigos inflingidos a la familia Túpac Amaru dejan muy en claro de qué lado de la ecuación civilización o barbarie estaba cada uno. Las reformas borbónicas, implementadas por Carlos III a fines del siglo XVIII, con su afán centralizador y recaudador, significaron un aumento del trabajo y la opresión de los indígenas. En el Perú en 1780, un descendiente de los incas, José Gabriel Condorcanqui, tomó el nombre del último emperador de los Incas, Túpac Amaru, que había sido asesinado por el virrey Francisco de Toledo, y encabezó una rebelión de indígenas y mestizos contra el poder español. Condorcanqui había nacido en el mes de marzo del año 1740 en la provincia peruana de Tinta, actual Perú. Heredó los cacicazgos de Pampamarca, Tungasuca y Surimaná y una importante cantidad de mulas, que lo convirtieron en un cacique de buena posición dedicado al transporte de mercaderías. Cuando acababa de cumplir 20 años, se casó con quien sería el amor de su vida, Micaela Bastidas Puyucawa. La creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 perjudicó seriamente al Virreinato del Perú. El cierre de los obrajes, la paralización de las minas y la crisis del algodón y el azúcar provocaron el incremento de la desocupación y la pérdida para miles de indígenas de sus míseros ingresos. Ante esta situación Túpac presentó una petición formal para que los indios fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas. Allí decía: “Entonces morían los indios y desertaban pero los pueblos eran numerosos y se hacía menos sensible; hoy, en la extrema decadencia en que se hallan, llega a ser imposible el cumplimiento de la mita porque no hay indios que las sirvan y deben volver los mismos que ya la hicieron...". Denunciaba los esfuerzos inhumanos a que eran sometidos, los largos y peligrosos caminos que debían andar para llegar hasta allí. Pedía también el fin de los obrajes, verdaderos campos de concentración donde se obligaba a hombres y mujeres, ancianos y niños a trabajar sin descanso. Denunciaba particularmente el sistema de repartimientos, antecedente del bochornoso pago en especie. La Audiencia de Lima, compuesta mayoritariamente por encomenderos y mineros explotadores, ni siquiera se dignó a escuchar sus reclamos. Túpac fue entendiendo que debía tomar medidas más radicales y comenzó a preparar la insurrección más extraordinaria de la que tenga memoria esta parte del continente. Los pobres, los niños de ojos tristes, los viejos con la salud arruinada por el polvo y el mercurio de las minas, las mujeres cansadas de ver morir en agonías interminables a sus hombres y a sus hijos, todos comenzaron a formar el ejército libertador. La primera tarea fue el acopio de armas de fuego, vedadas a los indígenas. Pequeños grupos asaltaban depósitos y casas de mineros. Así, el arsenal rebelde fue creciendo. Abuelos y nietos se dedicaban a las armas blancas, pelando cañas, preparando flechas vengadoras. Las mujeres tejían maravillosas mantas con los colores prohibidos por los españoles. Una de ellas será adoptada como bandera por el ejército libertador. Tiene los colores del arco iris y aún flamea en los Andes peruanos. La independencia propuesta por Túpac no era sólo un cambio político, implicaba modificar el esquema social vigente en la América española. Su movimiento produjo una profunda conmoción en el Perú, grandes transformaciones internas y amplias resonancias americanas. Decía un pasquín de la época: "muera el mal gobierno; mueran los ministros falsos, y viva siempre La Plata…. Y mueran como merecen los que a la justicia faltan y los que insaciables roban con la capa de aduana". Los elevados impuestos y los nuevos repartimientos realizados a la llegada del virrey Agustín de Jáuregui decidieron a Condorcanqui a comenzar la rebelión. La ocasión se presentó cuando el obispo criollo Moscoso excomulgó al corregidor de Tinta, Antonio de Arriaga, individuo particularmente odiado por los indios. El 4 de noviembre de 1780, Túpac Amaru, con su autoridad de cacique de tres pueblos, mandó detener a Arriaga, y lo obligó a firmar una carta donde pedía a las autoridades dinero y armas y llamaba a todos los pueblos de la provincia a juntarse en Tungasuca, donde estaba prisionero. Le fueron enviados 22.000 pesos, algunas barras de oro, 75 mosquetes, mulas, etcétera. Tras un juicio sumario, Arriaga fue ajusticiado en la plaza Tungasuca el 10 de noviembre, en la misma plaza donde había torturado y