Capitulo XIV
"EL NEGRO" ES UNA PIEDRA MÁGICA
En el Museo y Casa de la Cultura de Santiago Tuxtia, estado de
Veracruz, de la cual en el ano 1978 era director el señor Fernando
Bustamante, hay una piedra conocida con el nombre de El Negro,
que fue encontrada originalmente en Tres Zapotes, zona arqueológi-
ca de gran importancia "no solamente en esa región, sino en toda
Mesoamérica.
Santiago Tuxtla está a hora y media en automóvil del puerto de
Veracruz. Es un bello sitio, digno de ser visitado simplemente por pla-
cer y para descanso y, claro está, para visitar a El Negro en su
museo.
Se trata de una piedra no muy grande, de forma alargada, y de
una longitud de unos dos metros en su parte visible. Uno de los extre-
mos está enterrado en el piso, mientras que en el otro extremo, desde
antiguo, los olmecas esculpieron una cara de pómulos salientes, grue-
sos labios, nariz achatada y ojos que sugieren rasgos asiáticos. Apa-
rece en actitud de mirar hacia el lejano horizonte.
Para cualquier persona medianamente observadora, este rostro
en piedra oscura es similar al de muchos de los nativos descendientes
de los olmecas y también al de varios de los brujos de la región, con
algunos de los cuales el autor tuvo oportunidad de conversar.
Las interpretaciones que ha suscitado este monolito varían
mucho de una persona a otra y hasta existen opiniones francamente
contradictorias entre los investigadores. At autor le ha parecido que
no se le concedió la importancia debida. Para el tema de este libro si (143)
Piedra labrada de origen olmeca que se encuentra en el Museo y Casa de la Cultura Lic. Erasmo Castellano, en Santiago Tuxtla.
estado de Veracruz, México.
la tiene, pues además de originar un fenómeno digno de relato, que en
otro tiempo se habría juzgado como demoniaco o quizá de origen
divino, resulta ejemplo objetivo que facilita la comprensión de fenó-
menos similares acaecidos en e! pasado.
Desde luego se puede afirmar sin lugar a dudas que contiene una
fuerte carga eléctrica, que se siente con facilidad al tocarla con las
manos. Si éstas están mojadas, la sensación es mucho más fuerte,
dependiendo la intensidad del fenómeno de la sensibilidad personal y
del tipo de carga eléctrica de cada uno, ya que todos los seres Huma-
nos somos baterías eléctricas aunque desconozcamos nuestro respec-
tivo potencial.
Pues bien, ocurrió que estaba el autor hablando con el director
del museo, con algunos periodistas y con otros visitantes, cuando sin (144)
especial intención puso la mano sobre la mencionada piedra y así per-
maneció poco más de un minuto. Entonces sintió una rara sensación
en todo el cuerpo, a la vez que en la mano izquierda, que estaba sobre
la piedra, sentía un choque eléctrico semejante al que se siente cuando
se toca el picaporte de un automóvil y se produce una descarga eléc-
trica. Asimismo, sintió que se le enfriaba la mano izquierda hasta sen-
tir dolor en ella, mientras palidecía su rostro. Luego le dolió intensa-
mente la muñeca.
El frió le subió por el brazo izquierdo hasta llegarle a la cara y
fue sintiendo un creciente mareo acompañado de fuerte aceleración
en las palpitaciones de! corazón. Entonces se vio obligado a sentarse
en lo primero que encontró, a fin de no caer al suelo sin sentido.
Ya sentado, perdió instantáneamente la conciencia para ir
recuperándola luego lentamente.
Cuando iba saliendo del desvanecimiento que lo tenia todavía
aturdido, una periodista que al principio se había alarmado mucho,
empezó luego a usar un lenguaje irónico y escéptico, asegurando que
todo había sido teatro y una broma de mal gusto. Y para demostrar
do que afirmaba puso una mano sobre la piedra mientras seguía rien-
do y bromeando.
