martes, 19 de junio de 2018

BIOGRAFÍA RESUMIDA DEL GENERAL MANUEL BELGRANO


Manuel Belgrano (Buenos Aires, 1770-1820) Abogado, político y militar argentino, una de las figuras fundamentales del proceso que condujo a la independencia del país. Recordado como el creador de la bandera nacional y el general que consolidó la independencia con sus victorias en las batallas de Tucumán y Salta (1812-1813), Manuel Belgrano fue ante todo un intelectual de intachable integridad y firmes convicciones patrióticas, un trabajador desinteresado e infatigable al servicio del progreso del país y la educación de sus habitantes. Las circunstancias de la lucha emancipadora y su propia coherencia de pensamiento y acción lo abocaron, sin embargo, a asumir misiones militares para las que no estaba preparado, y en las que cosechó éxitos y fracasos. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/belgrano.htm Manuel Belgrano Criollo de origen italiano, Manuel Belgrano era hijo de un comerciante genovés radicado en Buenos Aires, don Domingo Belgrano Peri, y de doña María Josefa González Casero. El joven Manuel estudió latín, filosofía y teología en el Real Colegio de San Carlos; marchó luego a España y cursó estudios en Salamanca, Valladolid (se graduó de bachiller en 1789) y Madrid, en cuya universidad obtuvo en 1792 el diploma de abogado, dedicando especial atención a la economía política. Desde allí siguió los acontecimientos de la Revolución Francesa de 1789, que le influyeron hasta el punto de llevarle a adoptar la ideología liberal. Regresó al Río de la Plata al ser nombrado secretario del Consulado de Buenos Aires (1794-1810). Desde este cargo abogó por la libertad de comercio, el desarrollo de la agricultura y la creación de escuelas comerciales y de náutica. En 1806 participó como capitán de las milicias urbanas en la defensa frente la invasión inglesa; fue designado sargento mayor del regimiento de Patricios y sirvió como ayudante de Santiago Liniers. Sin descuidar su tarea en el Consulado, colaboró en el Semanario de agricultura, industria y comercio, fundó una Sociedad Patriótica, Literaria y Económica y el periódico Correo de Comercio, siempre con el ánimo de difundir y llevar a la práctica su ideario liberal y de contribuir al desarrollo educativo, cultural y económico del país. Pronto tomó conciencia, sin embargo, de que sus proyectos modernizadores eran irrealizables en el anquilosado marco de la administración colonial, y de que sólo la independencia podía traer el progreso. Ganado para la causa emancipadora, empezó a conspirar contra la dominación española desde que en 1809 llegaron noticias de la ocupación de la metrópoli por el ejército francés. Belgrano fue uno de los dirigentes de la Revolución de mayo (18-25 de mayo de 1810), punto de partida del proceso independentista, y formó parte como vocal de la Junta que se creó en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810, embrión del futuro gobierno argentino. La Junta de Buenos Aires intentó preservar la unidad del hasta entonces Virreinato del Río de Plata, que englobaba aproximadamente los territorios actuales de Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia, más una parte de Chile y el sur de Brasil. Aunque no era militar profesional, Manuel Belgrano fue nombrado general al mando del ejército del Paraguay, formado con el objetivo de obtener la adhesión de este territorio al proceso independentista, pero resultó vencido por los paraguayos, fracasando el intento de mantener a Paraguay unido a Argentina (1811); pese a la derrota en las armas, dejó sembrado entre los jefes paraguayos el anhelo de libertad. En 1812 Manuel Belgrano asumió la jefatura del Ejército del Norte y creó y enarboló por primera vez, en las barrancas rosarinas del Paraná, la bandera azul y blanca que había de convertirse en enseña oficial de la nación. Al mando de sus tropas venció a las fuerzas españolas del general Juan Pío de Tristán y Moscoso en las batallas de Tucumán (1812) y Salta (1813), que salvaguardaron la independencia argentina al contener la contraofensiva realista lanzada desde el norte; pero en 1813 volvió a ser derrotado cuando intentaba proseguir su avance invadiendo el Alto Perú (la actual Bolivia), que quedó bajo el dominio de los españoles. Destituido del mando militar, Manuel Belgrano siguió prestando servicios a la causa argentina en el plano diplomático; en 1815 fue enviado junto con Bernardino Rivadavia a Europa para negociar, sin resultados, el reconocimiento de la independencia. Regresó al cierre del Congreso de Tucumán (1816), en cuyo seno expuso sus convicciones monárquicas. Conforme a los planteamientos de Belgrano, el Congreso declaró formalmente la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, núcleo de la actual Argentina, y aprobó como bandera nacional la que Belgrano había diseñado e izado en 1812; sin embargo, su recomendación de constituir una monarquía fue desoída: el Congreso consolidó el Directorio como principal órgano ejecutivo y nombró director supremo a Juan Martín de Pueyrredón (1816-1819). Entretanto, las disensiones entre centralistas y federalistas dieron inicio a una serie de convulsiones y pugnas civiles que marcarían las primeras décadas de la Argentina independiente. Otra vez al frente del ejército auxiliar de Perú, Manuel Belgrano hubo de contener las sublevaciones de los jefes militares que se pronunciaron a favor del federalista José Gervasio Artigas. Cooperó con las fuerzas de Martín Miguel de Güemes para frenar una contraofensiva española, pero hallándose en Cruz Alta contrajo una grave dolencia, a causa de la cual se retiró a Tucumán. En noviembre de 1819, enfermo de muerte, regresó a Buenos Aires; sumido en la pobreza, falleció de hidropesía el 20 de junio de 1820, después de haber pronunciado las palabras "¡Ay, patria mía!": ese día la ciudad de Buenos Aires, presa de la anarquía, contaba con tres gobernadores al mismo tiempo. Sus restos se conservan en un mausoleo, obra del escultor Ximenes, en la basílica del Rosario de la Capital Federal.