enviado al cadalso a tantos inocentes. Túpac Amaru emitió un bando reivindicando para sí la soberanía sobre estos reinos que decía: “los Reyes de Castilla me han tenido usurpada la corona y dominio de mis gentes, cerca de tres siglos, pensionándome los vasallos con insoportables gabelas, tributos, piezas, lanzas, aduanas, alcabalas, estancos, catastros, diezmos, quintos, virreyes, audiencias, corregidores, y demás ministros: todos iguales en la tiranía, vendiendo la justicia en almoneda con los escribanos de esta fe, a quien más puja y a quien más da, entrando en esto los empleos eclesiásticos y seculares, sin temor de Dios; estropeando como a bestias a los naturales del reino; quitando las vidas a todos los que no supieren robar, todo digno del más severo reparo. Por eso, y por los clamores que con generalidad han llegado al Cielo, en el nombre de Dios Todopoderoso, ordenamos y mandamos, que ninguna de las personas dichas, pague ni obedezca en cosa alguna a los ministros europeos intrusos”. Por donde pasaba el ejército libertador se acababa la esclavitud, la mita y la explotación de los seres humanos. El 18 de noviembre de 1780 se produjo la batalla de Sangarará. En este primer combate, las fuerzas rebeldes derrotaron al ejército realista. A partir de entonces, la rebelión tomó un carácter más radical con un líder a la altura de las circunstancias que proponía: "Vivamos como hermanos y congregados en solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los españoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en estas tierras y de un mismo origen". Unos 100.000 indios en una extensión de 1500 kilómetros, de Salta al Cuzco, se dispusieron a seguir al rebelde. En uno de sus manifiestos decía Túpac: “Un humilde joven con el palo y la honda y un pastor rústico libertaron al infeliz pueblo de Israel del poder de Goliat y faraón: fue la razón porque las lágrimas de estos pobres cautivos dieron tales voces de compasión, pidiendo justicia al cielo, que en cortos años salieron de su martirio y tormento para la tierra de promisión. Mas al fin lograron su deseo, aunque con tanto llanto y lágrimas. Mas nosotros, infelices indios, con más suspiros y lágrimas que ellos, en tantos siglos no hemos podido conseguir algún alivio (...) El faraón que nos persigue, maltrata y hostiliza no es uno solo, sino muchos, tan inicuos y de corazones tan depravados como son todos los corregidores, sus tenientes, cobradores y demás corchetes: hombres por cierto diabólicos y perversos que presumo nacieron del caos infernal y se sustentaron a los pechos de harpías más ingratas, por ser tan impíos, crueles y tiranos, que dar principio a sus actos infernales seria santificar... a los Nerones y Atilas de quienes la historia refiere sus iniquidades... En éstos hay disculpas porque, al fin, fueron infieles; pero los corregidores, siendo bautizados, desdicen del cristianismo con sus obras y más parecen ateos, calvinistas, luteranos, porque son enemigos de Dios y de los hombres; idólatras del oro y de la plata. No hallo más razón para tan inicuo proceder que ser los más de ellos pobres y de cunas muy bajas”. Decía un copla española anónima de 1870: “Si triunfaran los indios nos hicieran trabajar del modo que ellos trabajan y cuanto ahora los rebajan nos hicieran rebajar. Nadie pudiera esperar Casa, hacienda ni esplendores, Ninguno alcanzará honores Y todos fueran plebeyos: Fuéramos los indios de ellos Y ellos fueran los señores.” El 23 de diciembre de 1780 se dirigió especialmente a los criollos en una proclama donde les hizo saber que “viendo el yugo fuerte que nos oprime con tanto pecho [impuestos] y la tiranía de los que corren con este cargo, sin tener consideración de nuestras desdichas, y exasperado de ellas y de su impiedad, he determinado sacudir el yugo insoportable y contener el mal gobierno que experimentamos de los jefes que componen estos cuerpos, por cuyo motivo murió en público cadalso el corregidor de Tinta, a cuya defensa vinieron de la ciudad del Cuzco una porción de chapetones, arrastrando a mis amados criollos, quienes pagaron con sus vidas su audacia. Sólo siento lo de los paisanos criollos, a quienes ha sido mi ánimo no se les siga ningún perjuicio, sino que vivamos como hermanos y congregados en un cuerpo, destruyendo a los europeos”. Los rebeldes parecían imparables. Manuel Godoy, estrecho colaborador del rey Carlos IV, cuenta en sus memorias: “Nadie ignora cuánto se