Permaneció en esa actitud de burla más de dos minutos, afir-
mando que no sentía absolutamente nada... Pero cuando empezó a
sentir cosquilleo en los dedos, debió de asustarse, porque suspendió
las burlas y se retiró silenciosa a un asiento cercano, donde empezó a
palidecer su rostro para luego tomar un tinte verdoso. Entonces dijo
en voz baja a sus amistades que se sentía mareada- La general aten-
ción sobre la piedra hizo que casi nadie se diera cuenta que la perio-
dista se había retirado sin dar explicaciones.
Este episodio ocurrió en domingo y durante una celebración en
el pueblo a la que asistió mucha gente. Por eso la noticia de lo ocurri-
do se esparció y muchos fueron a tocar la piedra ansiosos de sentir
algo, quizá esperando un milagro. En verdad, muchas personas sintie-
ron algo asi como un cosquilleo en los dedos, otras recibieron un fuer-
te impacto y otras no sintieron nada especial.
El Negro tiene en la cabeza una cavidad parecida a una pequeña (145)
cazuela, que probablemente sirvió desde su origen para echar agua,
ya que, al humedecer o mojar las manos, la sensación es mucho más
notable. Partiendo de esta suposición, el autor pidió que se mantuvie-
ra esa cavidad llena de agua a fin de observar el efecto en todos los
visitantes. Efectivamente, a semejanza de una pila de agua bendita en
templo católico, los visitantes metían los dedos en el agua depositada
en la cazuela y al ponerlos luego sobre la piedra, algunos sintieron la
electricidad, cada cual con distinta intensidad según su propia sensibi-
lidad.
Por la experiencia anterior quizá se pueda entender mejor lo que
en realidad son las curaciones magnéticas aplicadas por los brujos de
la región, que en algunos casos son muy notables, duraderas y efecti-
vas, mientras que en otros no producen efecto alguno.
Se dice, y tal vez con razón, que el desequilibrio de la polaridad
eléctrica en el ser humano produce trastornos internos que se mani-
fiestan de muchas maneras, como enfermedades diversas, algunas de !t
ellas llamadas psico-somáticas o nerviosas, u otro tipo de dolencias
no siempre explicables.
Según esto, lo que en realidad hace la curación magnética,
mediante !a imposición de las manos, es lograr un parcial o completo
equilibrio de las polaridades. De donde se deduce la afirmación antes
hecha de que un alto porcentaje de los padecimientos en el cuerpo
humano son meramente desequilibrios de la polaridad eléctrica.
Lo dicho se ha comprobado en los experimentos electrónicos
realizados con el fin de encontrar los meridianos en el cuerpo para la
aplicación de electrodos en la técnica de la acupuntura. A este respec-
to se afirma que la electricidad varia constantemente^en la superficie
—o sea, en la piel—, hasta el punto de que puede ir rápidamente desde
un nivel muy bajo de intensidad, hasta uno muy alto, y quedarse allí
prolongadamente o regresar de inmediato al bajo volumen, todas
estas oscilaciones en un cortísimo espacio de tiempo.
Un choque eléctrico como el que le ocurrió al autor pudo no
haber tenido el mismo efecto con diferencia de hora, o tal vez con
diferencia de unos minutos.
Esta explicación tiene su importancia, porque en el caso de cura- (146)
dones magnéticas con las manos sobre la parte enferma, explicaría
por qué algunas veces esta técnica si funciona, mientras que otras no
produce ningún efecto apreciable.
Coincidiendo con todo lo dicho, sucede que en la región de los
Tuxtlas, donde se encuentra la mencionada piedra «mágica», es don-
de probablemente más abundan los brujos curanderos y que tienen
fama de curar precisamente con las manos. Esta práctica todavía
existe, no tanto por ignorancia o credulidad de quienes buscan a los
brujos, cuanto porque los solicitantes efectivamente sienten algún ali-
vio al someterse a tan antigua tradición olmeca. ¿Será acaso que toda
la región de los Tuxtlas, y muy particularmente Tres Zapotes, es una
zona magnética y que de allí viene el magnetismo animal —asi llama-
do por J. Antón Mesmer— que se desprende de las manos de los bru-
jos curanderos?
