viernes, 10 de junio de 2016

CAPÍTULO VEINTISIETE - RODOLFO BENAVIDES


Éxodo El texto citado del profesor Martínez Paredes, asi como la leyen- da tahitiana, demuestran sin lugar a dudas que efectivamente hubo una catástrofe gigantesca, muy superior a una simple inundación o diluvio. Tan gigantesca, que los seres humanos, organizados antes en vida social de grupo, tai vez de raza, tuvieron que huir del sitio en que normalmente habían vivido y desarrollado su cultura hasta antes del cataclismo. Quizá huyeron de manera desordenada en busca de un refugio de salvación, cada cual a su manera y según sus personales posibilidades. Por lo que se aprecia en la descripción, seguramente no eran nativos de América continental, pues, de haberlo sido, a estas alturas ya se habrían encontrado las huellas, los antecedentes del arranque de su vida, el principio de su evolución. De los mayas se sabe que vsu nebuloso principio» —como dice Víctor W. Von Hagen en su libro El mundo de ios mayas— no va más allá de 2,000 años a. de C. Y es nebuloso, porque su principio verda- dero no estuvo en América. No se sabe de dónde salieron, ni por qué al liegar, en precarias condiciones de náufragos, tuvieron que empe- zar su vida partiendo de cero, y hacer frente a las más elementales necesidades de buscar alimentos. De hecho los frutos que encontra- ron les resultaron desconocidos, entre ellos el maíz, que parece ser que les salvó la vida, de donde procede su posterior adoración. Veamos algo más de lo que afirma el profesor Domingo Martí- nez Paredes: "„.Diversas teorías se sostienen respecto del lugar original donde arrancaron los hombres para dirigirse a este conlinenie (América). F.ntre citas se encuentra la referente a! paso del Eslrecho de Bering como d sitio más seguro, pero también se habla de que es probable que hayan venido del Pacifico. En esla forma parece resolverse este problema de la migración; pero lainbién tenemos oirá teoría que nosüirui. creemo.s posible de aceptar y es que. allá en el fondo del (278) Golfo de México, hayan existido tierras en las cuales los preamerica- nos habitaron y tuvieron sus pueblos. Existe et hecho de que frente a las costas de la península (Yucatán), se extiende la llamada plataforma continental que se calcula en no menos de 300 kilómetros, con diversas profundidades, lo cual indica que efectivamente la actual península de Yucatán, por lo que geológi- camente se manifiesta, estuvo sumergida bajo el mar en repetidas ocasiones y que, en su aspecto geográfico actual, dependió de su últi- ma inmersión del fondo de las aguas. El Popol Vüh dice: "Como la neblina, como la nube y como una pol- vareda fue la creación cuando surgieron del agua las montañas," Como ya habrá notado el lector, la descripción anterior es un magnífico escenario de lo que sucedió y cómo sucedió, aunque fuera tomada como génesis del mundo. Probablemente no fue nada más que el principio de una nueva vida, después de un cataclismo que pudo no haber sido de un día o de unos pocos días, sino tal vez muy prolongado, quizá de meses y hasta años. Eso explicaría las diferen- cias que se encuentran en los distintos fechamientos de acontecimien- tos semejantes en otras partes del mundo. Por su parte, el Códice Pérez contiene un relato que confirma lo antes dicho: "...Bolón Ti Ku creó, hizo aparecer al lagarto monstruo (Ilzam Cab Ain) para que acabase con ios seres vivientes del mundo cuando Si hundió el cielo y se hundió el Peten (Isla, o provincia), cuando empezó a sonar Oxiahun Ti Ku (se refiere al cielo que tapó a la diosa Luna), cuando hubo un cataclismo muy grande, cuando se Icvanlo el lagarto monstruo (el mar), lo cual ocurrió ai concluir una serie de Katunes (katún: 20 anos). Cotí un diluvio se acabaron los tiempos,,. Se cambió la rosa de los vientos (¿cambio de los polos'.') y se hundie- ron ciclos y tierra- En ese Katun. en el día 30 Oc. llegó aqui. En el dia Cimi acabó todo. Se dijo que los cuatro dioses Bacanes fueron los que destruyeron la Tierra. Después de este cataclismo se puso cu d árbol Imix rojo, que es uno de los sostenct. del cielo y que es el signo del amanecer. Este es e] Baca que se desvió. Kan Xib. el padre, plantó el Imix Blanco, al Norte, y dice Zac Xib Chac, que es señal de destrucción (¿hielos polares?). Se plantó el árbol Imix Negro al poniente del Peten, señal de cataclismo, y plantó el árbol Imix Amari- (278) llo al Sur del Peten, señal de destrucción. Llegó Ahkanoyalmut y plantó e! árbol Imix Verde en medio de la tierra, señal de destruc- ción.» Suponemos que, después de haber leído este texto, el lector, por si solo, habrá sacado ya sus propias conclusiones. Si aparecen tan admirablemente detallados los fenómenos, es seguramente porque fueron sufridos en carne propia. Esto debió de ocurrir hace más de 6,000 años, o sea, durante la constelación de Tauro y según la Gran Pirámide, la fecha más aproximada es 6,660 años: he aquí cómo, por un canal completamente distinto, se viene a explicar aquello de Bestia de destrucción. Lamentaciones producidas por un desastre hace más de 6,000 años Las expresiones llenas de angustia y los escenarios en los que eso ocurrió demuestran que los seres humanos de ese entonces sufrie- ron un cataclismo, cuyas consecuencias el mismo relato pone a la vis- ta. Las descripciones, tan objetivas, sugieren que corresponde a una época en la que los pueblos mayas vivían ya plenamente una vida sedentaria y socialmente organizada. Todo fue destruido por los ele- mentos de la naturaleza enfurecida. Véase lo siguiente: "...y luego despenaron los astros y desde entonces despertó el mun- do... , ...aquellas creaturas no tenían padres, vivían una vida de miseria, eran seres sin vida... ...antes, el hombre vivia en la miseria, se alimen- taba de madera, no tenía sangre ni carne y nada se encontró para ali- mentarlo hasta que fue hallado el maíz ... por este motivo se llenaron de alegría, por haber encontrado aquel paraje lleno de cosas sabrosas y buenas donde abundaban las mazorcas amarillas y blancas, donde abundaban también el pataxte (un tipo de cacao) y el cacao, donde no se veian más que zapotales, anómalos, jocotales. matazanales y miel -, llenos de comidas Jugosas estaban los lugares que nombra Paxil y Cayalá... (del Popol Vuh).» (279) Creemos que no es necesario transcribir más textos al respecto para que se pueda observar que aquellas gentes llegaron efectiva- mente en muy malas condiciones a un sitio que jamás habían conoci- do antes. Cuando habla de que comian madera, tal vez esté refirién- dose a raices y plantas crudas. El Popol Vuh sigue diciendo a manera de historia: -...éste es, pues, el origen de tas grandes tribus (eran 13) como noso- tros las llamamos. Sólo de las principales hablaremos. Muchas otras salieron de cada grupo del pueblo, pero no escribiremos, sino sola- mente el lugar donde fueron engendradas, por donde se levanta el sol—» No es necesaria mucha imaginación para darse uno cuenta de que se está refiriendo al Océano Atlántico, o por lo menos a algún punto del Golfo de México o del Mar Caribe: eso si, siempre lejanos la costa donde Finalmente desembarcaron- Esto significa igualmente, que muchos grupos procedentes del mar llegaron a América en situa- ción de náufragos, huyendo de la muerte violenta- Todos pertenecian a una misma región, aunque tal vez no a una misma raza ni a un mis- mo tronco cultural, pues veamos lo que a este respecto dejaron dicho los quichés: "...ellos no tenían con qué mantener sus fuerzas, solamente elevaban los ojos a! cielo y no sabian qué habian venido a hacer tan tejos ,„ tuvieron noticias de un pueblo y alii se fueron .. Allí estuvieron entonces la gente negra y la gente blanca. Distintos eran sus pareci- dos y distintas sus lenguas, asi como el modo de ver y de oír de aque- lla gente ,.. Había muchos de eüos bajo el cielo, los habia también en los montes; pero no se tes distinguian ¡as caras, ni tenían casas: sola- mente iban por los grandes y pequeños montes, como locos, como poseídos de locura.,.» (traducción de A. Recinos), Algunos autores opinan que todo el Popol- Vuh se refiere al ori- gen del ser humano sobre la Tierra. Pensando asi, resulta que las experiencias antes presentadas son meramente pensamiento filosófi- co, aunque de gran profundidad. Otros autores encuentran en estos relatos clara influencia del Génesis bíblico. Por nuestra parte, pensa-(280) mos que los relatos son tan realistas, tan objetivos y tan claros en todos sus detalles que están describiendo verdaderamente hechos reales vividos angustiosamente por tos primeros relatores. Ciertamen- te, esto no es posible en el caso de hombres primitivos, pues recuérdese que no se han encontrado restos fósiles de seres humanos muy pri- mitivos: ni siquiera se remontan a fechas anteriores a los 12,000 años, época aproximada en la que parece haber ocurrido el primer cataclismo que se grabó parcialmente en la mente humana como dolorosa tradición. Asi, pues, al señalar tantos pueblos ese lugar... por donde se levanta el sol..., es de suponer sin exageración que se trate de una isla o continente que se hundió, convirtiéndose en fondo de algún mar, y que los náufragos supervivientes acabaron por desem- barcar en tierra firme, pero una tierra completamente desconocida. Tal desconocimiento sugiere que la isla o continente debía de estar muy retirado de las tierras que para los náufragos resultaron tan absolutamente desconocidas e ignoradas. Reflexiones Es muy cierto que algunos investigadores han interpretado que las descripciones del Popol-Vuh se refieren al principio del mundo. Pero hay que preguntarse: ¿Y qué otra cosa pudo ser para un pueblo que salía de una tan prolongada como indescriptible tragedia, para luego, con el alma adolorida por el sufrimiento, volver a ver ulos astros» y el sol y asi empezar una nueva vida con ios elementos de la naturaleza ya en calma? Por nuestra parte, suponemos que todos esos relatos se refieren más bien al final de una era que terminó de manera violenta y luego al principio de otra: aquella en la que el pueblo maya y, seguramente otros muchos pueblos, empezaron una nueva vida —distinta a la ante- rior, indudablemente— en un nuevo sitio, como ya hemos explicado antes. Esto venaría a justificar y a explicar la tradición religiosa de la muerte y renacer de los cuatro soles. Pero conviene tratar de fechar tan importante acontecimiento. Para ello, debemos repetir que los mayas hicieron los cálculos necesa-(281) ríos para conocer las influencias solares sobre la vida y asi dar forma a su astrologia y a su calendario astronómico, que tuvo base y princi- pio el año 3,113 a. de C-, aunque tal vez sea más aceptable esta tacha para datar su llegada a Honduras en su segunda y última época. Decimos esto, porque justamente la época anterior —según el decir del cronista Diego de Landa— duró 5,125 años. Así, pues, la fecha 3,113 seguramente se refiere a algún acontecimiento muy importante para ellos, como es la muerte y nacimiento de un sol, llamado nuevo sol o cuarto sol, o algo por el estilo. Probablemente, ellos dedujeron que el anterior murió en el cataclismo, debido a que permaneció ocul- to durante mucho tiempo. Lo dicho no es meramente fantasía y resulta comprensible si recordamos que los mayas empezaron su vida, ya como entidad cul- tural, hace más de 5,000 años. Pero el principio de su existencia como raza está mucho más atrás en el tiempo, por ejemplo, hace unos 25,000 anos. En efecto, los mayas tienen una estatura media de 1'60 metros, igual que los mongoles. Como ellos, tienen también la famosa y conocida mancha mongólica, distintivo de la raza, que consiste en una mancha oscura o púrpura oscura hacia la base de la columna vertebral, un poco por encima de las posaderas. Pues bien, curiosa- mente todos los indicios hacen pensar que los mongoles son origina- rios del continente de Mu o Lemuria, de modo que los mayas ven- drían a ser lemurianos en su primer origen: esto significaría que los mayas son unos 21,000 años mas viejos que Adán y Eva. Así, pues, el dalo señalado de 3,113 años a- de C. puede fechar su principio no como raza, ni siquiera como pueblo socialmente orga- nizado, sino el de su cronología histórica en su últuna época, que empezó con el nuevo sol al final del cataclismo. Los rituales posterio- res han sido solamente recordatorios de los acontecimientos ya en un sentido religioso. Es muy importante observar que con mucha cercanía a esa fecha —por no decir de manera simultánea—, llegaron los primera faraones a Egipto, constructores de pirámides y de templos. También contemporáneamente los súmenos saltaron bruscamente de una vida lacustre a una sociedad organizada como estado. Y en la India apare-(282) ció la filosofía hasta hoy vigente del alma y el espíritu, la reencarna- ción y el karma, la trinidad divina y los tres templos simbolizados en el hombre, etc. ¿Serán éstas, y otras muchas cosas que en este momento no se mencionan, meras casualidades? ¡Aceptarlo como tal seria conformarnos con muy poco!