halló cerca de ser perdido, por los años de 1780 y 1781, todo el Virreinato del Perú y una parte del de la Plata, cuando alzó el estandarte de la insurrección el famoso Condorcanqui, más conocido por el nombre de Túpac Amaru”. La gravedad de la situación llevó a los virreyes de Lima y Buenos Aires a unir sus fuerzas. Vértiz y su colaborador, el inefable Marqués de Sobremonte le escribían en estos términos al virrey del Perú:“ el buen orden y estado pacífico consistiría en extirpar el ambicioso origen de todos los males que padecen los pueblos, segando la cabeza del rebelde José…”. La Iglesia, los criollos y los europeos cerraron filas para enfrentar el peligro. Túpac entendió tempranamente que su rebelión no podría triunfar sin el apoyo de criollos y mestizos, pero los propietarios nacidos en América no se diferenciaban demasiado de sus colegas europeos. Formaban parte de la estructura social vigente, que basaba su riqueza en la explotación del trabajo indígena en las minas, haciendas y obrajes. Tras el triunfo de Sangarará, Túpac Amaru cometió el error de no marchar sobre Cuzco, como le aconsejaba su compañera y lugarteniente Micaela, y regresar a su cuartel general de Tungasuca, en un intento de facilitar una negociación de paz. Los virreyes de Lima y Buenos Aires lograron reunir un ejército de 17.000 hombres al mando del visitador general, José Antonio Areche, quien llevó adelante una feroz campaña terrorista de saqueo de pueblos y asesinato indiscriminado de todos sus habitantes, logrando que muchos desertaran del ejército rebelde y facilitando la derrota definitiva de los insurrectos. Con la llegada al Cuzco del visitador Areche y el inspector general José del Valle la situación se desequilibró en perjuicio de los rebeldes. Túpac intentó todavía dar un golpe de mano atacando primero, pero el ejército realista fue advertido por un prisionero escapado y el golpe fracasó. La noche del 5 al 6 de abril se libró la desigual batalla entre los dos ejércitos. Según un parte militar “fueron pasados a cuchillo más de mil y derrotado el resto enteramente”. Al verse perdido Túpac Amaru intentó la fuga, pero fue hecho prisionero -gracias a la traición de su compadre Francisco Santa Cruz- y trasladado al Cuzco. El visitador Areche entró intempestivamente en su calabozo para exigirle, a cambio de promesas, los nombres de los cómplices de la rebelión. Túpac Amaru le contestó con desprecio: “Nosotros dos somos los únicos conspiradores; Vuestra merced por haber agobiado al país con exacciones insoportables y yo por haber querido libertar al pueblo de semejante tiranía. Aquí estoy para que me castiguen solo, al fin de que otros queden con vida y yo solo en el castigo.” Túpac fue sometido a las más horribles torturas durante varios días. Se le ataron las muñecas a los pies. En la atadura que cruzaba los ligamentos de manos y pies fue colgada una barra de hierro de 100 libras e izado su cuerpo a 2 metros del suelo causándole el dislocamiento de uno de sus brazos. Túpac no delató a nadie. Se guardó para él y la historia el nombre y la ubicación de sus compañeros. El siniestro visitador Areche debió reconocer el coraje y la resistencia de aquel hombre extraordinario en un informe al virrey donde dejaba constancia de que a pesar de los días continuados de tortura, “el inca Túpac Amaru es un espíritu y naturaleza muy robusta y de una serenidad imponderable”. El 17 de mayo de 1781 Túpac Amaru fue condenado a muerte. La condena alcanzó a toda su familia ya que recomendaba que fuera exterminada toda su descendencia, hasta el cuarto grado de parentesco. La condena redactada por el Visitador Areche, era todo un manifiesto ideológico y llegaba a prohibir todo vestigio de la cultura incaica: “…se prohíben y quitan las trompetas o clarines que usan los indios en sus funciones, y son unos caracoles marinos de un sonido extraño y lúgubre, y lamentable memoria que hacen de su antigüedad; y también el que usen y traigan vestidos negros en señal de luto, que arrastran en algunas provincias, como recuerdos de sus difuntos monarcas, y del día o tiempo de la conquista, que ellos tienen por fatal, y nosotros por feliz, pues se unieron al gremio de la Iglesia católica, y a la amabilísima y dulcísima dominación de nuestros reyes. Y para que estos indios se despeguen del odio que han concebido contra los españoles, y sigan los trajes que les señalan las leyes, se vistan de nuestras costumbres