La explicación de la carga eléctrica contenida en la piedra será
asunto que la Física po"drá expresar satisfactoriamente, asi como la
Medicina podrá decir el porqué de la repentina baja de presión ar-
terial y el acelerado aumento de las palpitaciones del corazón. Mien-
tras tanto, podemos suponer que dicha piedra es capaz de captar
las partículas de alto voltaje llamadas rayos cósmicos, así como los
rayos ultravioletas solares, capacidad natural que debe estar en la
estructura molecular y atómica de la misma.
Por otra parte existen métodos como la acupuntura, que
explican cómo reacciona el cerebro, e! sistema nervioso y todo el
organismo humano en general al aplicársele una corriente eléctrica.
La fotografía Kirlian exhibe en colores las respectivas reacciones de
lo que hoy todavía se entiende por aura. Así pues, el fenómeno antes
relatado está muy lejos de ser misterioso y como toda aplicación eléc-
trica, no produce los mismos efectos en todas las personas.
En síntesis, que todo este asunto es explicable en la actualidad
por lo que pierde el valor mágico, misterioso o milagroso que antaño
se le adjudicaba. Quizá ahora podamos comprender mejor a los lla-
mados brujos, que lodo lo que hacen es captar la energía cósmica y
transmitirla a los pacientes, nivelando de esta manera los posibles dese-
quilibrios de polaridad. En otras palabras: lo que hacen es transmitir la
(147)
energía que falta o absorber la energía que sobra. ¿Tiene esto algo de
misterio? La rápida contestación de muchas personas es que hay
demasiados embaucadores y falsos brujos, pero ese ya no es asunto
de la ciencia sino de la policía, además de que siempre cabria pregun-
tarse: ¿existe acaso alguna actividad humana en la que no aparezcan
los embaucadores?
En fin, que a cambio de la frialdad científica alrededor de estos
problemas, la susodicha piedra viene a convertirse en ejemplo objeti-
vo, absolutamente tangible, que permite entender la mentalidad lla-
mada primitiva de !os pueblos antiguos, de sus creencias, leyendas y
mitos, de sus idolatrías y milagros.
Efectivamente, los pueblos antiguos, seguramente más sensibles
que los pueblos modernos por haber estado en más contacto con la na-
turaleza y, además, por ser desconocedores de la electricidad, al sentir
en las manos o en el cuerpo el choque eléctrico y los consiguientes efec-
tos, debieron de efectuar un sin fin de conjeturas, todas ellas encami-
nadas hacia lo religioso y hacia la adoración de deidades imaginarias.
Los antiguos olmecas no fueron excepción a este respecto. Todo
hace suponer que la cara de El Negro pudo ser la cara de algún brujo
olmeca, quien, usando la piedra como símbolo y viva manifestación
de sus personales poderes sobrenaturales, se ganó un prestigio, de
donde tal vez resultó deificado. Después los creyentes labrarían en la
piedra su cara, convirtiéndola en sagrada.
El autor, siguiendo el hábito de investigar todo tratando de obte-
ner respuestas, después de haber sufrido el fenómeno descrito, pidió a
varías personas le permitieran acercar la mano a sus caras y para
propia sorpresa, sucedió que algunas de esas personas afirmaron
haber sentido claramente en el rostro cierta vibración que calificaron
de eléctrica. Una dama hasta entró bruscamente en trance y comenzó
a hablar, estando de píe y oscilando su cuerpo, haciendo que quienes
la rodeaban estiraran sus brazos para evitar que cayera al sutlo.
Hubo otros fenómenos parecidos, incluso colectivos.
Imagine el lector todo esto efectuado por un sacerdote o brujo
olmeca de hace seis o más siglos- ¿Cuál seria la reacción de cada
persona y en todo el pueblo, enfermos o no? (148)
Estos experimentos, tan empíricos como se los quiera juzgar,
vienen a comprobar y a demostrar que la carga eléctrica de que se
trate permanece activa en el cuerpo, particularmente en las manos,
durante algún tiempo.
Otro notable efecto fue que en los días siguientes el autor sintió
un agradable relajamiento físico y mental que lo estimuló a seguir tra-
bajando de día, con profundo reposo por las noches, cosa que desde
hacia tiempo no lograba disfrutar.
