viernes, 10 de junio de 2016

CAPÍTULO VEINTITRES - RODOLFO BENAVIDES


Considerado a primera vista y sin más antecedentes, esto parece carecer de importancia. Sin embargo, visto a nivel mundial y mirando hacia las nuevas generaciones del futuro cercano, las cosas cambian por completo. Los expertos en estas disciplinas afirman que la ten- dencia al enfriamiento general, aunque un poco lenta en su comienzo, parece ir acelerándose. Aseguran que de aumentar el enfriamiento general medio en el hemisferio Norte un grado y medio o poco más se propiciaría la formación de grandes extensiones heladas, a partir de las cuales se precipitaría rápidamente la formación de capas de hielo y luego la quinta glaciación, quizá para todo el mundo o a! menos para lodo el hemisferio Norte. De ser asi las cosas, se repe- tirán nuevamente los éxodos y las angustias que hubieron durante la precedente Era de Acuario. Todos estos fenómenos de que venimos hablando, referentes a glaciaciones, ¿no implican agua en abundancia? ¿Y no está el agua en estrecha relación con la constelación de Acuario'9 ¿Qué pueblo antiguo pudo vivir esos fenómenos hace 25 o 26,000 años para imagi- nar la idea y luego la figura de un aguador como forma de una cons- telación zodiacal que coincide en el tiempo con la época de las glacia- ciones, o por lo menos con importantes glaciares? Hoy día los agnósticos o los escépticos, que por lo general miran el asunto muy a la ligera, han atribuido las formas de las constelacio- (263) nes zodiacales a un sentimiento primitivo de adoración a las estrellas, entendidas como dioses vigilantes de la conducta humana. Sin embargo, hubo un pueblo inteligente que dio formas ideales en el cielo a un agrupamiento visible de estrellas. Pero con ello estaba aludiendo claramente a acontecimientos terrestres, siendo esa una manera simbólica de escribir páginas de la historia del mundo, para uso de las generaciones venideras —en este caso nosotros— aunque todavía no sepamos leer en ellas. Epilogo de este capítulo Las escuelas iniciáticas y ocultistas afirman que muchos de los que hoy arrastran su cuerpo físico al que llaman Vida, también lo arrastraron y vivieron en los dias ya lejanos de gloria de Atlántída. En aquel entonces, de una u otra manera, contribuyeron a la destruc- ción de aquella tierra. Por ello, en la actualidad, el solo hecho de saber de estas cosas les despierta la memoria espiritual y el dolor entonces sufrido asi como el sentimiento de responsabilidad que tuvieron por ese pasado: signo y advertencia de lo que puede suceder en e! cercano futuro. (264)