martes, 21 de junio de 2016

CÓMO FUNCIONA UN MONASTERIO?


Monasterios de Argentina http://www.relitour.com/monasterios-de-argentina/ Publicado Por Webmaster. Ultima Actualizacion 18 Abril 2012 Sencillez, austeridad y silencio ofrecen las diecisiete hospederías monásticas. Los monasterios son casas religiosas donde viven en comunidad monjes o monjas, dedicados a la contemplación, buscando a Dios en el silencio, en la oración, y dedican un tiempo al estudio, trabajo y descanso. Se puede compartir la liturgia de las horas o la celebración de la Santa Misa, visitarlos, hablar con ellos o ellas, y también comprar sus productos. Las hospederías monásticas son el lugar ideal para el silencio y la oración, muchos de ellos ubicados en medio de la naturaleza. Todos aquellos que deseen realizar un retiro espiritual, deberán hacer la reserva con bastante antelación, especialmente en tiempos fuertes de oración como en Cuaresma y Navidad. Todos son bienvenidos, pero deberán respetar las condiciones internas; por este motivo se especifica que no son hoteles ni residencias, y que se reservan el derecho de admisión. Provincia de Buenos Aires Abadía de San Benito (Benedictinos) CC 202 – B6700WAC – Jáuregui. Tel.: (2323) 494459 / 494380. hospederia@coopflan.com.ar www.sbenito.org.ar Abadía Santa Escolástica (Benedictinas) Martín Rodríguez 533 – B1644CCK – Victoria Tel.: (11) 4744-6402 – Fax: (11) 4744-1194. santaescolastica@arnet.com.ar Monasterio de la Madre de Cristo (Trapenses) CC 16 – B7318XAA – Hinojo. Tel.: (2284) 491083 – Fax.: (2284) 444580. hnastrap@coopenet.com.ar Monasterio de la Transfiguración (Benedictinas Misioneras de Tutzing) La Ciudadela, CC 8 – B6015WAA – Los Toldos. Tel./Fax: (2358) 444404. ciudadela@internueve.com.ar www.monasterio.org.ar Monasterio Nuestra Señora del Rosario (Carmelitas) Olleros 675, CC315 – B2900GTA – San Nicolás de los Arroyos. Tel.: (3461) 427660. carmelosn@arnet.com.ar Monasterio Santa Clara de Asís (Clarisas) Cerros de la Fe – CC 33 – B8180 – Puan Tel. (2923) 498333. hnaspobrespuan@s9.coopenet.com.ar Monasterio Santa María de los Toldos (Benedictinos) CC 8 – B6015WAA – Los Toldos. Tel.: (2358) 444145 – Fax: (2358) 444211. hospederia@monasterio.org.ar www.monasterio.org.ar Monasterio Santa María de Luján (Carmelitas Descalzas) San Roque 998 – B6700EHH – Luján Tel.: (2323) 432210. Monasterio Trapense Nuestra Señora de los Ángeles CC34 – B7300WAA – Azul. Tel.: (2281) 498005 – Fax.: (2281) 497455. trapahnos@mignaciavela.com.ar www.trapenses.com.ar Provincia de Catamarca Monasterio de la Inmaculada del Valle (Dominicas) Av. Dr. G. Martínez Zuviría S/N°, Camino al Dique El Jumeal – K4704 – San Fernando del Valle de Catamarca. Tel./Fax: (3833) 425212. Provincia de Córdoba Abadía Gaudium Mariae (Benedictinas Ruta provincial N° 14, Km 7 – X5153XAA – San Antonio de Arredondo. Tel.: (3541) 424824 – Fax: (3541) 496331. gaudium_mariae@yahoo.com.ar Monasterio de Nuestra Señora de la Paz (Benedictinos) Zona rural – X5191XAC – San Agustín. Tel.: (3547) 491278. benedictinoslapaz@dcc.com.ar Monasterio Nuestra Señora de Belén y José (Carmelitas Descalzas) Madero 501 – X5186KSE – Alta Gracia. Tel.: (3461) 427660. carmeloagracia@argentina.com Provincia de Corrientes Monasterio de San Alberto Magno (Dominicas) W3443 – Lavalle.Tel./Fax: (3777) 494028 santalucia@arnet.com.ar Provincia de Entre Ríos Abadía del Niño Dios (Benedictinos) Calle de los Benedictinos S/N° (Ruta 11) – E3153WAA – Victoria. Tel.: (3436) 421082 – Fax: (3436) 423887. abadiadelniniodios@abadiadelniniodios.org.ar Monasterio Carmelitas Descalzas Urquiza 2025 – E2820ADC – Gualeguaychú. Tel.: (3446) 427275. Monasterio Nuestra Señora del Paraná (Benedictinas) E3114XAI – Aldea María Luisa. Tel./Fax: (343) 4994134 benparana@yahoo.com.ar Provincia de Mendoza Monasterio del Cristo Orante – Tupungato.Tel.: (2622) 488967 orantes@scip.com.ar Provincia de San Juan Monasterio de la Virgen María (Carmelitas Descalzas) Pedro Echagüe