CAPÍTULO VEINTISEIS - RODOLFO BENAVIDES


Aztecas Según los aztecas, la humanidad ha vivido cuatro periodos, épo- cas o edades conocidas por ellos antes de la presente. La edad en que estamos viviendo vendría a ser la quinta edad o quinto Sol. Estas épocas fueron medidas en tiempo por los aztecas de la siguiente manera: Primera época: Murió- la humanidad. La cronología azteca, según el Codex Vaticanus A-3738, dice que el primer ciclo de vida de la humanidad duró 4,008 años, habiendo terminado a causa de un Gran Diluvio. Segunda época: Renació la humanidad y vivió 4,010 años, terminan- do este segundo ciclo con un fuerte viento huracanado. Tercera época: Volvió a renacer la humanidad y vivió 4,801 años, terminando este ciclo con fuego que devastó la vida. Cuarta época: Nuevamente se rehizo la humanidad y vivió 5,042 anos habiendo terminado por hambre, miseria y ruina. Quinta época: Es la que estamos viviendo. Comenzó, según la cronología azteca, el año 75 T a.C. y terminará por »movimien- toa (terremotos). Como el lector puede apreciar fácilmente, los cuatro primeros períodos suman 17,861 años. Si a esto sumamos los 751 a. C., obten- dremos 18,612 años hasta el principio de la Era Cristiana. Curiosamente, la cifra 18,612 coincide con la Era de Escorpión, cuyo símbolo es maldad, veneno en la oscuridad. La siguiente constelación es Libra (balanza), símbolo de justicia, juicio y castigo. Le sigue Virgo, que al mismo tiempo es el final de la Edad, y su (271) símbolo es nueva y eterna vida. Todo esto aparece en la Gran Esfin- ge, cuya fecha está claramente señalada astronómicamente por el eje meridiano de la Gran Pirámide. Lo dicho demuestra que existe plena coincidencia entre los monumentos egipcios, la tradición de los soles maya y azteca y lo que dice el Bhagavata Purana, el antiguo libro sagrado de la India. De esto resulta que es una realidad que lo que se ha venido tomando por simples mitos y leyendas, son episodios verdaderamente . históricos. En los símbolos del Código Dresden figura la afirmación de que el mundo fue destruido por un diluvio. Por su parte, los mayas afir- man lo mismo. El obispo español que llegó con los conquistadores, Diego de Landa, el más importante relator de las tradiciones y cos- tumbres mayas, dejó escrito que los nativos mayas le aseguraron que "...los dioses que sostenían la Tierra se salvaron cuando el mundo fue destruido por cuarta vez, y que en esos días se estaba viviendo la quinta creación-,," Por lo que se ha venido diciendo en este capítulo, se aprecian varias fuentes distintas de información. Por consiguiente, no pueden ser meras invenciones del pensamiento primitivo de los mayas, ni de ninguna otra raza o pueblo. En Grecia —y la referencia corresponde a una época que puede ser contemporánea al diluvio de los mayas- se afirmaba igualmente que la ira de Zeus contra la impiedad de los hijos de LÍcaón habia precipitado un Gran Diluvio. Tal vez no sea necesario decir que estos relatos mayas y griegos coinciden notablemente en tiempo v en escenario con et relato acadio de GÍlgamesh, relato que muchos siglos después fue" incluido en el Antiguo Testamento como historia propia de los hebreos, y así se ha perpetuado en nuestra memoria hasta hoy día. Debido a todas estas coincidencias, se puede afirmar que hubo realmente una gigantesca catástrofe que afectó muy seriamente a la vida del ser humano a escala mundial, catástrofe en la que hubo particularmente agua. Lo diiicil ahora es poder señalar fechas, siquie- ra sean aproximadas, que es lo que a continuación se intentará. (272) El Diluvio de Noé Noé vivió hacia el año 2944 a. de C. (dato del diccionario bibli- co), época en la que los egipcios estaban en su tercera dinastía, en cuya época la Gran Esfinge tenía ya varios siglos de existencia. Otro tanto sucedía con ta pirámide de Sakará, y tal vez ya se estaba en los preparativos para la construcción de la Gran Pirámide. Estamos, pues, en una época completamente histórica. Después de las consideraciones anteriores, el diluvio de que habla la Biblia no pudo haber sido mundial, pues de Egipto y de Mesopotamia ya se sabe lo suficiente como para poder identificar un fenómeno de esa magnitud. En cambio, si es perfectamente posible que los ríos Tigris y Eufrates en la Mesopotamia se desbordasen, pro- duciendo una catastrófica inundación en toda su zona de influencia y de manera particular en las desembocaduras de dichos ríos, es decir, hacia Suiner, que es donde probablemente vivieron los hebreos antes de irse a Canaán en busca de la tierra de leche y miel. Esas inundacio- nes eran muy frecuentes en la Mesopotamia. Hay que pensar, pues que la Biblia se refiere a algo de eso cuando habla de un diluvio. A este respecto hay un libro muy importante titulado Y la Biblia tenia razón.... de W. Keller, en el que se explican detalladamente estos pro- blemas referentes a las inundaciones de los ríos Eufrates y Tigris. Pero, además, el asunto ya está muy investigado en las tablillas de barro con escritura cuneiforme, cuyo relato deja bien claro que el diluvio de Gilgamesh ocurrió muchos siglos antes de que naciera Noé. De este relato nace la probabilidad de que ocurriera hace más de 6,00üaños, tal vez hacia 6,660. Tal fecha coincidiría con el final de la regencia de la constelación de Gémmis, que cerró el sexto milenio (aproximadamente) de ia edad de Leo, para dar principio a la Constelación de Tauro, tercer símbolo de la Gran Esfinge. De nuevo vemos que la Gran Esfinge no es un simple monumento levantado a la vanidad, sino un símbolo de la mayor trascendencia, que, iamentablemente, hasta hoy no hemos entendido todavía. En apoyo a nuestra suposición de que el diluvio relatado por (273) Gilgamesh, muchísimos siglos antes de Noé, fue verdaderamente uni- versal, véase lo que dice el Popal Vuh. «...una inundación fue producida por el corazón del cielo; un gran diluvio se formó. Y por este motivo, se oscureció la faz de la Tierra y comenzó una lluvia negra de lodo y de materias en suspensión, debi- do al paulatino enfriamiento de la masa incandescente, así como de la atmósfera... Había entonces muy poca claridad sobre la faz de la Tie- rra, aún no habia Sol, aún no se veia la cara al Sol ni a la Luna ni a las estrellas y aún no habia amanecido, porque aún no se habia mani- festado, ni se ostentaba la claridad del Sol ni de la Luna. Hasta enton- ces no habia ni una gota de agua.-“ ¿No está hablando este dramático relato con bastante claridad de un gigantesco cataclismo con lluvia negra de lodo? Obviamente se trató de ceniza volcánica, producto de erupciones, mezclada con la lluvia. Aunque esto es posible en Guatemala, no parece ser posible en Yucatán, además de que por ese entonces los mayas todavía no habían llegado a las costas de América. Por tal motivo, el fenómeno antes relatado debió de ocurrir en tierras que no eran lo que hoy conocemos por América. Si dicho fenómeno hubiera ocurrido en una sola región de cual- quier parte del mundo, carecería de importancia citarlo, ya que volca- nes, erupciones y abundantes lluvias los ha habido siempre y algunos de ellos con mucha historia. Pero es que el Fenómeno que nos ocupa en estos momentos parece haber afectado a todo el mundo y al mis- mo tiempo. A nuestro juicio, lo peor de todo, y que queremos subrayar, es que todo eso ocurrió como una repetición a plazo fijo de algo muy semejante ocurrido unog 6,660 años antes. Esto es lo que nos hace suponer que, transcurrido un lapso semejante al anterior, volverá a ocurrir el nuevo cataclismo. I Mirando asi las cosas, recordemos que el primer cataclismo qut creemos haber detectado ocurrió hace 12,000-13,000 años, y el segundo hace más de 6,000 años y dentro de la vigencia de la constela- ción de Tauro. Cuanto más profundiza el pensamiento en la investigación, van apareciendo más y más importantes datos que demuestran que las (274) constelaciones zodiacales son como un reloj o calendario que va indi- cando cuándo sucedió algo de origen cósmico con naturales efectos sobre todas las manifestaciones de la vida, en primer lugar, la del hombre y, lógicamente, la de las especies animales irracionales, pro- duciendo mutaciones en ellas. La mente se ve asi asediada por un pensamiento recurrente: algunos de esos casos y acontecimientos ocurrieron ya varias veces de manera periódica, lo cual significa que a su tiempo volverán a ocurrir. Efectivamente, el diluvio de hace más de 6,000 años y menos de 7,000 no debió de ser un fenómeno aislado en alguna región, sino uno de los muchos elementos que constituyeron el cataclismo. Miran- do asi las cosas se entiende mejor el dramático relato de los mayas antes transcrito. Abundando en lo dicho, el profesor Martínez Paredes dice: "...su infierno (el de los mayas), no es la hoguera, el fuego, sino la frialdad, las nieves, los hielos, porque también esto pertenece a una amarga experiencia que la naturaleza les hizo pasar y sufrir con las glaciaciones y desglaciaciones- (...) Este es el motivo de por qué los pueblos preamericanos siempre tuvieron ese sentido del miedo y de terror a las regiones del Norte, y a este punto cardinal le pusieron bajo la advocación de la deidad Zac Uaye Yaab, o sea "aquí donde abunda lo blanco", refiriéndose a los hielos y nieves que reinan en esta región. También hay que observar que la palabra Uay o Uaye se refiere a quemaduras producidas por roce y contacto con algún liquido corrosivo. ¿Y acaso el frió inienso no quema y produce lla- gas? La traducción de Zac Uaye Yaab, obedecería al hecho claro refe- rente a lo blanco que lastima y es abundante. Y hay que observar que §5ta deidad es la más fatídica en el panteón maya. Si, porque ellos (los mayas) están diciendo en esta forma figurada lo que sufrieron al avanzar tos hielos, al enfriarse la Tierra, al congelarse, asi como al descongelarse, fenómenos estos que seguramente fueron acompaña- dos de una serie de conmociones catastróficas; de verdadero desor- den cósmico. Y si