martes, 12 de febrero de 2013

CIUDAD DEL VATICANO


Escudo de la Ciudad del Vaticano Escudo de armas del Estado de la Ciudad del Vaticano Entidad Estado de la Ciudad del Vaticano Adoptado 1929 Blasón De gules, las dos llaves de San Pedro, de oro en la diestra y de argén en la siniestra, puestas en sotuer y sumadas de la tiara pontificia. En el escudo de armas del Estado de la Ciudad del Vaticano figuran, en un campo de gules, dos llaves entrecruzadas, una de plata, apuntando hacia la diestra, y la otra de oro, apuntando hacia siniestra; ambas unidas con un condón de gules o azur. Sobre las llaves, en el jefe aparece representada la tiara del pontífice. El escudo de armas del Estado Vaticano, aparece regulado en la Ley fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano, de 26 de noviembre de 2000. Las llaves entrecruzadas son las llaves de San Pedro. La llave de oro además representa al poder espiritual de la Iglesia Católica y la de plata su poder temporal. El cordón es el símbolo del vínculo entre los dos poderes. Las llaves son, desde el siglo XIV, símbolo de la Santa Sede. La tiara está compuesta por tres coronas que representan las atribuciones del papa como “pastor”, “maestro” y “supremo sacerdote” de la Iglesia. --------------------------------- Vaticano Ant. nombre de una colina de Roma situada en la orilla derecha del Tíber. Vaticano Palacio y sede del romano pontífice y de la curia pontificia desde 1377. En la actualidad constituye un espléndido conjunto de edificios de diversas épocas, esp. renacentistas y barrocos (Basílicas de San Pedro y Palacio Vaticano). Vaticano catol. La curia pontificia que auxilia al Papa en el gobierno de la Iglesia. Está constituida por un cardenal vicario, los órganos del poder ejecutivo de la Iglesia, el Sacro Colegio Cardenalicio y la Capilla Pontificia. Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L. -------------------------------- BANDERA DEL VATICANO
Bandera de la Ciudad del Vaticano Bandera del Estado de la Ciudad del Vaticano Datos generales Uso Proporción 1:1 Adopción 1929 (con el Tratado de Letrán) Colores Amarillo Blanco La bandera del Estado de la Ciudad del Vaticano es de proporciones 1:1 (ancho:largo), es decir, cuadrada. Está dividida verticalmente en dos partes de igual tamaño, amarilla al asta y blanca al batiente. En la parte blanca figuran centradas las armas del escudo de la Ciudad del Vaticano. La bandera aparece descrita en la Ley fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano, artículo 20; del 26 de noviembre de 2000.1 La bandera antes de 1808 era roja y amarilla, los colores tradicionales del Senado y del PuebLO ROMANO. Creación de la bandera El Papa Pío VII "no quería que Napoleón sujetara al Estado Pontificio, por lo que el 13 de marzo de 1808 protestó enérgicamente. Ordenó, entre otras cosas, a los cuerpos que aún eran fieles a él que sustituyeran la insignia con los colores romanos con una blanca y amarilla".3 4 5 En el diario de un contemporáneo, el abad Luca Antonio Benedettalla escribe en la misma fecha que "el Papa para no confundir a los soldados romanos que están bajo el comandante francés, con los pocos que han quedado a su servicio, ha ordenado la nueva insignia amarilla y blanca. La han adoptado los guardias nobles y los suizos. La cosa es querida".3 El 16 de marzo de 1808, Pío VII comunicó "por escrito tal disposición al Cuerpo Diplomático, y el respectivo documento se considera como el acta de nacimiento de los colores de la actual bandera del Estado de la Ciudad del Vaticano".3 [editar]Origen de los colores La elección del blanco y amarillo recoge una antigua tradición según la cual, el oro y la plata simbolizan las llaves del Reino que custodia San Pedro, y que en la antigüedad eran entregadas al Pontífice cuando este asumía la sede de Roma en "la