Reflexiones sobre el mismo tema
De lo escrito hasta ahora cabe deducir que la energía cósmica
que se cree existe acumulada en la Gran Pirámide, viene a ser de
alguna manera la misma energía acumulada en la piedra El Negro de
Santiago Tuxtla. Y también que la técnica usada por los curanderos
con las modalidades propias del practicante es muy antigua y tam-
bién usada en Oriente por los sacerdotes y los brujos. (En la India, por
ejemplo, se entendía como una manera de transmitir y recibir el pro-
na y daba aureola de santidad milagrosa.)
Finalmente, demuestra que todo ser humano posee la facultad
de recibir y luego transmitir la energía vital, pero que no todos saben
cómo hacerlo.
Prana, palabra de origen sánscrito, significa según las enseñan-
zas ocultistas, energía vital, o sea la vida misma. En algunas de las
disciplinas se la ha llamado éter, refiriéndose al espacio interestelar
que se considera inundado de radiaciones cósmicas, de energía vital.
En oyos sitios ha sido entendida como alma universa! y de ella se
dice que se mueve en vibración ondulante.
En el alma universal, según el ocultismo, se alimenta la vida
espiritual- Todas esas hipótesis y otras similares que no se mencionan
para no agotar la paciencia del leclor. intentan explicar qué es la vida
y cómo se mueve en el Universo. Se afirma, por ejemplo, que cada
espiritu es una partícula de energia de origen divino que para el cum
plimiento de su misión toma del alma universa! lo necesario, a fin de
individualizarse cada vez. más en sus interminables viajes de vida físi-
(149)
ca primero, luego solamente espiritual y de retorno a la vida física
después... o dicho de otro modo, en las innumerables reencarnaciones
del espíritu, siempre en eterno retorno, única manera de acumular la
experiencia necesaria para llegar algún día, en algún planeta, a la
maestría y al nirvana, o sea, fundirse con el Creador.
Naturalmente, todo esto es discutible, ya que son hipótesis de
origen ocultista muy antiguas y tradicionales. No obstante, alguna
explicación valedera puede encontrarse en ellas, especialmente si
haciendo caso omiso del aparente significado que dan las palabras, se
observan y analizan con mente abierta los efectos que se entienden
como efectos de magia o de brujería.
Si una persona, por ejemplo, permaneciera durante un tiempo
prolongado en contacto con una piedra como la que se ha descrito.
seguramente que podria ejercer alguna influencia igualmente magnéti
ca en sus semejantes (lo que demostraría además que ha servido de
transistor). Y si esa piedra tuviera solamente una polaridad eléctrica
-iones de signo negativo por ejemplo, o de algún otro tipo siempre de
origen eléctrico—, se impondría de inmediato la necesidad de! equili-
brio, para lo cual concurrirían los iones de signo positivo que normal-
mente se encuentran en la atmósfera. Pero ¿de dónde llega esa ener
gía positiva? ¡Del Cosmos! ¡Del centro de nuestra galaxia!
En definitiva, que al hablar de iones positivos, estamos hablando
de energía cósmica, galáctica, de alma universal o prana.
¿Cómo se obtiene o se recibe el prana según los orientalistas?
Eso lo contestan varias disciplinas en occidente aunque todas ellas
influenciadas de alguna manera por el pensamiento orientalista. La
contestación es que el prona entra al cuerpo por la nariz mediante la
respiración profunda, pues se dice que en la atmósfera se encuentran
los iones positivos, mientras que en los productos de la tierra se
encuentran tos iones negativos, produciéndose así el equilibrio de
energía vital.
Esta parece ser la explicación de muchas palabras que sugieren
la misma idea: alma universal, éter, energía vital, etc.
Hay personas que, por sus personales características físicas y
naturales, son capaces de captar y luego transmitir la energía eléctri-(151)
ca que de alguna manera reciben del exterior, o tal vez a consecuen-
cia de la ingestión de determinados alimentos, en los que se encuen
tran esas cargas de que se habló anteriormente. Hay quienes resultan
más aptos y eficaces en esta práctica, y a algunos de ellos se los mote-
ja de brujos, en vez de estudiarlos para encontrar respuestas lógicas,
acordes con el momento tecnológico que vivimos.