acudimos al Popol Vuh, vemos pintada tal situa- ción en esta forma: "Ahora bien, el fuego de los pueblos se liabia apa- gado igualmenie y aquellos se morían de frío..." Ya no podian sopor- tar el frió ni la helada, estaban temblando y dando diente con diente, ya no tenian vida; las piernas y las manos les temblaban y nada (275) podían coger con ellas cuando llegaron.., Pero no perecieron las tri- bus cuando llegaron aunque se morían de frió. Habia mucho granizo, lluvia negra y neblina y hada frió indescriptible... "No nos causa ver- güenza venir ante vosotros y pediros que nos deis un poco de vuestro fuego" dijeron al llegar, (Esto, tal vez cuando llegaron a Honduras), Pero no fueron recibidos... Y entonces se llenó de tristeza el corazón de las tribus... hallábanse todas las tribus temblando y tiritando de frió cuando llegaron a donde Balam Quitze. Baiam Acab, Majueutah e iqui Balam... ¿No tendréis compasión de nosotros que solamente os pedimos un poco de vuestro fuego?.. ¿Acaso no estábamos junios y reunidos? ¿No fue una misma nuestra morada y una sola nuestra patria cuando fuisteis creados, cuando fuisteis formados?» Hasta aqui el libro del profesor Domingo Martínez Paredes, que a su vez fue tomado del Popo/ Vuh. El Popol Vuh no da fechas. No obstante, la referencia al princi- pio del frió intenso se debió muy probablemente a la más reciente gla- ciación, y la confirmación de esta época de intenso frío se encuentra en leyendas de pueblos muy alejados de los mayas, como por ejemplo, en Tahiti, una isla de la Polinesia que se encuentra a unos 18 grados sur de la línea ecuatorial y casi sobre la Eclíptica de la Tierra; quiere decirse que allí el clima debe ser normalmente cálido y actualmente lo es. Pues bien, en esa isla existe una leyenda, entre otras muchas, que dice que hubo una época en la que el frío fue tan intenso, que estaba matando a la gent¿. Entonces vino un hombre (tal vez un dios), que decidió aproximar la Tierra al Sol. Para ello pasó una gran cuerda por debajo de la península y, usando de toda su fuerza, tiró de ella hacia el Sol. En eso estaba, con gran éxito, cuando lo distrajo el paso de una hermosa mujer, haciendo que soltara la cuerda, la cual azotó con tal violencia, que casi partió la Tierra, dejándola con la forma di istmo que ahora tiene. Fue asi como desde entonces Tahili quedó más cerca del Sol y jamás ha vuelto a sufrir el frió que mataba a la gente- Así dice la leyenda, y es evidente que en ta actualidad no puede sufrir de frío, puesto que se encuentra muy cerca de la linea ecuato- rial. Pero si mencionamos esta leyenda es porque hace pensar muy (276) seriamente que, si efectivamente et intenso frío llegó hasta el Ecuador, debió de ocurrir algo sumamente serio.

CAPÍTULO VEINTICINCO - RODOLFO BENAVIDES


Un templo submarino De todas las investigaciones hasta hoy efectuadas en relación con \aAtláNtida, la más reciente e importante empezó en el año 197! y la última palabra se dirá en un futuro cercano. En dicho año, Is revista Science el Vie relata que mediante fotografías aéreas se des- cubrió en el fondo marino de Great Bahama Bank, aproximadamen te en el paralelo 26, la existencia de una ciudad que desde muy anti- guo fue engullida por el Atlántico. (La Gran Pirámide y la Gran Esfinge están en el paralelo 30, del que se ha hablado repetidamente.) Posteriores investigaciones submarinas descubrieron que en ese sitio hoy llamado Ciudad hay muros, restos de construcciones, y un templo de 25 metros de ancho por 33 de largo. En ese laborioso trabajo intervinieron el profesor Manson Valentine, del museo de ciencias de Miami, Florida, y el profesor Dimitri Rebiokoff, especializado en exploraciones submarinas. Con sorpresa ambos profesores encontraron que en ninguno de los restos de construcción, ni en el llamado Templo, había zoófitos, madrépo- ras, corales, algas, ni ningún otro vestigio de vida vegetal o animal, en contra de lo que sucede normalmente en cualquier fondo marino. Esto los llevó a la conclusión lógica de que tanto e! templo como los demás restos de construcción debieron de hundirse bruscamente, que- dando de inmediato cubiertos por la arena y el lodo.Y asi permane- cieron durante milenios hasta que, recientemente, han empezado a emerger de ese fondo marino, haciendo que las corrientes y mareja- das limpien la arena y el lodo. El lector seguramente recuerda que en los Diálogos de Platón es eso precisamente lo que se dice: »... pero más tarde, cuando se produjeron inmensos terremotos I unas grandes inundaciones en e) transcurso de un solo y aciago día y (256) una noche sola, toda la numerosa y aguerrida generación de vuestro pueblo quedó sepultada en tierra, y también desapareció Atlántida, hundiéndose en la.s profundidades del mar. Por esto, el mar en aque- llas regiones no es hoy dia navegable, no siendo posible que lo atra- viesen las naves, porque lo impide el lodo que dejó la isla al hundirse y que alcanza una gran altura..." Al someter los restos de dichas contrucciones a la prueba radioactiva del Carbón 14, se encontró —según declaración de Dimi- tri Rebiokoff— que: «... la estimación quedó confirmada, aplicando el método radiactivo a las tumbas sumergidas próximas, que nos dieron un resultado de 6,000 años para cuatro meiros de profundidad, y 10,000 años para los seis metros de profundidad...» Estos resultados demuestran que el hundimiento no fue simultá- neo en toda la superficie. Por lo que hasta hoy se ha descubierto, parece que obedeció al menos a dos cataclismos separados entre si por varios milenios. El primero identificado resulta coincidir con gran exactitud con el Zodíaco de Denderah, asi como con la constelación de Virgo, de lo que ya se ha hablado repetidamente en este libro. La segunda edad, que tal vez corresponde al último cataclismo, es de 6,000 años, fecha que coincide exactamente con la cronología de la Gran Pirámide. ¿No es este un lenguaje suficientemente claro? Estas modernas investigaciones vienen a confirmar lo que res- pecto a fechas, éxodos y acontecimientos se dice en este libro, a la vez que justifican plenamente nuestro prolongado y laborioso trabajo de investigación. Conclusión: ¡La Atlántida está emergiendo de su tumba liquida para exhibir su verdad! El Gulf Stream o Corriente del Golfo Es sabido que la Corriente del Golfo consta en realidad de dos comentes que circulan en sentido opuesto entre si. Una, la fría, viaja de norte a sur, empezando quizá en la bahía de Baffin, pero ya (257) apreciable al pasar por Labrador. Se dirige siempre hacia el sur para compensar el desnivel de las aguas ocasionado por la evaporación de la zona tropical. La otra corriente, originada al sur del Ecuador, en su viaje hacia el norte, pasa por el Golfo de Guinea primero y por el Mar Caribe después, recibiendo durante todo ese trayecto un fuerte calentamiento solar, de manera que al llegar a los hielos del norte los licúa parcial- mente, evitando que se extiendan hacia el sur y manteniendo asi el equilibrio. Esta corriente templada se divide, y un volumen muy importante pasa frente a Portugal, España, Inglaterra, Noruega, etc., dando a todos esos países un clima templado benigno. Es este fenó- meno el que produce la famosa niebla londinense. Pero, supongamos que el calentamiento de la Corriente del Golfo aumente en exceso por cualquier razón: entonces se rompería el equilibrio hasta hoy conocido y lo que antes era niebla se empeza- ría a condensar y a caer en forma de nieve. Si el supuesto calor exce» sivo continuara en Guinea, Ecuador y Caribe, la nieve se iría exten diendo cada vez más en el norte hasta constituirse en un enorme gla- ciar. Así, pues, en ese fenómeno el Sol jugaria un papel preponderan- te, independientemente de que en la propia Tierra aparecieran otros factores aumentativos. Pero ¿a qué podría deberse ese supuesto calentamiento de los mares ecuatoriales? La pregunta es importante porque ese pudo haber sido el princi- pio al menos de la más reciente glaciación importante y del desastre mundial de que se ha venido hablando en este libro. La A tlantida vie- ne a ser un punto de referencia inevitable dentro de nuestra teoría. Veamos el caso. En el océano Atlántico hay muchas islas, desde el Mar Caribe hasta las Islas Bermudas, o sea cerca ya del paralelo 40 norte. Supongamos que en otro tiempo no fueran islas, sino un conti- nente, o por lo menos un archipiélago muy cercano a los continentes de América y África; en tal caso, las que hoy son islas serian enton- ces las montañas más elevadas. (Esto último no es mera imaginación, puesto que las montañas de Puerto Rico, por ejemplo El Yunque, (258) contienen pruebas fácilmente visibles de que alguna vez fueron fondo marino.) Si las cosas fueron de esa manera, entonces la gran isla, más conocida como Atlántida, tal vez daba forma a un «estrecho» de cada lado: por uno habría circulado la comente fría de Labrador y por el otro —la del lado africano— habría circulado la corriente templada, quizá verdaderamente caliente, lo cual daba el clima ideal, húmedo y tibio, a toda la isla, como sugieren los Diálogos de Platón. Pero al hablar de «estrecho», debe entenderse como una especie de eslrangulamiento de dichas corrientes marinas, digamos como un embudo, que obligaba a las aguas a permanecer prolongadamente expuestas al candente sol del Mar Caribe. Lógicamente, un paulatino pero constante aumento de vapor de agua en la atmósfera, al conden- sarse en el norte, hizo crecer los glaciares, hasta que llegó el momento en que el frío y los nublados intensos restablecieron la temperatura, para después volver a empezar de nuevo el ciclo. En el Popol Vuh de los maya-quichés está perfectamente descri- to este fenómeno, que parece haber aumentado a causa de la erupción de volcanes, lo cual vendría a explicar otra probabilidad causante dei hundimiento y desaparición total de Atlántida. Solamente las islas que hoy conocemos parecen haber quedado como mudos testigos, mientras la Corriente