Archibasílica lateranense".3 4 5 [editar]Adornos En versiones de gala e interiores, la bandera puede estar adornada con unos flecos dorados en su perímetro. El asta puede llevar un coronamiento en forma de punta de lanza. La escarapela se ubica en el remate del asta, y lleva los colores de la bandera (amarillo y blanco) -------------------------------------------- Bandera pontificia La bandera pontificia o de la Ciudad del Vaticano, está formada por dos campos verticales de color amarillo (a la izquierda) y blanco, teniendo en el centro las llaves cruzadas con la tiara sobrepuesta; el asta está rematada por una punta de lanza adornada con una escarapela de los mismos colores de la bandera y con una franja dorada. En el pasado, la bandera del Estado pontificio era de color amarillo y granate (o mejor dicho, carmesì y rojo, colores relacionados con el escudo de la Santa Sede), dos colores tradicionales del Senado y del Pueblo romano. Estos fueron sustituidos después en 1808 con el blanco y el amarillo, cuando Pio VII ordenó a su Guardia Noble y a los demás Cuerpos armados pontificios que permanecieron fieles, adoptar una nueva escarapela con dichos colores para distinguirlos de las demás tropas incorporadas al ejército francés a las que el general Sestio A. F. Miollis había concedido seguir usando su vieja escarapela. La bandera pontificia blancoamarilla más antigua, enarbolada por primera vez en 1824 por la Marina mercante, tenía los campos dispuestos diagonalmente. Posteriormente, Pio IX, tras regresar del exilio de Gaeta, dispuso que se representaran las dos bandas verticales, y añadió el escudo papal en lugar de las cintas tricolores (blanco, rojo y verde), que habían sido incluidas en 1848. Sólo después del Tratado de Letrán entre la Santa Sede e Italia, del 11 de febrero de 1929, la bandera pontificia adquirió la representación actual, considerándose de este modo como bandera de un Estado extranjero y, por lo tanto, sujeta a los mismos derechos de tutela que las demás (art. 299 del Código penal italiano). Fue enarbolada por primera vez el 8 de junio de 1929.
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Noticias/2013/Elección del PAPA


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ELECCIÓN DE UN NUEVO PAPA (Curiosidades)


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Anillo del Pescador Anillo del Pescador de León XIII El Anillo del Pescador o Pescatorio (en latín, Anulum Piscatoris) es un anillo usado por el Obispo de Roma (el papa) quien, como sucesor del apóstol San Pedro, se considera la cabeza visible de la Iglesia Católica. Su nombre se debe al antiguo oficio de pescador del apóstol San Pedro, el primer papa. Un anillo nuevo es hecho para cada Sumo Pontífice. El Anillo del Pescador tiene la imagen de san Pedro pescando en un bote, bordeado por el nombre del papa que ocupa la sede en ese momento en latín. [editar]Ritos Durante el rito de inauguración de pontificado o entronización papal, se le coloca el anillo en el dedo al nuevo papa. Artículo principal: Destrucción del Anillo del Pescador. A la muerte del papa, una vez comprobado el óbito del pontífice, el camarlengo debe destruir el anillo del pescador para evitar la falsificación de documentos. Esto lo hace retirando el anillo y golpeándolo con un martillo de plata y marfil de forma que la imagen se deforme. Ese material servirá para hacer el anillo del nuevo pontífice. [editar]Origen En una carta escrita por Clemente IV a su sobrino Pedro Grossi en 1265 se incluye la mención conocida más antigua del Anillo del Pescador, usado para sellar toda la correspondencia privada presionando el anillo sobre la cera roja. El anillo del pescador se usa entre otras cosas para sellar las bulas papales. Proveniente de tradiciones de los monarcas medievales, algunos seguidores muestran