y Libertad, Villa Independencia – J5442XAG – Caucete.Tel./Fax: (264) 4961602 c-demaria@sinectis.com.ar Provincia de Tucumán Monasterio de Cristo Rey (Benedictinos) T4105XAF – El Siambón. Tel./Fax: (381) 4925000 monasteriocristorey@sinectis.com.ar Monasterio de la Inmaculada Concepción (Dominicas) Saavedra lamas 665 – T4146GTC – Concepción. Tel./Fax: (3865) 424300 Fuente: Secretaria de Turismo de la Nación Monjas participantes de la primera Asamblea Federal de la Federación de Monjas Agustinas Recoletas de México. Primer Consejo Federal de la Federación de Monjas Agustinas Recoletas de México. Monasterio de San José de Papalotla, sede de la Federación. FEDERACIONES DE MONASTERIOS: JUNTAS, MEJOR. QUÉ SON Y CÓMO FUNCIONAN LAS FEDERACIONES DE MONASTERIOS DE MONJAS DE CLAUSURA La forma y modo de comprensión de las Federaciones de monjas es sumamente amplia: en ellas puede haber monasterios federados que dependan del obispo diocesano o del superior religioso; el ámbito de la Federación puede ser supradiocesano, nacional o internacional; puede extenderse a fines y objetivos más o menos amplios; y la limitación de la autonomía de cada monasterio puede ser muy variada: desde conservarla casi intacta, hasta limitar la misma autonomía e independencia, e incluso llegar a un régimen semejante a una estructura centralizada. Son varias las ventajas y fines generales de las Federaciones de monasterios de monjas de clausura: la ayuda fraterna para la conservación, defensa e incremento de la observancia y del carisma fundacional; la posible erección de noviciados o de profesorios comunes; el refuerzo común de la formación espiritual, técnica y cultural, para que tengan una calidad suficiente en todos los monasterios independientemente de su localización geográfica o del número de hermanas; la facilitación del traslado de monjas para las tareas de gobierno y formación, o incluso por motivos de salud, razón de enfermedad o cualquier otra necesidad moral o material; la realización común de nuevas fundaciones con la colaboración de todos los monasterios; la adopción de medios de promoción vocacional comunes; las ayudas económicas entre monasterios. Para llevar a cabo todos estos cometidos, una Federación cuenta con una serie de órganos de gestión. El más importante es la Asamblea Federal, donde las representantes de los monasterios se reúnen para decidir qué quieren hacer juntos, qué prioridades van a tener en los tiempos venideros y qué necesitan para salvaguardar y promover su propia vocación. La Asamblea Federal es el órgano supremo de gobierno de la Federación y se compone de la reunión de las religiosas representantes de los monasterios con la misión de escoger a la presidenta y al Consejo, y de tratar los asuntos más importantes de la Federación. Normalmente acuden las superioras de cada uno de los monasterios más una religiosa escogida por cada comunidad. Cuando termina la Asamblea Federal, las personas que se encargan de continuar el trabajo son la Presidenta Federal con su Consejo. No se trata de una superiora (al estilo de los priores generales o provinciales de otras órdenes y congregaciones), sino de una animadora, con un campo de actuación más exhortativo. Suelen contar con una secretaria y una ecónoma para facilitar el trabajo. Además existe una figura importante para desarrollar las actividades que la Federación ha considerado y aprobado tras la Asamblea Federal: se trata del Asistente Religioso, que apoya, promueve y está al servicio de la Federación y le sirve de nexo de unión con otras instituciones religiosas, como las órdenes y congregaciones de la misma familia o la misma Santa Sede. En el caso de las Agustinas Recoletas, las dos Federaciones de monasterios de monjas existentes (la de España y la de México) tienen más que ver con las “confederaciones” de tipo civil, puesto que los monasterios federados no pierden su capacidad de autonomía o “soberanía”.

¿Quiénes mataron a Facundo Quiroga?