del Golfo se abría paso franco para establecer con el tiempo un nuevo equilibrio en los climas. Las glaciaciones El lector tal vez se habrá preguntado por qué se habla aquí de los glaciares y de las glaciaciones, pues simplemente porque todo ello párese ser un antecedente que quizá pueda explicar alguna de las incógnitas planteadas en este libro, como las citas mayas en el Popo! Vuh, los símbolos en la Gran Esfinge, las fechas astronómicas de la Gran Pirámide, el registro presentado por el Zodiaco de Denderah y hasta la cita bíblica del Apocalipsis que habla de una Bestia de des- trucción. En la Tierra ha habido y sigue habiendo muchos fenómenos de tipo periódico: por ejemplo, ciertos glaciares, hoy muy conocidos y estudiados, que crecen y decrecen a cierto ritmo. (259) En este asunto de los glaciares el Sol juega un papel preponde- rante, pues el avance y retroceso de los hielos que forman los glacia- res, de manera más o menos periódica, está siempre en razón directa del grado de humedad o vapor de agua que contiene la atmósfera. En efecto, al condensarse y caer en forma de lluvia o de agua-nieve en las cercanias de un glaciar, se convierte en nevada, produciéndose así el aumento de nieve primero y de hielo después, para finalmente pro- ducirse el crecimiento del glaciar de que se trate, que se va extendien- do en su propia región en la medida en que recibe vapor de agua. Por lo general este proceso se realiza sin afectar al resto del mundo; se trata de un fenómeno solamente local, regional. En cambio, en las glaciaciones, al menos en las últimas cuatro conocidas, el avance arrastró todos los hielos polares hacia el Ecuador. En los Alpes Suizos hay glaciares a los que se les conoce una periodicidad de 20 a 24 años. En otros sitios han tenido una periodici- dad de 45 a 50 años, y en otros más, de 65 a 70 años. A este movi- miento se le llama flujo y reflujo de los glaciares. La cuarta y más reciente glaciación se debió, según la opinión de los investigadores de estos temas, a que todos los glaciares del Ártico crecieron lo suficiente como para llegar al paralelo 45 norte. La masa helada cubrió varios países, por ejemplo, casi toda Francia hasta muy cerca de la costa mediterránea. Toda Suiza fue un glaciar. El valle del Ródano fue todo un manto helado. Inglaterra, particularmente la región que hoy ocupa la ciudad de Londres, quedó completamente bajo el glaciar. En América se helaron todos los lagos del norte, como el Michi- gan por ejemplo, llegando el glaciar hasta casi cubrir toda lowa, Nebraska, etc. Ya se comprende que en la medida en que crece una glaciación disminuye el volumen de agua en los mares. Por el contrario, si todos los glaciares hoy existentes se deshelaran, el nivel de los mares subiría peligrosamente: algunos autores han calculado hasta 50 metros. Se sabe también que la cantidad de nieve que hace crecer los gla- ciares aumenta, no en la medida en que baja la temperatura circun- dante, sino en razón directa del vapor de agua suspendido en la (260) atmósfera en las inmediaciones del glaciar. Y como dicho vapor de agua se forma debido a la acción solar sobre las aguas de los mares, resulta que el aumento de calor en las regiones cálidas favorece la for- mación de los glaciares, más que un enfriamiento general con atmós- fera seca. Por supuesto, una vez que se ha formado el glaciar, éste influye directamente en la temperatura de la región, aunque frecuente- mente no se sienta a grandes distancias. De esto se desprende que un aumento importante en la tempera- tura de los mares ecuatoriales puede producir una glaciación, debido a las corrientes marinas hacia el Ártico. Algo de esto podría explicar lo ocurrido a los mayas, según el Popol Vuh, cuando se vieron obliga- dos a abandonar su lugar de origen que era de clima benigno semitro- pical. Al enfriarse demasiado tuvieron que emigrar a Centroamérica en busca de mejor clima. Según el profesor Domingo Martínez Paredes, mayólogo, los mayas concebían el infierno como un sitio helado, pues fue el frió y los hielos lo que los destruyó. Después, fue el calor lo que les dio nue- vamente la vida, por eso no pudieron entender a los misioneros cris- tianos cuando hablaban de un infierno caliente. Admirables coincidencias Debido a las investigaciones realizadas por científicos de muy alto rango, patrocinados por varios países durante el Año Geodésico en 1957, hoy ya se acepta que el más reciente período glacial empezó hace 9,000-10,000 años, habiendo tenido una duración aproximada de 4,000 años. Al final, cuando mejoró el clima, propició la vida, con las respectivas mutaciones, hace unos 6,000 años. Es en verdad admirable cómo la ciencia va encontrando explica- ciones coincidentes con las antiguas tradiciones, en muchos de los casos consideradas como mitos Los 9,000 a 10,000 años coinciden exactamente con la antigüe- dad admitida desde hace muchos años para el Zodiaco de Denderah, edad encontrada debido a la colocación en que aparecen las constela- ciones zodiacales. Es un resultado obtenido por medio de cálculos astronómicos realizados varias décadas antes del Año Geodésico. (261) Seguramente fue eso lo que aquel pueblo quiso dejar como testi- monio y hasta tal vez como advertencia a las generaciones posterio- res. Los 6,000 años que dichos científicos encontraron como final de la mencionada Era glacial son el principio de la linea cronológica profética en el interior de la Gran Pirámide. La linea en cuestión comprende 6,000 años y se la ha llamado Era Adámica, debido a que se ha interpretado como principio de la vida. Nosotros diriamos: El renacer de la humanidad. Pero el número «6» conduce la mente a la Cámara de las reflexiones, debido a que los mismos científicos antes aludidos ase- guran que hay suficientes razones para aceptar como una realidad que ya ha empezado una nueva glaciación. De nuevo se nos sugiere que estos fenómenos son periódicos y que los seres humanos ya los han vivido varias veces. Tres de ellas quedaron grabadas en el alma y en la mente, razón por la que aparecen en la Cámara de las reflexio- nes como una advertencia a la que poco o ningún caso se le ha hecho. ¿Estamos ya en una glaciación? Ya hemos dicho que si pudiéramos entender el mecanismo de los periodos que de tiempo en tiempo afectan a la vida humana en todo el mundo, tal vez llegaríamos a conocer por adelantado lo que nos depara el futuro cercano. Eso es precisamente lo que desde un principio se ha estado intentando en este libro: detectar nuestro cerca- no futuro Por lo que se refiere a una probable nueva glaciación, no se trata de una mera hipótesis o teoría, sino que es en estos momentos una realidad sensible a nuestros sentidos. Eso es lo que más o menos insinúa el periódico británico Nature, respaldado por comentarios de varios meteorólogos de Alemania, Japón, Suiza, Estados Unidos, etc. Tanto el mencionado periódico como los comentarios insinúan que es ya una realidad el hecho de que un nuevo enfriamiento general se le avecina a la humanidad. Parece que en el hemisferio Norte empezó a apreciarse en su fase ya notable hacia el año 1950: coinci- (262) diría asi una vez más con el fenómeno astronómico del final de la constelación de Piscis y simultáneamente del principio de la constela- ción de Acuario. Y todo ello en estrecha relación con el fechamiento que da el final de la linea cronológica dentro de la Gran Pirámide, precisamente en la Cámara del juicio a las naciones. ¿Habrá algún lenguaje que, siendo científico-simbólico, sea más claro que el que muestra la Gran Pirámide? Veamos el asunto en detalle: aproximadamente hacia el año 1950, empezó un enfriamiento que se ha mantenido en un crecimiento constante. En 1976 ya se sugirió el progresivo avance de una nueva y a la vez quinta glaciación, pues en este periodo -un lapso de 25 años- bajó la temperatura unas 32 centésimas de grado en el hemis- ferio Norte. Unos 26 siglos, tal vez más tiempo, permanecieron ocultas bajo la arena las tablillas de barro con escritura cuneiforme de la bibliote- ca de Asurbanípal- Se desconocía su existencia y, por consiguiente, lo que en ellas estaba escrito, de modo que la Biblia seguia siendo el úni- co documento que hablaba de un antiguo Diluvio Universal. Hace pocas décadas, se encontraron dichas tablillas de barro, que ahora se hallan en el British Museum de Londres, Inglaterra. Cuando se supo cómo leerlas, se empezó a poner en letra de molde su contenido, para alegría y admiración de los investigadores de los mitos y leyendas sumerias, babilónicas, etc. El Diluvio según los acadios Aunque faltan muchas tablillas por estudiar, en este momento ya han sido traducidas completamente doce de ellas, que contienen la narración original del Diluvio Universal, pero en este caso acadio. Se trata del relato hecho por Gilgamesh, rey de Uruk en Babilonia, quien describió el largo viaje que hizo en busca de su antepasado Ut- Napistin, el cual le refirió a su vez la historia verdadera del Diluvio, segur decían las leyendas existentes en el pueblo acadio. De dicho relato se desprende que Ut-Napistin tampoco vivió ni sufrió el Diluvio. Asi, pues, ese fenómeno natural debió de ocurrir en tiempos muy antiguos incluso para Ut-Napistin. (265) Por la descripción que las tablillas hacen del Diluvio, es de supo- ner que fue uno de los elementos que constituyeron el más reciente cataclismo de que se habla en otros capítulos de este mismo libro, tal vez el mismo que sufrieron los mayas. Para mayor comprensión, vea- mos algo del relato acadio: «...llegó el mandato de los dioses: destruir a la humanidad, tal es la palabra de la asamblea de los dióses... Pero uno de los dioses advirtió el peligro al rey Shuruppak, quien construyó una barca lo suficientemente grande como para proteger a la simiente humana... ...Y el Diluvio duró siete días y siete noches...» Naturalmente dicho Diluvio originó el caos, durante el cual apa- reció el héroe: combate valerosamente con los gigantes