respeto al papa arrodillándose y besando su Anillo del Pescador. Los once papas con pontificados más largos Los once papas con pontificados más largos se pueden determinar de datos históricos contemporáneos son los siguientes: Papa Pío IX (1846–1878): 31 años, 7 meses y 23 días (11 560 días). Papa Juan Pablo II (1978–2005): 26 años, 5 meses y 18 días (9666 días). Papa León XIII (1878–1903): 25 años, 5 meses y 1 día (9281 días). Papa Pío VI (1775–1799): 24 años, 6 meses y 15 días (8962 días). Papa Adriano I (772–795): 23 años, 10 meses y 25 días (8729 días). Papa Pío VII (1800–1823): 23 años, 5 meses y 7 días (8560 días). Papa Alejandro III (1159–1181): 21 años, 11 meses y 24 días (8029 días). Papa Silvestre I (314–335): 21 años, 11 meses y 1 día (8005 días). Papa León I (440–461): 21 años, 1 mes, y 13 días (7713 días). Papa Urbano VIII (1623–1644): 20 años, 11 meses y 24 días (7664 días). Papa Clemente XI (1700-1721) 20 años, [editar]Los once papas con pontificados más cortos Ésta es la lista de los once papas de pontificados más cortos. El número de los días de calendario incluye parte de los días. Si el pontificado de un papa comenzara el 1 de agosto y él muriera el 2 de agosto, éste contaría como reinado por dos días de calendario. Se pueden determinar de datos históricos contemporáneos los siguientes: Papa Urbano VII (15 de septiembre–27 de septiembre de 1590): pontificado por 13 días.1 Papa Bonifacio VI (abril de 896): pontificado por 16 días. Papa Celestino IV (25 de octubre–10 de noviembre de 1241): pontificado por 17 días. Papa Teodoro II (diciembre de 897): pontificado por 20 días. Papa Sisino (15 de enero–4 de febrero de 708): pontificado por 21 días. Papa Marcelo II (9 de abril–11 de mayo de 1555): pontificado por 22 días. Papa Dámaso II (17 de julio–9 de agosto de 1048): pontificado por 24 días. Papa Pío III (22 de septiembre–18 de octubre de 1503): pontificado por 27 días. Papa León XI (1 de abril–27 de abril de 1605): pontificado por 27 días. Papa Benedicto V (22 de mayo–23 de junio de 964): pontificado por 33 días. Papa Juan Pablo I (26 de agosto–28 de septiembre de 1978): pontificado por 33 días. Otros usos de término «papa» Al general de la Orden de los Jesuitas siempre se le ha llamado el papa negro debido a que en dicha orden lucen una sotana negra, incluyendo al general (desde Inocencio V, que fue el primer papa dominico, y que quiso seguir vistiendo el hábito blanco de la Orden de predicadores, de la que procedía, el papa siempre lleva sotana blanca). ANTIPAPAS León XIV (Ejerció de 24 de marzo del año 2006 a 2 de febrero 2008) Oscar Michaelli, Monseñor Oscar de la Compasión Iglesia Católica Apostólica Remanente. Argentina Inocencio XIV (Ejercio de 7 de marzo del 2008 a 12 de agosto de 2008) Juan Bautista Bonetti Iglesia Católica Apostólica Remanente Argentina Alejandro IX (ejerce desde 13 de agosto de 2008 hasta la actualidad) Alejandro Tomás Greico, cardenal Alejandro de la Compasión (29 años de edad) Iglesia Católica Apostólica Remanente Argentina Antipapa es la persona que, con la intención de ser reconocido como tal o tomar su lugar, usurpa o pretende usurpar las funciones y poderes que corresponden a un papa de la Iglesia católica apostólica romana legítimamente elegido.1 2 El título se utiliza especialmente cuando se trata del papa en cuanto cabeza visible de la Iglesia como obispo de Roma, sea en oposición a un pontífice o bien en periodos de sede vacante. El título de antipapa no implica necesariamente la adhesión a una doctrina contraria a la fe católica, sino únicamente la pretensión de usurpar una jurisdicción que no le pertenece según esta Iglesia. Causas Históricamente, los antipapas surgieron por diversas razones, siendo tres las principales:1 Discordancia doctrinal. Deportación o encarcelamiento del pontífice. Doble