http://www.ellitoral.com/index.php/id_um/111883-quienes-mataron-a-facundo-quiroga ¿Quiénes mataron a Facundo Quiroga? De la muerte de Facundo Quiroga se sabe que ocurrió en Barranca Yaco el 16 de febrero de 1835 y que el jefe de la partida fue el capitán Santos Pérez, hombre de confianza de los hermanos Reinafé, dueños y señores de la provincia de Córdoba. También se sabe que Juan Manuel de Rosas, con el acuerdo de Ibarra y López, ordenó la detención de Santos Pérez, tres de los hermanos Reinafé y de los principales integrantes de la partida que perpetró la atroz degollina en Barranca Yaco. Compartir:Imprimir Compartir por e-mail 17_20150408_cejas.jpg por Rogelio Alaniz De la muerte de Facundo Quiroga se sabe que ocurrió en Barranca Yaco el 16 de febrero de 1835 y que el jefe de la partida fue el capitán Santos Pérez, hombre de confianza de los hermanos Reinafé, dueños y señores de la provincia de Córdoba. También se sabe que Juan Manuel de Rosas, con el acuerdo de Ibarra y López, ordenó la detención de Santos Pérez, tres de los hermanos Reinafé y de los principales integrantes de la partida que perpetró la atroz degollina en Barranca Yaco. Después de veinte meses de juicio, Santos Pérez y dos de los hermanos Reinafé fueron fusilados en Plaza de la Victoria. Otro de los hermanos murió en la cárcel y el único que escapó de la furia helada del Restaurador se ahogó dos años después en el río Carcarañá. Conclusión: los principales responsables del crimen pagaron con sus vidas, los Reinafé desparecieron del escenario político de Córdoba, y Rosas logró, gracias al sacrificio de Quiroga, las facultades extraordinarias y la suma del poder público. En términos políticos, la crisis provocada por el asesinato de Facundo se resolvió favorablemente para los intereses de Juan Manuel y de Estanislao López, pero ya se sabe que una adecuada resolución política no siempre se compatibiliza con la verdad histórica o, para expresarlo en términos más justos, con los interrogantes que se hacen los historiadores. Según la versión oficial, la sagacidad y la acción decidida de Juan Manuel permitió ajustar cuentas con los autores materiales e intelectuales de Barranca Yaco. Como para abrochar al operativo con un moño, se dijo que detrás de los Reinafé estaban las intrigas criminales de los salvajes unitarios. El negocio para el estanciero de Los Cerrillos fue redondo. Dos meses después de la muerte de Quiroga, asumió con la suma del poder público y pronunció palabras que hasta el día de hoy siguen provocando un ligero estremecimiento: “Resolvámonos a combatir a estos malvados que han puesto en confusión nuestra tierra. Persigamos a muerte al impío, al ladrón, al homicida y, sobre todo, al pérfido y al ladrón que tengan la osadía de burlarse de nuestra buena fe. Que de esa raza de monstruos no quede uno entre nosotros y que su persecución sea tan tenaz y vigorosa que sirva de terror y espanto a los que puedan venir en adelante”. Exquisita pedagogía nacional y popular que seguramente continúa emocionando hasta las lágrimas a los corifeos del Instituto Dorrego. ¿Nada más hay que decir del crimen de Barranca Yaco? ¿Juan Manuel resolvió todos los interrogantes? Más o menos. Efectivamente, Santos Pérez fue el que dirigió la partida, el que disparó contra Quiroga y el que ordenó que degollaran a todos los viajeros, incluso a los niños. Lo único que se puede decir a su favor es que el hombre cumplía órdenes, órdenes de los Reinafé, quienes luego, cuando las papas quemaban, intentaron envenenarlo. Los caudillos, como luego los jefes mafiosos, en estos temas nunca se equivocan. Apenas perpetrado el crimen, los Reinafé presintieron que se les venía la noche. La correspondencia entre Rosas y López es en ese sentido aleccionadora. Allí, Juan Manuel le explicaba a su amigo santafesino las diligencias que estaba realizando para desenmascarar a los Reinafé y, como al pasar, le dice que está al tanto de sus relaciones con los políticos cordobeses y de los rumores que circulan acerca de que detrás de los Reinafé está él. La hipótesis de que López fue efectivamente el autor intelectual de la muerte de Quiroga no es descabellada, pero merece relativizarse. López nunca se llevó bien con el Tigre de los Llanos. Celos, resquemores. Facundo por su parte, nunca dejó de acusarlo de “gaucho ladrón de caballos” y, además, lo