españolas, y hablen la lengua castellana”. El 18 de mayo de 1781, los rebeldes quedaron expuestos a los “civilizadores”, que los descuartizaron. A continuación transcribimos textualmente el relato de la muerte de la familia Túpac Amaru contada por sus asesinos: “El viernes 18 de mayo de 1781, después de haber cercado la plaza con las milicias de esta ciudad del Cuzco... salieron de la Compañía nueve sujetos que fueron: José Verdejo, Andrés Castelo, un zambo, Antonio Oblitas (el que ahorcó al general Arriaga), Antonio Bastidas, Francisco Túpac Amaru; Tomasa Condemaita, cacica de Arcos; Hipólito Túpac Amaru, hijo del traidor; Micaela Bastidas, su mujer, y el insurgente, José Gabriel. Todos salieron a un tiempo, uno tras otro. Venían con grillos y esposas, metidos en unos zurrones, de estos en que se trae la yerba del Paraguay, y arrastrados a la cola de un caballo aparejado. Acompañados de los sacerdotes que los auxiliaban, y custodiados de la correspondiente guardia, llegaron al pie de la horca, y se les dieron por medio de dos verdugos, las siguientes muertes: A Verdejo, Castelo, al zambo y a Bastidas se les ahorcó llanamente. A Francisco Túpac Amaru, tío del insurgente, y a su hijo Hipólito, se les cortó la lengua antes de arrojarlos de la escalera de la horca. A la india Condemaita se le dio garrote en un tabladillo con un torno de fierro... habiendo el indio y su mujer visto con sus ojos ejecutar estos suplicios hasta en su hijo Hipólito, que fue el último que subió a la horca. Luego subió la india Micaela al tablado, donde asimismo en presencia del marido se le cortó la lengua y se le dio garrote, en que padeció infinito, porque, teniendo el pescuezo muy delgado, no podía el torno ahogarla, y fue menester que los verdugos, echándole lazos al cuello, tirando de una a otra parte, y dándole patadas en el estómago y pechos, la acabasen de matar. Cerró la función el rebelde José Gabriel, a quien se le sacó a media plaza: allí le cortó la lengua el verdugo, y despojado de los grillos y esposas, lo pusieron en el suelo. Le ataron las manos y pies a cuatro lazos, y asidos éstos a las cinchas de cuatro caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo que jamás se ha visto en esta ciudad. No sé si porque los caballos no fuesen muy fuertes, o porque el indio en realidad fuese de hierro, no pudieron absolutamente dividirlo después que por un largo rato lo estuvieron tironeando, de modo que lo tenían en el aire en un estado que parecía una araña. Tanto que el Visitador, para que no padeciese más aquel infeliz, despachó de la Compañía una orden mandando le cortase el verdugo la cabeza, como se ejecutó. Después se condujo el cuerpo debajo de la horca, donde se le sacaron los brazos y pies. Esto mismo se ejecutó con las mujeres, y a los demás les sacaron las cabezas para dirigirlas a diversos pueblos. Los cuerpos del indio y su mujer se llevaron a Picchu, donde estaba formada una hoguera, en la que fueron arrojados y reducidos a cenizas que se arrojaron al aire y al riachuelo que allí corre. De este modo acabaron con José Gabriel Túpac Amaru y Micaela Bastidas, cuya soberbia y arrogancia llegó a tanto que se nominaron reyes del Perú, Quito, Tucumán y otras partes...” Dice Valcárcel que en ese momento el pequeño Fernando Túpac Amaru1 de 10 años de edad, que fue obligado a presenciar el sacrificio de sus padres y hermanos, “dio un grito tan lleno de miedo externo y angustia interior que por mucho tiempo quedaría en los oídos de aquellas gentes...” Un documento español titulado “Distribución de los cuerpos, o sus partes, de los nueve reos principales de la rebelión, ajusticiados en la plaza del Cuzco, el 18 de mayo de 1781” nos exime de todo comentario: José Gabriel Túpac-Amaru. Micaela Bastidas, su mujer. Hipólito Túpac-Amaru, su hijo. Francisco Túpac-Amaru, tío del primero. Antonio Bastidas, su cuñado. La cacica de Acos. Diego Verdejo, comandante. Andrés Castelo, coronel. Antonio Oblitas, verdugo. Tinta La cabeza de José Gabriel Túpac-Amaru. Un brazo a Tungasuca. Otro de Micaela Bastidas, ídem. Otro de Antonio Bastidas, a Pampamarca. La cabeza de Hipólito, a Tungasuca. Un brazo de Castelo, a Surimana. Otro a Pampamarca. Otro de Verdejo, a Coparaque. Otro a Yauri. El resto de su cuerpo, a Tinta. Un brazo a Tungasuca. La cabeza de Francisco Túpac-Amaru, a Pilpinto. Quispicanchi Un brazo de Antonio Bastidas, a Urcos. Una pierna de Hipólito Túpac-Amaru, a Quiquijano. Otra