causantes del desastre y del caos, hasta que finalmente los vence, poniendo orden en el caos y, a la vez, conquistando la propia inmortalidad. Toda esta historia o leyenda es muy semejante al escenario pre- sentado por el Papol Vuh, libro de los maya-quichés. El nombre del héroe acadio es Gilgamesh. El nombre del héroe maya es Hunab Ku. Pero en el nombre de Gilgamesh debe de haber un anacronismo, o podría ser un homónimo antepasado, o también podría ser que se haya atribuido la epopeya al Gilgamesh tardío. Para el tema de este libro, lo más importante es el notable paralelo que existe entre la leyenda acadia y la leyenda maya. Hunab Ku, según el Popal Vuh, se enfrentó a los gigantes que produjeron el caos y los venció en la lucha, estableciendo asi el reino de los dioses, o sea, la calma y tranquilidad de los elementos en desorden. Hunab Ku es uno de los dos dioses nacidos gemelos. Los cuatro gigantes vencidos se convierten en los cuatro cargadores del cielo colocados en los cuatro ángulos del cosmos. ¿No hay acaso un estrecho paralelo entre Gilgamesh y Hunah Ku, ambos venciendo el caos y dando a los cielos y a los pueblos paz y tranquilidad? Pero el relato del Popol Vuh referente a los gemelos hace pensar en fechas y en algo verdaderamente admirable: según todos los indi- (266) cios hasta hoy encontrados por el autor, esos hechos ocurrieron hacia el final de la constelación zodiacal de Géminis (Gemelos), hace preci- samente 6.660 años. Fue entonces cuando ocurrió el tremendo cataclismo mundial que probablemente obligó a todos los pueblos entonces existentes a abandonar su lugar de residencia y a olvidar sus anteriores costumbres y tradiciones. Y es exactamente una estrella de Géminis —la que aparece en uno de tos pies de Castor, uno de los gemelos— la que señala el final de una edad, la de Leo, y el principio de la Era de Tauro, a su vez principio de la cultura que hasta hoy hemos estado viviendo. Pero, además, ese dato se encuentra subrayado con un símbolo muy notable en la Gran Esfinge, y geométrica y astronómicamente señala- do en el interior de la Gran Pirámide. Estas coincidencias dan qué pensar. Es evidente que para sumerios, egipcios y mayas, los Geme- los —nombre que se dio a las dos estrellas principales en la astrono- mía— les eran sumanlente conocidos. Por esta razón los usarían como punto de referencia para indicar con ellos el final de un desastre mundial —diluvio, terremoto, o lo que fuera— que sufrieron en pro- porciones tan desmesuradas, que casi desaparece la vida humana, para luego renacer. Estos hechos debieron de quedar profundamente gra- bados no sólo en el pensamiento, en las leyendas y tradiciones, sino particularmente en las almas, en los espíritus. Continuando con el relato sumerio de Gilgamesh, sucedió que, después del Diluvio, el consejo de los dioses designó a Zi-u-sudra para que residiera en el país de Dilum, la tierra primigenia que estaba «...donde se levanta el Sol..." Eso de ... donde se levanta el Sol..., escrito en las tablillas de barro sumerias, señala desde luego hacia oriente. Importa tenerlo en cuenta porque los toltecas, aztecas y mayas tenian la misma expre- sión. ¿No seria Dilum el país o región de donde salieron los sumerios antes de llegar a Mesopotamia? Pero, ¿por que lo abandonaron? No hay contestación a estas preguntas. Sin embargo, los sumerios no evolucionaron en Sumer desde la primera edad del hombre, sino que llegaron allí ya con una cultura adulta en relación con su tiempo. ¿De (267) dónde llegaron entonces los sumerios? ¿Será lógico suponer que arrancaron del mismo tronco y punto geográfico que los mayas? ¿Qué punto geográfico fue ese que estaba ... donde se levanta el Sol...? Curiosamente, y para aumentar los interrogantes, la Gran Esfin- ge dirige su eterna mirada pétrea, hacia ...donde se levanta el Sol... Y el Gran Juez, dentro de la Cámara del juicio a las naciones, en el interior de la Gran Pirámide, también está mirando hacia .,. donde se levanta el sol. El Diluvio relatado por Ut-NapistÍn, independientemente de haber sido tomado áe la realidad vivida, fue también una tradición que trató de explicar los orígenes de ese pueblo y, como era habitual en la época, siempre en estrecha relación con la divinidad. A su vez, los súmenos igual que hicieron otros pueblos, se auto-consideraban descendientes de Dios y por ello pueblo escogido de su dios. Hay todavía muchas tablillas de barro sin descifrar, por ello es de esperar que algún dia sepamos mucho más de aquella vida que hasta hoy se ha considerado más como mito que como realidad histó- rica. Y se dice esto, porque hasta hoy se han catalogado dentro del mito las dinastías reales, su respectivo origen-divino debido a seres bajados del cielo que convivieron con ellos dejando descendencia, asi como las cinco ciudades primigenias habitadas por Badtibíra, Larak, Eridú y Sippar. Pero ¿dónde estuvieron esas ciudades? El Diluvio según los hebreos En el libro Dramáticas profecías de la Gran Pirámide se dice que el Diluvio en que Noé figuró como personaje central no pudo haber sido ni universal, ni de muy grandes proporciones, ni de tan grandes consecuencias como sugiere la Biblia. Y ahora, después de haber reestudiado el tema para hacer este libro, seguimos suponiendo exactamente lo mismo, debido a que no hay razones lo suficientemen- te fuertes para pensar de otra manera. Según vimos líneas más arriba a propósito de los súmenos y también en el Popal Vuh, la catástrofe debió de adquirir proporciones (268) planetarias y en ella seguramente estuvo incluido el Diluvio y hasta con lodo negro. Ahora bien, esto tuvo que ocurrir mucho tiempo antes de los 4,000 años a. C., mientras que según el cómputo de la propia Biblia, Adán y Eva fueron creados 4,000 años a- C. A este respecto el arzobispo Usher, de Irlanda, a finales del siglo pasado afirmó que, de acuerdo con la cronología bíblica, el mundo fue creado por Dios el domingo 23 de octubre del año 4,004 a. C. Esta fecha fue calculada naturalmente en base al sistema del calenda- rio actual, lo cual confirmaría la fecha de aparición en escena de Adán y Eva. No obstante, la opinión del arzobispo Usher da pie para suponer que la creación del Universo, de la Tierra y de Adán y Eva fueron posteriores a los mayas como raza o, a lo sumo, contemporá- neos, sobre todo al tronco primigenio de los mayas, cualquiera que fuese el lugar donde estuvieran radicados en esa época. Ya comprenderá el lector que esto no resiste ningún análisis, puesto que las investigaciones científicas han demostrado que el mun- do, ya casi solidificado en su corteza, existe desde hace mucho más de 4,500 millones de años. De esto se deduce que Adán y Eva son símbolos dentro de la Biblia, que todavía no se han interpretado correctamente como sucede con otros muchos símbolos existentes en el mismo libro. Sin embargo, si meditamos un poco y serenamente sobre el tema de Adán y Eva, bien podría resultar que esos personajes sean el sim- bolo de una nueva vida después de un gran desastre, pues, asi como Isis simboliza la vida y perpetuación de la especie, Eva podría ser ese mismo símbolo. Y puesto que el calendario hebreo es e! mismo que el egipcio, todos los números y, probabilidades encontrados en los egipcios y sumerios bien podrían ser aplicables a los hebreos, en cuyo caso, el Paraíso terrenal pudo haber estado en el hermoso país descrito por Platón, o sea, Atlántida. En fin, sobre esto hay mucho que hace pen- sar. Alrededor de estas cuestiones hay opiniones muy serias. Víctor W. Von Hagen en su libro El mundo de los mayas dice que la exis- tencia conocida de los mayas como entidad cultural se remonta a (269) 3,700 años, o sea unos 400 años antes de Menes, el primer faraón egipcio y fundador de la primera dinastía. En cambio, el diluvio biblico ocurrió entre los años 1645 a 1656 —dalo tomado del diccionario bíblico—, o sea, más de dos mil años después de la antigüedad del pueblo maya. Claro está que diluvios más o menos locales ha habido muchos y los sigue habiendo. Al final de este capítulo se presenta una lista de los que suelen figurar en tradiciones diversas. Pero en este libro de lo que se trata es de localizar aquel cuyos efectos produjeron gran des- trucción mundial, originando éxodos en todas direcciones. Manú Manú es conocido como un dios mítico en India. Sin embargo, toda su apariencia es la de haber sido una persona de carne y hueso. Las escrituras brahmánicas afirman que Manú fundó la ciudad de Manatí en el valle de Kulu y que luego, al sobrevenir el Diluvio Universal, salvó a todos los sabios usando una nave, rescatando en ella los conocimientos que hasta entonces se habían logrado para evi- tar el retroceso de la humanidad en lo que a cultura se refiere. El libro sagrado hinduísta llamado Mahabharata dice que Brah- ma originalmente salía de las aguas y tenia forma de pez. No obstante hablaba y razonaba normalmente. Fue asi como se presentó a Manú, padre de la raza humana, a quien informó de la proximidad del Gran Diluvio, aconsejándole que se fabricara una gran nave para salvar en ella a los sabios (Rishis), asi como todos los granos que pudieran ser- vir de simiente y todos los alimentos posibles. Sigue relatando dicho libro sagrado que Manú obedeció a Brah- ma y navegaron en la Gran Nave sobre las aguas del Gran Diluvio, hasta que al fin arribaron y embarrancaron en el valle de Kula en el Himalaya, región de Ariavaratara. Obsérvese que este relato es totalmente paralelo al del Diluvio bibtico, y que Manú es en realidad el mismo Noé, aunque Manú es muy anterior. (270) El Bhagavata Purana, antiquísimo libro sagrado en la India, describe cuatro edades que se han sucedido después de haber sido destruida la humanidad por cataclismos en cada una de ellas. Según dicho libro, nuestro presente siglo XX vendría a quedar dentro de la quinta edad de la humanidad. De ningún modo puede ser casual que coincida tan exactamente con la tradición maya y azteca de los Cinco Soles.