responsabilizaba de haberlo dejado pasar por Santa Fe a José María Paz para reconquistar Córdoba y después derrotarlo en las batallas de Oncativo y La Tablada. En sus memorias, el general Paz recuerda como al pasar que en septiembre de 1834 López se reunió con los Reinafé en Santa Fe. También se habla de otra reunión en la localidad de El Tío, donde supuestamente los Reinafé lo pusieron al tanto de lo que pensaba hacer con Quiroga. Habría que señalar, finalmente, que los Reinafé eran muy guapos, muy intrigantes, pero resulta poco creíble imaginar que ellos fueran capaces de ordenar la muerte de uno de los políticos más importantes de la Argentina sin un respaldo mayor o, por lo menos, sin un guiño cómplice. Y ya que hablamos del Manco Paz, no deja de ser sugestivo que después de Barranca Yaco, y mientras los rumores de la complicidad de López eran cada vez más intensos, éste resolviera entregarle Paz a Rosas, su prisionero favorito, la carta que López se había reservado para jugarla en el momento oportuno. Paz estaba detenido en Santa Fe desde 1831. Las célebres boleadoras de un gaucho habían puesto punto final a una de las experiencias políticas más interesantes de esos años. Mundo pequeño. La tropa que trasladó a Paz hasta el campamento de López estaba dirigida por Santos Pérez. López entregó a Paz como acto de buena voluntad e inmediatamente entregó a los Reinafé. Los Reinafé por su parte dijeron que la muerte de Quiroga había sido cometida por gauchos bandoleros; después dieron a entender que el responsable era Felipe Ibarra, el perpetuo caudillo santiagueño, acusación que Ibarra desechó con pruebas contundentes. Cuando la cosa pasó de castaño a oscuro intentaron -como ya lo dije- eliminar a Santos Pérez. Como último intento por detener lo indetenible, montaron el simulacro de un juicio que los liberó a los cuatro hermanos de culpa y cargo. En el camino, Santos Pérez fue detenido por una partida en un episodio digno de una película dirigida por John Ford: Santos Pérez, el gaucho que no vacilaba en degollar al que se le saliera al cruce, el hombre que atemorizaba con su mirada al matrero más pintado, al matón más impiadoso, al cuchillero infalible, estaba profundamente enamorado de Rosa Yofre, hija de un estanciero de la zona. El clásico de la mujer que entrega a su hombre enamorado se cumplió una vez más. Cuando una noche ingresó la partida al caserío, Santos Pérez intentó manotear su puñal y su revólver, pero la dulce Rosita se los había escondido. Santos Pérez fue el primero en comenzar a pagar aquella muerte. Analfabeto, valiente, desconfiado y buen mozo, cumple las órdenes de los Reinafé porque así eran sus códigos. No obstante ello, les sugirió a sus patrones si habían medido las consecuencias del crimen que le ordenaban cometer. Francisco Reinafé, le respondió que se quedara tranquilo porque la muerte de Quiroga era deseada por López y Rosas. ¿Mentían los Reinafé? Nunca lo sabremos. Sí es válido especular que ellos solos jamás se hubieran animado contra Quiroga. Se trataba de una familia del poder que decidía los pasos a dar luego de permanentes consultas. No eran loquitos sueltos u hombres dominados por impulsos incontrolables. Respaldados o no, está claro que todo les salió mal. Perdieron el poder político y los cuatro hermanos, en menos de tres años, perdieron sus fortunas y sus vidas. Volvamos a Quiroga. Como se sabe, el gobernador Maza lo mandó al norte para que arbitrara las disputas entre los caudillos de Tucumán y Salta, Quiroga salió de Buenos Aires a fines de diciembre. Juan Manuel lo acompañó hasta San Antonio de Areco. En la ocasión, Rosas escribió su famosa carta de la Hacienda de Figueroa, uno de los textos más explícitos y, si se quiere, más lúcidos, escritos por él. Allí da a conocer sus puntos de vista acerca de la organización nacional y sus diferencias con quienes creían que los problemas argentinos se resolvían con “un cuadernito”. Rosas no pensaba en estos temas lo mismo que Quiroga. Unos meses antes le había escrito a Ibarra que en los tiempos que corrían la política se dividía entre los que estaban con ellos y los que estaban en contra. La frase enternecería a algunos de nuestros políticos contemporáneos de cuyo nombre no quiero acordarme, pero que siempre miraron con admiración al Restaurador.

7. El Tigre de los Llanos.

Facundo Quiroga - Algo habran hecho