de Antonio Bastidas, a Sangarará. La cabeza de la cacica de Acos, a ídem. La de Castelo, a Acamayo. Cuzco El cuerpo de José Gabriel Túpac-Amaru, a Picchu. Ídem el de su mujer con su cabeza. Un brazo de Antonio Oblitas, camino de San Sebastián. Carabaya Un brazo de José Gabriel Túpac-Amaru. Una pierna de su mujer. Un brazo de Francisco Túpac-Amaru. Azangaro Una pierna de Hipólito Túpac-Amaru. Lampa Una pierna de José Gabriel Túpac-Amaru, a Santa Rosa. Un brazo de su hijo a Iyabirí. Arequipa Un brazo de Micaela Bastidas. Chumbivilcas Una pierna de José Gabriel Túpac-Amaru, en Livitaca. Un brazo de su hijo, a Santo Tomás. Paucartambo El cuerpo de Castelo, en su capital. La cabeza de Antonio Bastidas. Chilques y Masques Un brazo de Francisco Túpac-Amaru, a Paruro. Condesuyos de Arequipa La cabeza de Antonio Verdejo, a Chuquibamba. Puno Una pierna de Francisco Túpac-Amaru, en su capital. Las partes de su cuerpo fueron colocadas en picas en las ciudades en las que había triunfado el intento revolucionario. Pero a pesar de la barbarie, los asesinos de Túpac Amaru y de su familia ya no podrían descansar tranquilos. Años después de perpetrada su masacre, en todo el territorio americano era otro el catecismo que se leía, eran otras las enseñanzas que se aprendían; la dignidad comenzaba a campear y el habitante originario iba a acostumbrándose a caminar erguido. Los revolucionarios de 1810 serán llamados “tupamaros” por los documentos españoles de la época y este calificativo será asumido con orgullo por los rebeldes, que lo harán propio, como lo señala la copla anónima de aquellos años: Al amigo Don Fernando Vaya que lo llama un buey Porque los Tupamaros No queremos tener rey. Referencias: 1 Fernando Túpac Amaru, hijo de José Gabriel, fue pasado por debajo de la horca, y desterrado por toda su vida a uno de los presidios de África.FELIPE PIGNA-EL HISTORIADOR

Remedios Caseros Para Eliminar Los Piojos Para Siempre Por Mauro Dominguez


Remedios Caseros Para Eliminar Los Piojos Para Siempre Por Mauro Dominguez -abr 2, 2015 Los piojos suelen afectar a los más pequeños de la casa, los cuales se infectan en la escuela, esto no significa que no tengan una buena higiene en la cabeza. Anuncio Pero se propagan con gran facilidad y si un compañero del salón está infectado, puede contagiar el salón en pocos días, a muchos padres les da vergüenza reconocer que sus hijos tienen piojos, pero le puede suceder a cualquiera. Para eliminar los piojos existen shampoo’s especiales y el precio de ellos varía. En caso de que no cuentes con los recursos para hacerte de uno, no te preocupes, existen remedios caseros para eliminar los piojos. Anuncio Como eliminar los piojos para siempre Eliminar piojos Vinagre de manzana vinagre de manzana El vinagre de manzana te será muy útil para eliminar los piojos, aunque deberás tomar en cuenta que si ya están muy crecidos no te ayudará al 100%. Lo que debes hacer es mezclar el vinagre de manzana con un poco de agua caliente a partes iguales, después deberás aplicarlo con el cabello seco, dejas reposar un rato y verás como van brotando los piojos, utiliza un peine para que vayan cayendo y por último enjuaga el cabello. Repetir este paso al siguiente día en caso de que se detecten más piojos. Infusión de romero infusión de romero Seguramente en tu casa o en la de algún familiar tienen alguna maceta de romero, en caso de no tenerla no te preocupes, la puedes conseguir fácilmente. Una vez que la tengas vamos a hacer una infusión de romero, para ello deberás poner agua a hervir, añadirlas y dejarlas reposar. Cuando detectes que el agua no está demasiado caliente es el momento indicado para aplicarlo en la cabeza y remueve bien el pelo, hasta las raíces. Aceite de coco aceite de coco Si has utilizado el vinagre de manzana para eliminar los piojos para siempre, es recomendable que después utilices un aceite de coco, ya que este ayudará a que el cabello no tenga un mal olor. Aunque si no has realizado lo del vinagre no te preocupes, el aceite de coco sirve para eliminar los piojos, lo dejas durante 15 minutos y después enjuagar con agua tibia.
Para evitar que el niño se siga contagiando recomendamos que se lave toda la ropa que haya utilizado, así como la ropa de cama, esto para evitar que se siga infectando. Por último, si utilizas productos químicos lo recomendable es utilizar guantes y evitar que tenga contacto con los ojos de la persona afectada.