CAPÍTULO VEINTICUATRO - RODOLFO BENAVIDES


Capitulo XXIV EL DILUVIO Hablando de cataclismos mundiales, hay algunos que son muy conocidos, como el Diluvio bíblico por ejemplo. Capítulo XXIII LA CUARTA RAZA RAÍZ: LOS ATLANTES A lo largo del tiempo se ha escrito mucho relativo a la Atlántida. No-obstante, los datos más genuinos que pudieran servir de base ver- dadera para hacer afirmaciones se han encontrado de manera tan dis- persa y fragmentada, que no es posible darles la Habilidad que seria de desear. A pesar de todo, y partiendo de lo que sigue, el lector podrá sacar sus propias conclusiones. El día 7 de junio del año 8498 antes de Cristo, se hundió la Atlántida. Ese es el día que algunos autores señalan como fecha en que ocurrió la gran catástrofe, fecha que coincide, de modo muy aproximado con el principio del calendario maya. Como puede supo- ner el lector, no sabemos cómo se llegó a dar con tanta exactitud esa fecha. Pero aunque podría ser solamente una especulación, en todo caso tal vez llegue a servir a la ciencia para buscar, y quizá, con un poco de suerte, para localizar algún fenómeno que necesariamente debe .de haber sido de gran trascendencia. Diego de Landa escribió en el año 1566 que los mayas señala- ban como principio de su cronología el año 3113 a.C., pero agregaba que antes de esa fecha ya habian vivido como raza y como pueblo 5125 años. ¿Por qué hicieron esa división del tiempo en su vida los mayas? Dicha división del tiempo en la vida de los mayas está insinuan- do que vivieron una vida normal durante el primer período de 5,125 años y que luego sucedió algo que los obligó a empezar de nuevo la cuenta de su cronología. Resulta muy interesante encontrar que, (241) sumando los 5,125 anos a los 3,113, obtenemos la cifra 8,238, que es justamente el final exacto de la constelación zodiacal de Cáncer y el principio de la constelación de Géminis, a la que se alude en otra par- te de este libro cuando se habla de ffunab Ku e Ixbalanqué como dio- ses buenos visibles en el cielo. Recuérdese que esos dioses buenos aparecieron al final de! desastre que obligó a ¡os mayas a emigrar a tierras desconocidas. La fecha 8,238, que figura en el zodíaco incluido en este libro, fue sacada por los grados con que aparece en el Ecuador Celeste y no por cuadrantes a la manera astrológica. Es por lo tanto un dato de suma importancia. Abundando en las coincidencias imposibles de explicar, si agre- gamos a los 8,238 años de la vida de los mayas el tiempo transcurrido de la era actual, llegamos a más de 10,000 años, que admirablemente vienen a equivaler a la época consignada por el Zodiaco de Dende- rah. En una palabra: hay completa concordancia entre los fecha-" míenlos mayas y egipcios, lo que hace pensar que ambos pueblos sufrieron las consecuencias de un mismo cataclismo, probablemente en una misma región, que supuestamente fue A llántida. El Popol Vuh, como ya varias veces se ha dicho en este libro, habla de un cataclismo que obligó al pueblo maya —y seguramente a muchos otros pueblos— a trasladarse a otro sitio, C entroamérica, región que les resultó ser desconocida hasta en sus frutos. Asimismo, la- insistente afirmación de que ia catástrofe ocurrió hacia donde el Sol se levanta, sugiere que el cataclismo que hizo desaparecer la tie- rra donde antes vivieron ocurrió precisamente en el océano Atlántico. Todas las referencias están señalando hacia la desaparecida Atlánti- da, considerada hasta hace poco tiempo por los escépticos como mera leyenda. Y hablando de escepticismo poco o nada fundamentado, los exploradores y arqueólogos Dimitri RabikofT y Manson Valentine descubrieron hacia el ario 1972 en el fondo marino de la plataforma de las/islas Bimini, de las Bahamas, a más de 500 metros de profundi- dad, varios restos de muros pertenecientes a construcciones diversas y un dique de alrededor de 300 metros de largo. (242) Los científicos de la Universidad de Miami que estudiaron el hallazgo, sugirieron que todas esas huellas de trabajo humano corres- pondientes a una cultura muy elevada, revelan una antigüedad que se remonta a 8 ó 10,000 años. Tales fechas coinciden plena y absoluta mente con [a antigüedad de los mayas según su propia cronología y coinciden también con ¡as otras fechas antes dadas: el repentino des- pertar de los súmenos en la Mesopotamia, la llegada de los primeros faraones a Egipto y la época en que ocurrió el hundimiento de la Atlántida. Finalmente, estando este libro para ser entregado al editor, los periódicos informaron escuetamente que se acababan de descubrir los restos de una gran pirámide en el fondo del Atlántico. La noticia no agregaba más detalles pero existe el proyecto de una exploración sub- marina para confirmarla. Habrá que esperar algún tiempo para co- nocer los resultados finales, pero desde ahora podemos asegurar que el informe no dejará muy boyantes a los escepticos gratuitos. Thoth - Hermes Trismegisto Thoth, según dice el Libro de los muertos egipcio, llegó a Egipto en una embarcación, procedente de una isla lejana de Occidente: por eso se le conoce también -como Señor de más allá de los mares, y también como Guardián de las tierras. Según esa tradición, Thoth abandonó su lugar de origen cuando la luz del sol se oscureció. Pode- mos pensar en un probable eclipse; pero más probablemente en una erupción volcánica tan gigantesca, que las nubes de humo y ceniza impidieron el paso de la luz solar durante largo tiempo. Obsérvese que algo muy semejante aparece'en el relato del Popol Vuh. Según L. Filipoff, sabio astrónomo argelino, existen datos en viejos escritos egipcios, correspondientes a las dinastías V y VI, en los que Thoth se encuentra muy estrechamente relacionado con el signo astrológico de Cáncer. Se ha deducido de ahi que el viaje de Thoth debió de ocurrir en el equinoccio vernal, cuando estaba Cáncer como signo vigente, o sea, en el año 7256 a. C. Serían en !a actualidad más de 9,000 años, fecha que de nuevo coincide con el Zodíaco de Dende- rah. (243) Otro dato importante sobre e! mismo tema lo proporcionó en el siglo IV a.C. Jámbilo de Alejandría, quién afirmó en algunos de sus escritos que los 42 libros sagrados conservados por los sacerdotes egipcios fueron originalmente escritos por Thoth. Estaban divididos en dos grupos principales: 36 relataban la his toria y el grado de cultura a que se había llegado hasta esos días, y los seis libros restantes se referían exclusivamente a los altos conocimien- tos filosóficos y científicos en que se encontraban. Imaginemos por un instante que Tholh haya salido déla Atlánfí- da, ¿no saldrían también de allí Quetwicóatl, Viracocha, el gran per- sonaje del Perú y Krishna, el gran filósofo cuyas enseñanzas han lle- gado hasta nuestros días absolutamente vigentes? ¿Fueron todos esos grandes maestros un mismo ser pensante que de alguna manera pudo recorrer el mundo en el transcurso de una vida, o fueron tal vez varios que de alguna manera y en tiempos distintos vinieron al mundo a dejar sus enseñanzas? Hermes Trismegisto y Thoth están ya identificados como una misma persona. Se dice que, al llegar a Egipto, enseñó a los nativos artes, ciencias, filosofía, religión, escritura, matemáticas, astronomía, música, medicina, metalurgia, etc., de modo muy semejante a lo que hizo Quetzalcóatl o Kukulkán en América y Krishna en India. Thoth, según la leyenda egipcia, esculpió la Tabla esmeralda antes de emprender su regreso al reino de los dioses, Pero prometió volver, exactamente como también lo prometió Quetzalcóatl. En la mitología griega se encuentra también a! dios Hermes grie- go, mensajero de !os dioses, muy posterior ai Hermes egipcio y que presenta muchas de las características de éste. Hermes Trismegisto o Tholh dijo: "Lo que está arriba es igual a lo que está abajo, y lo que está abajo es idéntico a lo que está arriba, todo, para realizar las maravillas del Único. Puesto que todas las cosas existen debido a la voluntad del Único, tienen consecuentemente su origen en la cosa Única," Seguramente habrá notado ya el lector la admirable coinciden- cia que este tan antiguo pensamiento tiene con las más modernas (244) concepciones científicas referentes a la unidad de la materia, al menos dentro de la dimensión de la velocidad de la luz. Cabe suponer que un concepto tan avanzado solamente pudo haber sido expresado por alguien procedente de una cultura incluso mejor a la que hoy, en ple- no final del sigio XX estamos viviendo. En consecuencia, todo lo relativo a Thoth o fiermes Trismegisto hace pensar en un personaje superior, procedente de alguna región muy apartada de Egipto. ¿.No habrá tenido su origen en la legendaria Allántida? De los «Diálogos» de Platón Ya se dejó dicho en Dramáticas Profecías de la Gran Pirámide, que en Egipto existió el oro en cantidades importantes, sin que hasta hoy se hayan encontrado las minas de donde fue extraído. ¿De dónde provino ese oro? Pues bien, veamos lo que se dice en los Diálogos de Platón: "... De Atlas, rey de la Atlántida, surgió, pues, una estirpe numerosa y muy considerada y, como de costumbre, el más anciano de la fami- lia transferia el dominio al más viejo de los descendientes. Así fue como estos llegaron a reunir en aquel lugar, a través de muchas gene- raciones, tal cantidad de riquezas como jamás se habían visto acumu- ladas en reino alguno ni se venan en el porvenir, pues andaban pro- vistos de todo cuanio necesitaban en la ciudad y en el resto del pais. Mucho de ello les era enviado desde el exterior como tributo al sobe- rano; pero la mayor parle de lo que era necesario para el sustento era producido por la propia isla. sobre todo lo que se refiere a metales, los -•cuales eran extraídos de las montañas de la tierra, ya fueran sólidos o fusibles (¿mercurio?), y entre aquella especie de metales que ahora sólo se recuerdan por su nombre, estaba el bronce, que se encontraba en muchas partes de la isla y que, después del oro, era lo más aprecia- do para aquellos hombres…” En otra parte de los mismos Diálogos, Platón dice: «... El templo de Poseidón (Neptuno) tenía la longitud de un estadio. tres plétoras de ancho e igual altura, mientras la propia imagen del (245) dios tenia un aspecto algo bárbaro. Todo el templo estaba revestido de plata, excepto sus cúpulas que lo estaban de oro. En su interior podian admirarse el techo de marfil con adornos de oro, plata y bron- ce, mientras todo lo demás, las paredes, las columnas y el suelo lo estaban de bronce. En su interior se elevaban esculturas de oro, tam- bién era de ese metal el dios que estaba representado de pie sobre un carro tirado por seis hipó grifos conducidos por él.» Poseidón fue un dios griego conocido también con el nombre latino de Neptuno. Se ha insistido mucho que en realidad fue un rey de carne y hueso cuyo trono estuvo en Atlántida y que vivió hacia el año 9900 a.C., o sea, en plena era de la constelación de Leo. Dato que coincide también con el Zodiaco de Denderah y corresponde al segundo símbolo de la Gran Esfinge. Esta parte del diálogo nos habla claramente de la existencia de una bien establecida organización social, politica y económica, una industria metalúrgica bastante desarrollada, en la que se trabajaba abundantemente el bronce, la plata y el oro, así como otros metales cuyos nombres no se mencionan, pero que se insinúan como