elección. El primer antipapa fue San Hipólito de Roma, cuyo papado se extendió entre los años 217 y 235, y el último reconocido canónicamente por la Iglesia Católica fue Félix V (1440-1449), elegido por el Concilio de Basilea. Discordancia doctrinal Ocurre cuando una de las partes (con mayor probabilidad el antipapa) difiere doctrinalmente del legítimo pontífice y es favorecido por las autoridades o el pueblo. El primer antipapa, (San Hipólito de Roma), se proclamó debido a su oposición a los papas San Ceferino y San Calixto I, a los que acusó de laxismo. El antipapa Novaciano también se proclamó por discordancia doctrinal al adoptar el montanismo, mientras que el antipapa Félix V fue elegido por favorecer la teoría conciliar de la Iglesia. En el siglo XX aparecieron algunos antipapas como reacción contra el Concilio Vaticano II, denominados partidarios del sedevacantismo por postular que la sede está vacante, lo que los lleva a ellos mismos a acusar de antipapas a todos los pontífices desde dicho evento inaugurado por Juan XXIII. Deportación o encarcelamiento del pontífice Sucedió cuando el poder temporal intervenía activamente en la Iglesia Católica. Casi siempre los emperadores (del Imperio romano y luego del Sacro Imperio Romano Germánico) deponían al legítimo pontífice, lo desterraban o encarcelaban y ponían en su lugar a uno de sus favoritos si aquél les contradecía. Félix II fue un claro ejemplo, elevado por el emperador Constantino II que se inclinaba por el arrianismo. Por cuestiones meramente políticas se puede citar a Pascual III nombrado por Federico I Barbarroja e instalado en la Santa Sede mientras que el verdadero papa, Alejandro III tuvo que exiliarse. Ha ocurrido también que las disposiciones del poder temporal influyeron contra un papa legítimamente electo, después de su muerte, a fin de cobrar antiguas afrentas. Tal ocurrió con el papa Formoso, cuyo cadáver fue juzgado en el concilio cadavérico por el papa Esteban VI (que apoyaba a Lamberto de Espoleto para la corona del Sacro Imperio) por supuestos errores eclesiásticos y herejía: le hizo quitar las vestiduras pontificias, mutilarlo y arrojar sus restos al Tíber, declarándolo antipapa. Los papas Teodoro II y Juan IX rehabilitaron la figura de Formoso. Doble elección Clemente VII. Ocurre cuando en la Iglesia se enfrentan dos o más facciones y cada una organiza un cónclave y elige a su propio pontífice. Al darse esta situación, es común que ambos papas luchasen para apoderarse de Roma. Es la más compleja de todas las situaciones, porque hubo momentos en los que era difícil determinar qué papa era el legítimo. Entre los años 896 y 904 se eligieron varios papas y antipapas. La situación llegó a su punto culminante cuando Roma se encontró seriamente dividida entre los partidarios del papa León V y el antipapa Cristóbal. La situación fue salvada después de que Sergio III (tercero en reclamar el pontificado) prendiera a los dos disputantes y los hiciera estrangular, quedando como único pretendiente. La situación se ejemplifica mucho mejor estudiando el Gran Cisma de Occidente, que estalló después de de la elección de Urbano VI en el año 1378, debido a su comportamiento, los vicios de su corte y las dudas sobre su ortodoxia. Los cardenales se volvieron a reunir en la ciudad de Fondi, Italia y en un cónclave depusieron a Urbano VI para elegir al antipapa Clemente VII, que se trasladó a Aviñón. El cisma se prolongó durante medio siglo, durante el cual se ensayaron varias soluciones, desde el cese de ambos pretendientes hasta la convocatoria a un concilio. Finalmente, se reunieron en la ciudad de Pisa los obispos y cardenales de ambos bandos, pero únicamente añadieron otro pretendiente. Tras largas disputas, se reunió el Concilio de Constanza, que depuso a todos los pretendientes y eligió a Martín V.

