viernes, 30 de marzo de 2018

DESTELLOS PATAGÓNICOS (31)


EL VIAJE DE UNA TRAVIESA MOLÉCULA DE AGUA
Por Sergio Pellizza: La traviesa molécula de agua convertida en hermoso cristal de hielo, contoneando su forma exagonal, se despabila esa mañana, notando suaves tironeos en su delicada estructura. Recordaba que hacía tiempo reposaba tranquila en lo alto de la montaña. Antes había sido parte de nube paseada por el viento, luego precipitó en ese confortable lugar como nieve. Se sentía muy cómoda allí, cuando de nuevo el calor del sol comenzó a sacudirla y junto a muchas amigas del vecindario se sintió empujada por la gravedad y el rio de hielo comenzó a moverse lentamente. -Estaba tan bien aquí, se dijo. - Descansando después de mucho, mucho tiempo y comentando con sus compañeras las muchísimas historias que tenían para contarse. - Pero el trabajo hay que hacerlo reflexionó. Comenzó a bajar con todas las demás en forma de racimos apretados que formaban gotas, luego con muchas otras gotas formaron un pequeño arroyito, un torrente donde todo se revolvía, hasta llegar a un lugar más tranquilo, un lago. Los humanos con esa manía de trascender le habían puesto el nombre de un tal Viedma, lo mismo que, del glacial donde procedía. El viento había comentado que ese tal Viedma era un explorador español que lo había “descubierto” en tiempos humanos en el año 1782. Muchos siglos antes los habitantes originarios lo llamaron “Copar”, una planta que crece en sus orillas. Nombre que no trascendió porque no sabían escribir. De todas maneras el viento también dijo que el proceso de formación de la cordillera comenzó en el Terciario y llegó hasta los inicios de la época glaciar más reciente, a principios del Cuaternario es decir que en tiempos geológicos se trata de millones de años. La traviesa molécula de agua, unida a muchas nuevas amigas paseó un tiempo entretenido, charlando en ese lago Viedma y de pronto otra vez se interrumpe el descanso. Ella y las que la rodeaban son empujadas por la fuerza de gravedad hacia nuevas turbulencias. -Se terminó la paz amigas comentó, agarrémonos y disfrutemos este nuevo viaje. Se realizó por el que llamaron Rio La leona. Poco después otro momento de paz en un lago donde desemboca este río, el Lago Argentino. El viento siguió comentando cosas, de entre las que se pudo escuchar: Entre los pioneros de su descubrimiento se encuentra el contralmirante Valentín Feilberg, entonces subteniente de la goleta de la Armada Argentina Chubut, quien en noviembre de 1873. Es el lago Argentino con sus 1560 Kilómetros cuadrados el más grande de Argentina y el tercero en Sudamérica. La molécula traviesa estaba contenta y seguía sus interminables charlas con sus vecinas nuevas y antiguas, siempre atentas a los comentarios del viento, que en este momento dice: -Atento chicas están por ingresar a un nuevo Rio que llaman Santa Cruz. Aquí se moverán bastante, es uno de los ríos más caudalosos de Argentina, tiene una longitud desde sus nacientes, lugar donde están por ingresar, de 385 Km y un desnivel desde el Lago Argentino de 187 metros. Debido a esto su caudal es de 790 metros cúbicos por segundo. Los humanos creen que es un buen lugar para construir represas para generar energía eléctrica, ese fluido que necesitan para hacer todo lo que hacen con su tecnología. -Pienso que si bien se modificará un poco el paisaje el balance será positivo porque esta manera de generar fuerza electromotriz es mucho menos contaminante que la de la generación por usinas propulsadas por hidrocarburos que lanzan muchos residuos a la atmosfera. -Ojala así sea reflexionó el viento. - Me resulta muy molesto moverme en una atmosfera sucia que debo estar continuamente limpiando y ya llegue al límite de mis capacidades. En el hemisferio norte es un desastre la contaminación de lagos y ríos. – -Les cuento que en Europa hay un rio que se llama Danubio que inspiró un vals muy hermoso. “Danubio Azul” Del hermoso vals dedicado por Johann Strauss a esos hermosos azules, solo queda el nombre, ya que el plástico y la basura han alcanzado niveles nunca vistos. - En el Danubio «hay más plástico que peces» y su color es un sucio marrón, sentencia el científico del Departamento de Limnología y Oceanografía de la universidad de Viena, Aaron Lechner. -Les digo también que la paciencia de los poderes superiores está llegando al límite y no sé qué sucederá si la contaminación llega hasta los increíbles azules de los glaciales, en especial del que Llaman Perito Moreno, donde se sabe que está el altar mayor de la naturaleza. Esto sería imperdonable y creo se acabaría el tiempo de los humanos. Que apenas tienen menos de un millón de años desde que comenzaron a andar en dos patas y pensar. La naturaleza entre otras cosas tiene paciencia y 15 millones de años no son prácticamente casi nada en su calendario geológico y le bastarán para regenerar el planeta azul. Esta vez sin molestos humanos.