metales de menor importancia. El relato demuestra que estaban familiarizados con gran parte de África, puesto que en sus templos abundaba e! marfil, y hasta podría ser que estuvieran en África los pueblos que les pagaban tribu- to, según dicen los propios diálogos. Estas consideraciones hacen pensar que, en el caso del hundi- miento repentino de la Atlántida, los náufragos no caminaron a la aventura ciegamente, sino que pisaron sobre brechas ya bien conoci- das, aunque tal vez enfangadas. Y si existían ya tan grandes monumentos en Atlántida, es fácil entender que lograran proyectar y construir en poco tiempo otros monumentos del tipo de la Gran Esfinge y la Gran Pirámide, con toda la sabiduría que contienen. Casi a continuación del texto transcrito anteriormente encontra- mos lo siguiente: “... tenían unas fuentes de cuyas aguas calientes y frías, debido a su espléndido caudal y a las magnificas cualidades que las hacian mara-(246) villosas para su utilización, hacían uso una vez abastecidas de ellas los edificios y los campos que los rodeaban y que eran adecuadamen- te regados, quedando aún caudal suficiente para llenar los depósitos dispuestos en parte a cielo abierto y en parte en piscinas bajo techo para permitir tomar baños calientes en invierno, situando aparte las piscinas reales...» Esta parte de los Diálogos nos habla de una muy avanzada organización social, asi como de la existencia de edificios propiamen- te dichos, y no de chozas primitivas; todo ello implica urbanización debidamente programada. Además, y complementando muchas ideas respecto de la Atlán- tída, leemos que habia aguas calientes de magnificas cualidades, que sugieren la cercanía de una zona volcánica productora de aguas termales. Esta geografía volcánica explicaría implícitamente la repen- tina desaparición de Atlántida en un día y una noche. Y si se desea entender mejor el problema, bastará con leer lo que sucedió con la isla Krakatoa en el año 1883, cuando estalló el volcán produciendo marejadas en casi todas las costas del mundo y ondas vibratorias en toaos los sismógrafos entonces existentes. Si esto ocurrió tratándose de una isla tan pequeña, ¿qué sucedería en el caso de un volcán varias veces mayor que el Krakatoa, o tal vez varios volcanes cercanos entre sí y todos en actividad? En el relato anterior se habla de piscinas bajo techo, a fin de poder tomar baños calientes durante el invierno. Esto sugiere por lo menos dos hipótesis igualmente posibles: a) Que aquella ciudad no estaba en tierra baja cercana al nivel del mar, sino a muchos metros por encima de ese nivel, quizá en región montañosa. b) Al hablar de invierno, implícitamente se está hablando de frío y de estaciones del año. Es decir, que no se encontraba en las cercanías del Ecuador, sino muy hacia el hemisferio norte, en donde las estaciones del año son perfectamente definidas. Y efectivamente, más adelante el propio diálogo, sin aparente contacto con lo precedente lo aclara todo diciendo: (247) "... Ante todo, el conjunto del país parece que no era muy elevado, surgiendo abruptamente del mar y toda la llanura alrededor de la ciu- dad, rodeada de montanas, que extendían sus laderas hasta aquél...» Para cualquier mente un poco analítica y lógica, tantas confir- maciones y coincidencias dentro de un mismo relato en comparación con otros relatos completamente distintos, tienen todas las caracterís- ticas de la verdad, de una realidad vivida, que si no la consideramos histórica por no haberse escrito como entendemos debe escribirse la historia, igualmente pudo haber sido real y susceptible de llegar a confirmarse. Y ahora viene algo que los escépticos llamarían simple casuali- dad a falta de mejor explicación: el paralelo 30 en que está situada la Gran Pirámide y que pasa entre México y Estados Unidos de Nor- teamérica, casi como frontera, reúne precisamente las condiciones de clima a que se refieren los Diálogos de Platón. En ellos también se cuenta que cuando Solón visitó la ciudad egipcia de Sais, los sacerdo- tes egipcios le dijeron: «... vosotros los helenos, no tenéis herencia, porque los cataclismos arrasaron las herencias..." Esta frase demuestra que los egipcios conocían la historia y tra- gedia de los griegos o helenos, seguramente debido a que vivieron en un mismo continente que fue destruido parcialmente. Quizá eso obli- garía a los egipcios a emigrar llegando entonces el primer faraón al Alto Nilo con un estado constituido. Más adelante se lee: «... ciertas perturbaciones en el movimiento de los Cuerpos Celestes ocurren periódicamente causando las destrucciones…'' Obsérvese que habla de Cuerpos Celestes, no de dioses. Seme- jante afirmación implica conocimientos astronómicos, tal vez sin intervención religiosa y demuestra que aquella gente conocia que los trastornos de nuestra Tierra tienen su motivación en los cuerpos celestes. De este modo resultaría lógico suponer que tuvieran un pla- no astronómico que incluyera el zodiaco, tal como aparece esculpido en la piedra Zodiaco de Denderah. (248) La última parle del relato se refiere a unos 10,000 años a. C., coincidiendo así con la época de la constelación de Virgo, primer sím- bolo de la Gran Esfinge. Como se verá más adelante coinciden tam- bién con las descripciones de dicho relato los recientes hallazgos sub- marinos en ei Atlántico, lo que no puede ser simple casualidad. Otra confirmación más está en los escritos de Proclus, quien relató que un griego llamado Krantor viajó igualmente a Sais, en don- de los sacerdotes le mostraron ciertas inscripciones en un templo, coincidentes y similares con la versión antes proporcionada a Solón. Independientemente de estos datos antiguos, los arqueólogos modernos encontraron en Egipto un papiro de la segunda dinastía —o sea, unos 3,000 años a. C.—, que habla de una expedición enviada al Atlántico en busca de la tierra de los antepasados. En realidad, cuan- do salió esta expedición todavía no habían transcurrido muchos años después de Menes, el primer faraón; de manera que tal vez se la pue- da considerar como expedición de rescate. Esto quiere decir que la Atláníida se había hundido por etapas. En tal caso, dicha expedición de rescate pudo encontrar restos de la población, refugiados en distin- tos sitios, lo que explicaría de manera natural la presencia de los sabios que durante la tercera dinastía prepararon los proyectos y pla- nos para construir las primeras pirámides y esculpir la Gran Esfinge. Esto mismo ya se insinúa en el libro Dramáticas profecías de la Gran Pirámide. Ahora solamente estamos insistiendo en la probabili- dad de que en las cercanías del paralelo 30, o entre éste y el 20, a su paso por el Atlántico, se halle el sitio aproximado donde estuvo la Atlántida o algunas de sus ciudades importantes, antecedente de los egipcjos y de los griegos. En esa región deberían efectuarse las inves- tigaciones, pues tal vez por allí esté la ciudad con sus templos de pla- ta. oro y bronce. De esta manera quizá se esclarezcan viejos misterios que hasta hace poco tiempo se creyeron mitos y leyendas. Opiniones diferentes y a la vez coincidentes Cada vez que se han descubierto vestigios de culturas en algún fondo marino, en seguida se ha pensado que eso pudo haber sido la (249) Atlántida. Por supuesto, los escépticos inmediatamente contradicen y hasta llegan a negar lo evidente. Se han encontrado huellas de culturas desaparecidas en casi todos los mares. Entre las más recientes están las del mar Egeo, entre Grecia y Egipto, de las que se dijo en un principio que pudieran ser restos de una ciudad de Atlántida. Después, Jüngen Spant, al descubrir huellas de lo que fue una ciudad hundida en las cercanías de la isla Heligoland, en el Mar del Norte, supuso haber encontrado la Atlántida. Por nuestra parte, a la vez que diferimos con cada una de estas opiniones en particular, coincidimos en el conjunto, o sea que lo encontrado, algo tuvo que ver con Atlántida, ya que no se debe suponer que el fenómeno que produjo el hundimiento fuera tan loca! y de extensión tan reducida, que no afectase más que a los propios habitantes de su isla. Es de suponer que un cataclismo capaz de hun- dir una gran isla posiblemente de la superficie de Australia, tuvo qu&< sacudir a todo el mundo, produciendo resquebrajamientos y desnive- les capaces de alterar fundamentalmente la geografía del mismo, Todos esos hallazgos en ios fondos marinos ponen al investigador frente a la insoslayable realidad de un tremendo cataclismo. Un ejemplo perfectamente posible puede dar ideas: hoy conoce- mos un continente llamado América que va desde Tierra del Fuego hasta Canadá y aún más al norte. Supongamos (sin desearlo) que un cataclismo, provocado por el Cinturón de Fuego que corre paralelo a la costa del Océano Pacífico y que ha venido produciendo tantos sis- mos, quebrara y hundiera las partes débiles del continente, por ejemplo, Panamá, Nicaragua, .Tehuantepec, California, etc. Un cataclismo asi dejaría mera del agua porciones de tierra más o menos alejadas entre si; pero a la vez tendría serias repercusiones en todo el mundo. Pues bien, pasan los siglos y milenios, y entonces vienen los escépticos —que siempre los ha habido— y no aceptan que América haya existido toda unida, ni admiten que a ninguna de las islas exis- tentes —una parte de California, de Panamá, o de Nicaragua, ponga- mos por caso— se las deban considerar de origen americano. (250) Algo similar a lo imaginado en este ejemplo ocurre con Atlán- tida. Los Diálogos de Platón dicen que Atlántida »... tenia una extensión superior a Libia y Asia Menor juntas..." Una extensión, por tanto, quizá superior a la de Australia. No obstante, los escépticos quieren aplicar ese nombre a una extensión del tamaño de un estadio deportivo. Atlántida dio la cultura que produjo la Gran Pirámide Solón, uno de los siete sabios de Grecia, vivió desde el año 640 al 559 a- C. y fue tío de Platón, cuyos famosos Diálogos parecen des- pejar la incógnita del origen y procedencia de la gran cultura que fue capaz de concebir y construir la Gran Pirámide y la Gran Esfinge, de esculpir el Zodíaco de Denderah, y de levantar la Pirámide de Sakara y otros monumentos de época prehistórica. El texto que sigue tal vez nos oriente y ayude a descubrir y entender mejor el asunto. «... En esta isla de! Atlántico había un reino inmenso y admirable que no sólo dominaba sobre la parte de aquella tierra firme; también ejer- cia su soberanía sobre las tierras de Libia hasta Egipto y Europa has- ta el mar Tirreno. Esta gran potencia trató una vez de someter tanto vuestra nación como la nuestra y cuanto se hallaba a la parte de acá del estrecho, para lo cual emprendió una atrevida expedición guerrera. Fue enton- ces, ¡oh, Solón! cuando vuestro pueblo hizo patente todo su poder dejando admiradas a las gentes por su valor y por su energía- Pues excediendo a todos en bravura y en capacidad guerrera, puesto a la cabeza de todos los helenos, aleccionad" por la caída de todos los demás, solo y viéndose en inmenso peligro, por una parte derroto al enemigo alcanzando señaladas victorias y por oirá impidió que los pueblos que aún no se habian sometido lo fueran. Y a los demás que vivian dentro de las fronteras heraclicas les dio. sin emidia, la liber- tad. Pero mas tarde, cuando se produjeron inmensos terremotos y unas