LA IGLESIA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA


http://www.slideshare.net/PintoIsaac/la-iglesia-en-la-edad-media-presentation HISTORIA DE LA IGLESIA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA 25. La Edad Contemporánea La Edad Contemporánea Concilio Vaticano I Evange-lización de África Doctrina Social de la Iglesia Modernismo y San Pío X 26. La Edad Contemporánea: el Concilio de Vaticano I Este Concilio (1869-1870) salió al paso de los errores de: Dejó clara cuál es la relación entre razón y fe, que no se pueden oponer. racionalismo agnosticismo La Edad Contemporánea 27. La Edad Contemporánea: el Concilio de Vaticano I También dejó clara la infalibilidad del Romano Pontífice cuando enseña solemnemente ex cathedra. Esto fue definido como dogma por el Papa Pío IX. La Edad Contemporánea 28. La Edad Contemporánea: la evangelización de África A partir del siglo XVI los navegantes portugueses llevan la fe a distintos puntos de África. Posteriormente, especialmente en el s. XIX, muchos misioneros (sobre todo holandeses, belgas y franceses) predican el Evangelio en el continente y realizan una inmensa labor de promoción humana. La Edad Contemporánea 29. La Edad Contemporánea: la doctrina social de la Iglesia La industrialización del siglo XIX genera profundos cambios en la vida económica y social. Aparecen doctrinas contrarias a la dignidad de la persona y a la visión cristiana del hombre y de la sociedad. liberalismo individualista socialismo marxismo La Edad Contemporánea 30. La Edad Contemporánea: la doctrina social de la Iglesia Ante las soluciones equivocadas para los conflictos sociales, el Magisterio de la Iglesia enseña con frecuencia creciente sobre esto. La persona La familia La sociedad El trabajo La justicia en las relaciones económicas Etc. La Edad Contemporánea 31. La Edad Contemporánea: la doctrina social de la Iglesia El conjunto de esas enseñanzas se llama “doctrina social de la Iglesia. Se inició con la Encíclica Rerum novarum (1891) del Papa León XIII, y ha continuado con enseñanzas de todos los Papas posteriores. La Edad Contemporánea 32. La Edad Contemporánea: el modernismo y San Pío X El modernismo es un sistema de ideas que intenta “adaptar la fe” a la filosofía moderna, racionalista e inmanentista. Entre otros errores, considera la fe como “sentimiento religioso” situado en un plano distinto al de la razón. La Edad Contemporánea 33. La Edad Contemporánea: el modernismo y San Pío X El modernismo también niega el carácter razonable de la fe, y desprecia los argumentos de credibilidad. FIDEÍSMO El Papa San Pío X lo combatió con fortaleza, y expuso la doctrina católica sobre estos temas en la Encíclica Pascendi (1907) . La Edad Contemporánea 34. La Iglesia en la segunda mitad del siglo XX 35. LA IGLES EN EL SIGLO XX La segunda mitad del siglo XX El Concilio Vaticano II El “post-concilio” La nueva evangelización 36. La segunda mitad del siglo XX: el Concilio Vaticano II La tarea que se propuso el Concilio Vaticano II (1962-1965) fue renovar la vida de la Iglesia, con fidelidad plena al depósito de la fe. La segunda mitad del siglo XX Produjo documentos de gran importancia: Constitución Lumen gentium , sobre la naturaleza de la Iglesia. 37. La segunda mitad del siglo XX: el Concilio Vaticano II La tarea que se propuso el Concilio Vaticano II (1962-1965) fue renovar la vida de la Iglesia, con fidelidad plena al depósito de la fe. La segunda mitad del siglo XX Produjo documentos de gran importancia: Constitución Gaudium et spes , sobre la vida de la Iglesia en el mundo actual. 38. La segunda mitad del siglo XX: el Concilio Vaticano II La tarea que se propuso el Concilio Vaticano II (1962-1965) fue renovar la vida de la Iglesia, con fidelidad plena al depósito de la fe. La segunda mitad del siglo XX Produjo documentos de gran importancia: Decreto Presbyterorum Ordinis , sobre el ministerio y la vida de los sacerdotes, 39. La segunda mitad del siglo XX: el Concilio Vaticano II La tarea que se propuso el Concilio Vaticano II (1962-1965) fue renovar la vida de la Iglesia, con fidelidad plena al depósito de la fe. La segunda mitad del siglo XX Produjo documentos de gran importancia: Decreto Apostolicam actuositatem , sobre el apostolado de los laicos. 