Estas consideraciones nos sugieren que tal vez no pasará mucho
tiempo sin que nos llevemos alguna sorpresa, como podría ser la de
encontrar cuál es la técnica de captación de la energía y cómo se
transforma en el organismo humano para luego proyectarse en forma
de magnetismo animal, según !a designó Mesmer hacia el año 1800.
Es decir que hace 180 años se hicieron muchas demostraciones de có-
mo opera la energía vital o magnetismo animal, intentándose desde
entonces explicaciones a nivel científico, sin que sepamos nada denni-
tivo todavía, tal vez porque preferimos reirnos o asustarnos.
Dos piedras mágicas
En Poona, una capital de la India a! sureste de Bombay, al lado
derecho de la carretera que sale de Satura, está Shivapur. pequeña
aldea muy pobre, en la que lo único importante es el culto al santón
Qamar Alí, de la religión Sufie. Le han dedicado una modesta mez-
quita frente a la cual hay dos rocas de granito aparentemente común,
con sus aristas redondeadas, quizá por lo mucho que las han mano-
seado. Una de ellas pesa alrededor de cuarenta kilos y la otra tal vez
unos cincuenta y cinco, según dicen los nativos.
Diariamente, con sentimiento profundamente religioso, grupos
formados siempre por once personas van a visitar la mezquita. Luego
se reúnen alrededor de una de las piedras, la tocan todos con el dedo
índice y, mediante cánticos o simplemente voces, invocan la presencia
de Qamar Alí. Entonces, a manera de respuesta, la piedra empieza a
levantarse del suelo, sin intervención física visible de ninguna especie
como s¡ la piedra hubiera perdido totalmente su-peso. se eleva más de
un metro y en algunos casos tanto cuanto los brazos de los presentes-
Y así flotando, permanece durante varios segundos para luego
comenzar a descender lentamente, hasta colocarse de nuevo en su (152)
sitio. Exactamente lo mismo sucede con la otra piedra si los visitantes
lo desean.
Para lograr este fenómeno no es necesario que sean todos nati-
vos del lugar, pues en el experimento pueden intervenir turistas. Este
efecto sigue todavía sin explicación. No obstante, obviamente, esas
piedras reaccionan a la influencia magnético-mental, quizá psíquica,
de quienes intervienen.
Adoración a las piedras
Siguiendo con el tema de las piedras en su relación con la
influencia de la mente humana, encontramos que es muy conocida la
adoración que algunos pueblos antiguos dedicaron a ciertas piedras,
especialmente señaladas, lo cual quiere decir que sólo algunas les pro-
dujeron especial impresión. Otro tanto se puede decir de ciertas mon-
tañas, motivo de adoración y creencias religiosas, prolongadas hasta
nuestros días en algunos países.
Conviene citar aquí algunos casos notables y accesibles al lec-
tor, tomados de la Biblia:
Génesis 31, 45: "Entonces Jacob tomó una piedra y levantóla",
Génesis 49, 24: "Por las manos del fuerte Jacob (de allí el Pastor y la
Piedra de Israel)."
Durante la odisea de Jacob por Canaán, cierta noche usó una
piedra como almohada, quizá la misma que erigió como estela. Al
dormir con la cabeza sobre esa piedra, soñó con ángeles, unos que
subían,, y otros que bajaban.
Preguntamos: ¿mera fantasía? ¡tal vez no tanta! Algunas délas
Personas que han puesto las manos prolongadamente sobre la piedra
E! Negro de Santiago Tuxtla. sintieron un sueño intenso durante
varios días, a la vez que les quedó una sensación de sopor, de desáni-
mo. Y mientras dormían, según informaron al autor, soñaron intensa-
mente, como nunca antes les había ocurrido.
La explicación de este fenómeno, seguramente de tipo psico-
somático, na es precisamente el tema de este libro pero sirve para (153)
suponer justificadamente que la piedra citada por la Biblia a propósi-
to de Jacob, así como otras muchas piedras motivo de adoración,
pudieron haber sido de una estructura atómica y molecular semejante
a la de Tuxtla, o si se prefiere, un acumulador de electricidad, al que
en su tiempo se le dio un valor y sentido mágico-religioso: la mejor
prueba es que la mencionada piedra de Jacob se convirtió con el tiem-
po en un dios muy temido por los pueblos enemigos de los hebreos,
pues se dijo que era un dios muy poderoso.