grandes inundaciones en el transcurso de un solo y aciago día y una noche, sola toda la numerosa y aguerrida generación de vuestro (251) pueblo quedó sepultada en tierra y también desapareció Atlániida hundiéndose en las profundidades del mar. Por esto el mar en aque- llas regiones no es hoy en dia navegable, no siendo posible que lo atraviesen las naves porque lo impide el lodo que dejó la isla al hun- dirse y que alcanza una gran altura. No quiero ocultarte, ¡oh Solón! —y no sólo para darte gusto a t¡ y a vuestro estado y al nuestro, educándonos y elevándonos— que el vuestro (estado) se constituyó unos mil años antes que el nuestro, después que las estirpes de Gea y Hefesto fuesen recibidas por voso- tros mucho antes de que lo fueran por los nuestros. Para la fecha de esta fundación figura en nuestros libros sagrados la cifra nueve mil años. Asi, pues, de vuestros ciudadanos que vivieron hace unos nueve mil años, dentro de poco te explicaré las leyes y las más notables hazañas que realizaron,..» Siguiendo con los Diálogos de Platón, encontramos que Critias decia: «... Pero algo tenemos que advertir someramente antes de empezar nuestro relato a fin de que no os cause extrañe¿a el oir mencionar vuestros nombres helénicos por los hombres bárbaros; escuchad, pues. el origen de este hecho; Solón, al investigar el significado de los nombres —pues pensaba utilizarlos para su poema—, descubrió que los primitivos egipcios, al registrar en sus anales aquellos nombres, los habian traducido a su idioma. Y precisamente esta traducción obraba en poder de mi abuelo y ahora en mi poder. Asi también, referia que Poseidón (Neptuno) habia recibido la isla Atlantida. Este dios permitió que la descendencia que tuvo con su mujer mortal se estableciera en un lugar de la isla Atlántida, que ofre- cía las siguientes características: era una isla, en cuyo centro habla una llanura que seguramente era la más hermosa y fértil jamás cono- cida. En sus proximidades, pero también hacia el Sentro, a unos 50 estadios (10 kilómetros) de distancia, habia una montana que caía por todos lados en suaves pendientes. En ella vivíó uno de los prime- ros hombres de la Tierra, que habia nacido allí...» : Los textos transcritos y otras citas que aparecen en tos Diálogos de Platón, confirman que tanto Grecia como Egipto fueron invadidos y fuertemente influenciados por la cultura y tal vez hasta el lenguaje de los atlantes. En efecto, es harto sabido que los sacerdotes de la dio-(252) sa Neith, de Sais, la protectora de la sabiduría, revelaron a Solón que sus archivos se remontaban a millares de años, en los que se hablaba de un continente ya perdido que estuvo más allá de las Columnas de Hércules (Gibraltar) y que fue engullido por los mares hacia el año 9560 a. C. o sea. hace ahora unos 12,000 años. Es verdaderamente admirable la persistente coincidencia en el tiempo de tan dispersas referencias al mismo asunto. Las diferencias en años que se pueden notar, son en verdad insignificantes, y bien podrían deberse a errores en los cálculos. Todos los datos recogidos en lugares tan apartados unos de otros, en el tiempo y en e! espacio, redundan en fechas muy aproximadas unas de otras, lo cual revela que en esa época verdaderamente sucedió algo muy importante que afectó a toda la humanidad. De los textos de Platón se desprende que Poseídón, posterior- mente dios griego, fue en realidad un rey de Atlániida que vivió hacia el año 9650 a. C. En la actualidad señan casi 12,000 anos. Esta fecha es importante porque se deduce de un texto de procedencia griega, que vendría a apoyar todo lo encontrado en Egipto. Como se dijo antes, en el relato hecho a Solón se habla de una gran cultura. Desde luego, un Zodiaco tan perfectamente esculpido como el Zodíaco de Denderah necesariamente requería una gran cul- tura previa, asi como un instrumenta] de primer orden para grabar los detalles y calcular la posición de las estrellas en el cielo y también ver- dadera sabiduría para expresar y perpetuar símbolos tallando la Gran Esfinge o determinando un matemático y completo simbolismo astro- nómico construyendo la Gran Pirámide. Conclusiones: a) Toda la cultura prehistórica de Egipto tuvo su origen y se desarrolló en una primera etapa en Atlántida. b) Un “dios”, entendiendo como tal a un ser llegado del espa- cio exterior, se unió en matrimonio con una mujer terrícola, (253) de cuya descendencia nacieron los reyes, el último de los cuales sería Poseidón (rey dios). c) El sistema hoy conocido como astrología nació enAtlátfi- da tal vez hace más de 20,000 años. d) El hundimiento de la Atlántida debió producirse hace 11,500 o 12,000 años. e) Como consecuencia de uno o varios gigantescos cataclis- mos ocurridos en la Atlántida, se produjeron éxodos: en uno de ellos los atlantes irían a Egipto; en otro a Sumeria; , en otro tal vez a Grecia. En alguno de ellos quizá llegaron hasta Centroamérica. Época moderna Heinrich Schliemann, arqueólogo alemán, que vivió de 1822 a 1890, se hizo famoso por sus descubrimientos de las ruinas de Troya. Durante muchos años la existencia de Troya habia sido tenazmente negada por los eruditos, pero Schiiemann la encontró. Pues bien, el siempre creyó que asi como se negó tanto tiempo el relato de Horne- ro, no obstante estar basado en la realidad, asi también se insistiría en negar el relato de la Atlántida, al que se consideraba producto de imaginación y la leyenda. La opinión de Schliemann no fue gratuita y sin fundamento puei dijo haber encontrado en San Petersburgo un papiro, cuya antigüe- dad se remontaba por lo menos a 3,350 años a- C., correspondiente a la dinastía tal vez del faraón Sent. Según dicho papiro, el faraón Sent habia enviado una expedición a buscar nada menos que el siüo donde antes estuvo Atlántida, ya que la reconocía como «madre patria de Egipto». Schliemann afirmó que ni los egipcios ni los mayas fueron nota- bles navegantes, y por tanto, ninguno de los dos pueblos en aquella época pudieron atravesar el Atlántico en viajes regulares. No obstante, las similitudes que a su juicio existen entre las civilizaciones y culturas egipcia y maya son tantas, que es muy razonable considerar a los dos pueblos como procedentes de un mismo origen geográfico y quizá has- ta genético, o sea que ambos grupos étnicos parecen pertenecer al mis- (254) mo árbol genealógico. Esto podría entenderse si alguna vez el continente africano y el americano hubieran estado unidos, o por lo menos muy cercanos entre si, o quizá unidos por delgadas franjas de tierra o por archipiélagos que permitieran el fácil traslado en las embarcaciones de aquella época. A nuestro juicio y ajuzgar por los muelles recientemente descu- biertos en el Atlántico, cerca de las islas BÍraini, como ya se dijo en otro capitulo, los barcos atlantes no parecen haber sido pequeños. De modo que aunque solamente haya habido navegación de cabotaje debió tener cierta importancia. En el libro Dramáticas profecías de la Gran Pirámide hicimos referencia al hecho de que en el Atlántico, por donde pasa el cable submarino, el fondo del mar parece estar emergiendo y noticias más recientes confirman que viene apreciándose este hecho desde hace más de 18 años. ¿Qué está sucediendo realmente en esa región? Asi- mismo, hay muchas opiniones sobre que la isla de Puerto Rico fue en otro tiempo un fondo marino que emergió, pero que ahora parece estar hundiéndose de nuevo, y esto es tan notable que se aprecia a simple vista de año en año. Puerto Rico está muy cerca del paralelo 30 al que se refiere la localización de la Gran Pirámide. Proporcionando mayor información al respecto, el autor guate- malteco Batres Jáuregui, dice en su libro La América Central ante la Historia "... el más trascendental fue el hallazgo de un gran jarro de bronce que contenia medallas, monedas, piezas de barro y objetos de hueso fósil, que reproducían las encontradas en el bronce que se halló en el tesoro de Priamo. Los vasos de Centroamérica eran incuestionable- mente de la misma mano de obra que los descubiertos en Troya.” En dicho libro se lee que todos esos objetos fueron sometidos al análisis químico y a otros exámenes científicos, resultando ser todos del mismo barro, que por cierto no era de Fenicia ni de la América Central. Los utensilios metálicos contenían una aleación de platino, aluminio y cobre, combinación nunca encontrada en alguna otra par- te. (255) A su vez, el profesor Schliemann se refiere a esto mismo en sus escritos, lo cual permite concluir que los antepasados de los egipcios llegaron al país de las pirámides llevando consigo la sabiduría y muchos elementos de su tierra nativa, que se supone fue la Attántida.

CAPÍTULO VEINTITRES - RODOLFO BENAVIDES


Considerado a primera vista y sin más antecedentes, esto parece carecer de importancia. Sin embargo, visto a nivel mundial y mirando hacia las nuevas generaciones del futuro cercano, las cosas cambian por completo. Los expertos en estas disciplinas afirman que la ten- dencia al enfriamiento general, aunque un poco lenta en su comienzo, parece ir acelerándose. Aseguran que de aumentar el enfriamiento general medio en el hemisferio Norte un grado y medio o poco más se propiciaría la formación de grandes extensiones heladas, a partir de las cuales se precipitaría rápidamente la formación de capas de hielo y luego la quinta glaciación, quizá para todo el mundo o a! menos para lodo el hemisferio Norte. De ser asi las cosas, se repe- tirán nuevamente los éxodos y las angustias que hubieron durante la precedente Era de Acuario. Todos estos fenómenos de que venimos hablando, referentes a glaciaciones, ¿no implican agua en abundancia? ¿Y no está el agua en estrecha relación con la constelación de Acuario'9 ¿Qué pueblo antiguo pudo vivir esos fenómenos hace 25 o 26,000 años para imagi- nar la idea y luego la figura de un aguador como forma de una cons- telación zodiacal que coincide en el tiempo con la época de las glacia- ciones, o por lo menos con importantes glaciares? Hoy día los agnósticos o los escépticos, que por lo general miran el asunto muy a la ligera, han atribuido las formas de las constelacio- (263) nes zodiacales a un sentimiento primitivo de adoración a las estrellas, entendidas como dioses vigilantes de la conducta humana. Sin embargo, hubo un pueblo inteligente que dio formas ideales en el cielo a un agrupamiento visible de estrellas. Pero con ello estaba aludiendo claramente a acontecimientos terrestres, siendo esa una manera simbólica de escribir páginas de la historia del mundo, para uso de las generaciones venideras —en este caso nosotros— aunque todavía no sepamos leer en ellas. Epilogo de este capítulo Las escuelas iniciáticas y ocultistas afirman que muchos de los que hoy arrastran su cuerpo físico al que llaman Vida, también lo arrastraron y vivieron en los dias ya lejanos de gloria de Atlántída. En aquel entonces, de una u otra manera, contribuyeron a la destruc- ción de aquella tierra. Por ello, en la actualidad, el solo hecho de saber de estas cosas les despierta la memoria espiritual y el dolor entonces sufrido asi como el sentimiento de responsabilidad que tuvieron por ese pasado: signo y advertencia de lo que puede suceder en e! cercano futuro. (264)

MALVINAS-GUERRA EN EL ATLANTICO SUR (Completo)



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