40. La segunda mitad del siglo XX: el Concilio Vaticano II La tarea que se propuso el Concilio Vaticano II (1962-1965) fue renovar la vida de la Iglesia, con fidelidad plena al depósito de la fe. La segunda mitad del siglo XX Produjo documentos de gran importancia: Decreto Unitatis redintegratio , sobre el ecumenismo. 41. La segunda mitad del siglo XX: el Concilio Vaticano II La tarea que se propuso el Concilio Vaticano II (1962-1965) fue renovar la vida de la Iglesia, con fidelidad plena al depósito de la fe. La segunda mitad del siglo XX Produjo documentos de gran importancia: Declaración Dignitatis humanae , sobre la libertad religiosa. 42. La segunda mitad del siglo XX: el “postconcilio” El Concilio Vaticano II ha sido, y será aún más, una profunda renovación en la vida de la Iglesia. Pero en los años inmediatos han La segunda mitad del siglo XX surgido muchos errores doctrinales y abusos prácticos que ya habían empezado a manifestarse antes. 43. La segunda mitad del siglo XX: el “postconcilio” La segunda mitad del siglo XX En el modo de celebrar de la Santa Misa En el abandono de la Confesión individual En la Moral En la catequesis Juan Pablo II, desde el inicio de su pontificado (1978) , se propuso llevar a la práctica fielmente las indicaciones del Concilio y así lo ha hecho . 44. La segunda mitad del siglo XX: la nueva evangelización La segunda mitad del siglo XX Los cristianos han de ser "sal de la tierra, luz del mundo", protagonistas de una nueva evangelización que ha de caracterizar al tercer milenio. En las últimas décadas se ha extendido en muchos países un nuevo paganismo: que rechaza a Dios y la ley moral (familia, aborto, relativismo, new age... 45. La segunda mitad del siglo XX: la nueva evangelización La segunda mitad del siglo XX Para esto es preciso saber ir contracorriente sin apartarse del mundo, según las palabras del Señor: "no te pido que los saques del mundo sino que los preserves del mal" (Jn 17,15) . Coherencia. Fortaleza. 46. El Opus Dei en la historia de la Iglesia San Josemaría fundó el Opus Dei “por inspiración divina” (Juan Pablo II, Const. Ap. Ut sit , 28-XI-1982) Para recordar a todos los hombres que están llamados a la santidad y al apostolado

PÍO IX- El Papado más largo de la historia (1)


http://www.slideshare.net/PintoIsaac/la-iglesia-en-la-edad-media-presentation PIO IX El Papado más largo de la historia- El de grandes transformaciones . ¿Un Papa liberal? Pío IX era persona cordial, generosa, magnánima, que no vaciló en adoptar desde primera hora una serie de reformas progresivas en los Estados Pontificios: amnistía política, mejoras en las Administraciones públicas y hasta una Constitución y un gobierno con un primer ministro civil. Estas reformas levantaron en torno al Pontífice una inmensa oleada de popularidad. Pío IX fue aclamado por doquier, y los «neogüelfos», como Gioberti o D’Azeglio —católicos liberales nacionalistas—, pensaron que bajo su égida se haría realidad la unidad italiana auspiciada por el «Risorgimento». 29. Se refugia en Gaeta Como era de prever, el equívoco no tardó en deshacerse. Pío IX —italiano de corazón— rehusó, sin embargo, encabezar una liga nacional para hacer la «guerra santa» contra los austriacos, que dominaban el norte de la Península. Con rapidez vertiginosa, el clima popular se degradó y a las aclamaciones sucedieron las invectivas. En noviembre de 1848, Pelegrino Rossi, primer ministro pontificio, murió apuñalado a las puertas del Parlamento por los sicarios de la «Joven Italia». En febrero de 1849, Mazzini proclamó la República romana y el Papa hubo de huir disfrazado y refugiarse en Gaeta, plaza militar segura del vecino Reino de Nápoles. 30. Lo protegen los franceses Cuando regresó a Roma, en abril de 1850, bajo la protección de las tropas francesas, Pío IX venía hondamente impresionado por las amargas experiencias sufridas. Desde entonces, el Liberalismo apareció ante sus ojos como un movimiento al que tenía el sagrado deber de oponerse, porque perseguía un ideal no cristiano, y en Italia trataba, además, de arrebatar a la Santa Sede los Estados Pontificios. 