Ejemplos como el anterior abundan en el mundo y se pueden
extender a ciertas montañas, como la montaña roja en la India, hoy
todavía adorada, porque —según se dice— a ella descendió uno de los
dioses del hinduismo.
Podemos concluir diciendo que la tan mencionada piedra de
Santiago Tuxtla parece explicar plenamente un sin fin de mitos y
fenómenos antiguos, y hasta quizá llegue a explicar la presencia de
viajeros extraterrestrcs, que han bajado a la Tierra, ya sea para estu-
diar tales campos o bien para aprovechar la energía en sus aparatos.
La Gran Pirámide y la Biblia
Salmo 118. 22: "La piedra que desecharon los edificadores ha venido
a ser cabeza del ángulo- De parte de Jehová es esto. Es maravilla en
nuestros ojos."
Esta cita bíblica ilustra acerca del pensamiento de aquella lejana
época respecto a la Gran Pirámide, pues lodo el versículo hace pen-
sar que es en realidad una referencia al remate que falta en la Gran
Pirámide desde que fue construida, y que las propias tradiciones egip-
cias mencionan como invocación a lo divino, a Dios.
Tanto por correspondencia con el autor, como en conferencias
públicas o en pequeños grupos, siempre le efectúan la siguiente pre-
gunta: ¿Es verdad que la Gran Pirámide efectivamente acumula y
proyecta energía de algún tipo?
Se puede contestar diciendo que después de lo expuesto en este
capitulo referente a las piedras cuya estructura atómica les hace acu- (154)
mular y proyectar energía, el lector seguramente habrá formado su
propio juicio y formulada su respuesta al respecto.
Pueden surgir otros interrogantes. Por ejemplo: ¿por que los
constructores de la Gran Pirámide la levantaron precisamente en ese
sitio y eso hasta el extremo de sospecharse que el rio Nilo fue canali-
zado desde muy lejos a fin de hacerlo pasar cerca de la construcción?
Si aceptamos como premisa que los constructores sabían mucho
le geodesia y de astronomía, es de suponer que escogieron aquellas
coordenadas y no otras obedeciendo a un imperativo científico y no a
un capricho personal. Tampoco debe haber influido la facilidad para
la realización de la obra, sino más bien que ese sitio y quizá una
amplia zona, además de la relación geodésica que exhibe, pudo haber
sido un poderoso punto magnético, tan natural como la piedra mági-
ca de que se habló en un principio. Por otra parte, la piedra granítica
empleada es muy homogénea y extremadamente pulida en sus juntu-,
ras, factores que contribuyeron a que en poco tiempo la pirámide se
convirtiera en un verdadero monolito, fenómeno muy importante
para acumular energía.
Estas condiciones y otras que seguramente tienen su razón en lo as-
tronómico, podrían ser la lógica explicación a la acumulación de grandes
cantidades de energía polarizada, la de la Tierra y la Cósmica. De aquí
nace otra pregunta: ¿.acumulan alguna energía las pirámides pequeñas,
hechas de materiales diversos como papel, plástico, madera, etc.?
A favor de las pequeñas pirámides se argumenta que la fotogra-
fía Kirlian ha mostrado y puede mostrar en cualquier momento, de
manera objetiva, las radiaciones que esos materiales producen. Esto
es verdad- pero también lo es que todos los materiales tienen sus pro-
pias radiaciones. Se puede demostrar con la propia fotografía Kirlian.
Según sea el material de que se trate tendrá sus radiaciones, sus pro
pios colores de radiación, su propia luminosidad, etc. Ya se empiezan
a clasificar los materiales por sus radiaciones del mismo modo que la
Química clasifica los minerales por los cristales. Por tanto, no es
comparable la energía que la Gran Pirámide ha acumulado a lo largo
de cincuenta siglos, con la que pueda acumular una pequeña pirámide
de madera o de plástico, por ejemplo. (155)