sábado, 1 de octubre de 2011

SOBRE CUENTOS Y DESVELOS

Con el permiso de MARCELO PESARESI que descuento...

de Marcelo Pesaresi, el Lunes, 03 de mayo de 2010, 4:06

Hace unos días atrás, Verónica Sagger me requirió que, en los cuentos fuera breve y conciso, que no me extendiera mucho. Acepte que tenía razón. Un cuento no necesita ser largo para ser bueno, ni tampoco excesivamente detallado.

Por momentos, en la pasión por redactar, nos olvidamos de lo breve y así, sin mediar advertencia de nuestros sentidos, nos pasamos de largo y terminamos en una novela corta, complicada y difícil de resolver. Pero novela no es lo mismo que un cuento como una poesía tampoco de una crónica.

El se pudiera ejemplificar lo que es un cuento, tomaría un arco y una flecha y a lo lejos, colocaría un blanco. El cuento es todos estos elementos. Consta de una introducción, que sería cuando se tensa el arco; un argumento, que es el vuelo de la flecha hacía su objetivo y una resolución abierta o cerrada, simbolizada en este caso, con el impacto de la flecha. El final del cuento debe producir arrobo estético o bien, satisfacción o bien, zozobra por saber más en caso que se opte por un final abierto.

El cuento no requiere de descripciones, nombres o apellidos aunque se los puede añadir si es necesario. Pero es un detalle prescindible. Cada cuentista tiene que recordar que la imaginación del lector es cómplice de todo narrador. Solo se requieren palabras justas para potenciar las ideas del que dedica tiempo a la lectura. El cuento permite sencillez.

En cierto modo, leer es viajar a mundos imaginarios que solo existen en la propia mente. Cada mundo creado en nuestras mentes es único e irrepetible y no se comparte jamás con nadie. Podrá ser parecido a lo que el otro imagina, pero jamás todos los detalles coincidirán. De allí que leer, es transportarse individualmente hacia recreaciones muy personales. Se podría afirmar que, cada experiencia al leer, es análoga a los cristales que forman la nieve. Ninguna igual a otra aunque parecidas.

Es importante que, al comenzar a escribir, se tenga pensado el final. Horacio Quiroga, el famoso cuentista uruguayo que vivió muchos años en la selva misionera, requería certeza de final antes de empezar a redactar.

Independientemente si el cuento es realista, fantástico o de ciencia ficción, existen requisitos que se debe respetar. Introducción, nudo y desenlace son imprescindibles. En cuanto a la técnica, no es lo mismo Borges con su maestría de empezar por el final como en Hombre de la Esquina Rosada resolviendo este aparente inconveniente con una revelación al culminar, que hace pronunciar al lector, un ohhh, sonoro.

Sin embargo, el maestro del cuento breve sin duda es Enrique Anderson Imbert, un autor poco valorado pero cuya producción es muy importante. Por años, radicado en el extranjero, sus cuentos reflejan una síntesis de contundencia y brevedad pocas veces vista. A continuación, les presento el cuento ESPIRAL, una obra maestra de este genio argentino. Gracias por leer.

Espiral
[Cuento. Texto completo]
Enrique Anderson Imbert

Regresé a casa en la madrugada, cayéndome de sueño. Al entrar, todo oscuro. Para no despertar a nadie avancé de puntillas y llegué a la escalera de caracol que conducía a mi cuarto. Apenas puse el pie en el primer escalón dudé de si ésa era mi casa o una casa idéntica a la mía. Y mientras subía temí que otro muchacho, igual a mí, estuviera durmiendo en mi cuarto y acaso soñándome en el acto mismo de subir por la escalera de caracol. Di la última vuelta, abrí la puerta y allí estaba él, o yo, todo iluminado de Luna, sentado en la cama, con los ojos bien abiertos.

Nos quedamos un instante mirándonos de hito en hito. Nos sonreímos. Sentí que la sonrisa de él era la que también me pesaba en la boca: como en un espejo, uno de los dos era falaz. «¿Quién sueña con quién?», exclamó uno de nosotros, o quizá ambos simultáneamente. En ese momento oímos ruidos de pasos en la escalera de caracol: de un salto nos metimos uno en otro y así fundidos nos pusimos a soñar al que venía subiendo, que era yo otra vez.

FIN

Referencia consultada: CIUDAD SEVA

(Visítela en el siguiente link: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/anderson/vudu.htm )