31. Inicia la «cuestión romana» Veinte años —desde 1850 a 1870— duró la defensa —y la agonía— del Poder temporal de los papas. Paso a paso, nuevos jirones de los Estados de la Iglesia fueron cayendo en manos del Reino piamontés, en trance de convertirse en Reino de Italia. En 1870, el estallido de la guerra franco-prusiana provocó la retirada de Roma de la guarnición francesa y, tras ella, la toma de la ciudad por los soldados de Víctor Manuel II, que hicieron de la Urbe católica la capital de la nueva Italia. Entretanto, el Papa se recluía como voluntario prisionero en el Vaticano, rechazando la «ley de Garantías» que se le ofreció, y se abría una «cuestión romana», que tardó sesenta años en resolverse. 32. ¿Por qué defendió los E. Pontificios? Es posible que muchos hombres de hoy, a la vista de la presente situación del Pontífice en el mundo, no terminen de comprender el empeño puesto por Pío IX en la defensa del Poder temporal. Pero la historia se falsea cuando no se acierta a contemplar los hechos desde el punto de vista de sus protagonistas. Pío IX defendió sus derechos hasta el final porque estos derechos eran para él un precioso legado que había recibido de sus predecesores en el Pontificado. Y, con mayor razón aún, porque aquellos Estados, con más de mil años de existencia, se consideraban entonces como condición indispensable para garantizar la independencia de los papas en el gobierno de la Iglesia universal. 33. Syllabus La postura de la Iglesia ante los principios «liberalistas» fue fijada por Pío IX en la Encíclica Quanta cura , de 8 de diciembre de 1864. La Encíclica llevaba como anexo el Syllabus , relación de 80 proposiciones en que se resumían los «errores modernos», cada uno de los cuales era objeto de una expresa condena. El documento no encerraba novedades sustanciales, ya que todos los errores habían sido denunciados previamente en anteriores textos del Magisterio. Lo nuevo era ahora la forma y el acento más rotundo que parecían tener aquellas proposiciones extraídas de sus anteriores contextos y puestas una tras otra, a manera de impresionante silabario. 34. “ Contra los principales errores de nuestra edad... “ El Syllabus anatemizaba la absoluta autonomía de la razón, el naturalismo religioso, el indiferentismo, el materialismo, los ataques contra el matrimonio y la defensa del divorcio, etc. La última proposición del documento, que rechazaba el pretendido deber del romano pontífice de reconciliarse con el progreso y la «civilización moderna», hizo rasgarse las vestiduras a los críticos liberales y enardeció el entusiasmo de los católicos tradicionales. 35. Un claro florecimiento Las antiguas órdenes religiosas —como los Benedictinos de dom Guéranguer; los Dominicos, impulsados por Lacordaire, y los Jesuitas, restaurados por Pío VII— crecieron y se propagaron de modo considerable; y El estado del clero mejoró también sensiblemente, como lo acreditaba el aumento de vocaciones sacerdotales y la renovada observancia disciplinar, manifestada visiblemente en la vuelta al uso generalizado del hábito eclesiástico. Los simples fieles dieron igualmente vida a nuevas iniciativas apostólicas y benéficas, entre las que sobresalieron las «Conferencias de San Vicente», creadas por Federico Ozanam. 36. San Juan Bautista María Vianney Entre este clero secular, el Cura de Ars, San Juan María Vianney, es un ejemplo de santidad heroica en la persona de un humilde párroco de aldea. Curé of Ars, born at Dardilly, near Lyons, France, on 8 May, 1786; died at Ars, 4 August, 1859; son of Matthieu Vianney and Marie Beluze. 37. El «Movimiento de Oxford» Un poderoso impulso espiritual animó, pues, a la Cristiandad del siglo XIX, a la misma hora en que los embates antirreligiosos azotaban los muros de la Iglesia. Este impulso suscitó en el seno del Anglicanismo una notable aventura religiosa —el «Movimiento de Oxford»—, que condujo a los mejores espíritus, ansiosos de autenticidad cristiana, a sus genuinos orígenes, esto es, a las puertas de la Iglesia. Algunos de esos hombres no avanzaron más; pero otros dieron el paso decisivo y franquearon el umbral del Catolicismo: Henry Newman fue recibido en la Iglesia (1845), y tanto él como su compatriota Manning —también converso— recibieron más tarde la púrpura cardenalicia. 38. Lourdes y la Inmaculada El impulso espiritual, que produjo en el seno de la Iglesia católica los abundantes frutos recordados más arriba, tuvo dos manifestaciones de singular importancia, que dan la medida de la profunda dimensión religiosa del pontificado de Pío IX: la definición del dogma de la Inmaculada Concepción (8-III-1854) —seguida a los cuatro años por las apariciones de Lourdes— y la reunión del Concilio Vaticano I (1869-1870). Este concilio, pese a su brevedad, impuesta por las circunstancias políticas, aprobó dos resoluciones de excepcional importancia: el dogma de la infalibilidad pontificia y la Constitución Dei Filius , donde se formuló la doctrina de la Iglesia sobre la cuestión religiosa medular del siglo XIX: el problema de las relaciones entre la fe y la razón. 39. Santa Bernardita Fotografía de Bernardette en la casa de su padre Fille aînée d'un meunier ruiné et devenu journalier, souvent sans travail, Bernadette Soubirous eut, dès l'âge de quatorze ans, dans une grotte sur les bords du gave de Pau, près de Lourdes, plusieurs apparitions (la première, le 11 févr. 1858) d'une jeune fille entourée d'un halo de lumière qui finit par lui dire, le 25 mars: «Je suis l'Immaculée Conception.» Marie-Bernarde, qu'on appelait Bernadette, comprenait mal l'application à la Vierge de cette expression qui avait fait l'objet, quatre ans auparavant, de la définition d'un dogme par le pape Pie IX. 40. Elle apprit à lire À la suite de cette période des apparitions (il y en eut dix-huit, qui s'accompagnèrent de rassemblements de plus en plus nombreux et émurent les autorités civiles et ecclésiastiques), Bernadette se considéra comme chargée de transmettre le message de la Vierge, répétant inlassablement le récit des visions, tandis que l'organisation du pèlerinage était prise en main par le clergé. Elle apprit à lire, puis demeura à l'hospice de Lourdes. Désirant devenir religieuse, elle fut, après beaucoup de difficultés, notamment de santé, acceptée par les Soeurs de la charité et de l'instruction chrétienne de Nevers, qui l'avaient instruite. 41. Elle mourut à l'âge de trente-cinq ans Elle quitta Lourdes le 4 juillet 1866 pour le couvent Saint-Gildard de Nevers, dont les supérieures, et la maîtresse des novices en particulier, firent tout pour l'empêcher de tirer vanité de ses apparitions. Bernadette prononça ses voeux le 30 octobre 1867. Pour mieux la protéger contre les visites indiscrètes, on la garda à la maison mère où elle remplit les fonctions d'infirmière puis de sacristine. De plus en plus malade, elle mourut à l'âge de trente-cinq ans. Bernadette fut béatifiée le 14 juin 1925 et canonisée le 8 décembre 1933 42. Un balance A la hora de hacer balance de la época de Pío IX, un observador pendiente tan sólo de los aspectos temporales y de los acontecimientos políticos consideraría, sin duda, que el saldo fue claramente negativo: el Papa perdió los Estados Pontificios, los cantones católicos suizos fueron vencidos por los protestantes en la guerra del «Sonderbund» (1847) y los últimos años de Pío IX se vieron ensombrecidos por la violencia anticlerical y los ataques del «Kulturkampf» de Bismarck contra los católicos alemanes. Y, sin embargo, considerados en su plena y auténtica dimensión, los tiempos de Pío IX fueron netamente positivos para el Cristianismo y la Iglesia, y abrieron el período histórico del Pontificado moderno. 43. Un Papa cercano Una importancia trascendental tuvo el «acercamiento» entre el Papa y el pueblo de Dios, hecho posible por el desarrollo de las comunicaciones —ferrocarriles, barcos a vapor— que facilitó el viaje a Roma a multitudes de católicos de toda procedencia. Gracias a ello, y a la rapidez en la transmisión de noticias mediante el telégrafo, el Papa dejó de ser un personaje remoto: se hizo próximo y asequible y sus mismos infortunios y desgracias le acercaron todavía más al corazón de los fieles. Se ha dicho, con razón, que Pío IX fue el primer Papa «querido» de la historia moderna. Por primera vez los católicos miraron y amaron al Papa como a un padre, y su litografía presidió como un retrato familiar los hogares cristianos de toda la tierra. 44. Fin de esta clase Próxima sesión: La Iglesia y las nuevas realidaddes León XIII y San Pío X CONTINUARÁ…