DÍA DE LA BANDERA ARGENTINA - Critica Revisionista (1)


Critica Revisionista Es este nuestro modestísimo grano de arena y nuestro homenaje a la monumental tarea historiográfica que emprendieron los maestros del revisionismo fundacional en pos de develar la verdad histórica y de poner la historia al servicio de los intereses de la Nación. domingo, 26 de febrero de 2012 Luján: Origen indudable de la bandera Argentina Mucho se ha dicho sobre el origen de los colores de la bandera Argentina. Se dice que su creador, General Manuel Belgrano, se inspiró en los colores del cielo para imprimir el azul/celeste y blanco que la caracteriza. Sin embargo, otra es la verdad: los colores de la bandera Argentina fueron tomados de los colores de la Virgen María, de Lujan. Lo confirman muchos testimonios escritos, como por ejemplo los textos del historiador Aníbal Rottjer: "El sargento mayor Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante y presidente de su Cabildo, dijo: "Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de quien era ferviente devoto". Y en este sentido se han pronunciado también sus coetáneos, según afamados historiadores". El mismo autor dice: "Después de implorar el auxilio de la Virgen, y usan de reconocimiento los colores de su imagen, por medio de dos cintas anudadas al cuello, una azul y otra blanca, y las llaman de la medida de la Virgen, porque cada una de ella media 40 cm ., que era la altura de la imagen de Lujan". O también "al fundarse el Consulado en 1794, quiso Manuel Belgrano que su patrona fuera la Concepción y que, por esta causa, la bandera de dicha institución constaba de los colores azul y blanco. Belgrano en 1812 para el pabellón nacional ¿escogería los colores azul y blanco por otras razones distintas de las dichas en 1794?". El Padre Jorge Salvaire* no conocía estos detalles y sin embargo afirma que "con razón cuentan, no pocos ancianos, que al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su Patria los colores blanco y azul había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, obsequiar a la Pura y Limpia Concepción de María (como) ardiente devoto". Manuel Belgrano, que había concurrido a Lujan en 1812 con su ejército a visitar a María y rezar el Rosario con los soldados, ofrece a la Virgen en 1813 dos banderas tomadas al enemigo en la batalla de Salta. El 27… (se lee) en la sesión del Cabildo de Lujan el siguiente oficio: "Remito a Usía dos banderas de división, que el … de febrero se arrancaron de las manos de los enemigos, a fin de que se sirva presentarlas a los Señora, a nombre del Ejército de mi mando, en el Templo de ésa, para que se haga notorio el reconocimiento que mis hermanos de armas y yo estamos a los beneficios que el Todopoderoso nos ha dispensado por ella y exciten con su vista la devoción de los fieles para que siga concediéndonos sus gracias. Dios guarde años. Jujuy, 3 de mayo de 1813. Manuel Belgrano. Al Sr. Presidente, Justicia y Regimiento del Muy … la Villa de Lujan". Cumplidos todos los trámites oficiales y notificaciones debidas, las banderas fueron colocadas ante la Santísima Virgen de Lujan el sábado 1 de julio de 1813. Luego de conocer estos hechos históricos que nos revelan que la bandera Argentina procede del Manto de la Madre de Dios, debemos comprender que Dios no se aparta de la historia. Somos los hombres los que nos apartamos de Dios, pese a Su insistencia en ayudarnos. En la intercesión de Su amorosa Madre. LA BATALLA DE PERDRIEL Y LOS COLORES DE NUESTRA BANDERA (Catecismo Podestá-Rosón, tomo I. Edición de 2005) El 24 de junio de 1806, en horas de la noche, liego a la tranquila ciudad de Santa María de los Buenos Aires la noticia del desembarco inglés en las inmediaciones de Quilmes. El ejército protestante, poco más de 1.500 hombres bien pertrechados y entrenados, avanzó sin hallar mayor resistencia y tomó Buenos Aires. El Virrey Sobre Monte se refugió en Córdoba y no había ejército ni hombres preparados para resistir a las tropas inglesas. Unos días más tarde, por dos vías diferentes, comenzaría a gestarse la Reconquista. Por un lado, el capitán de navío Don Santiago de Liniers, futuro liberador de la ciudad y de su puerto, hizo voto a la Virgen del Rosario de recuperar para Ella la ciudad y la libertad para su culto. Por otro, Don Juan Martín de Pueyrredón, reunió unos trescientos criollos modestamente armados, todos voluntarios. Será ésta la primera tropa totalmente argentina. A ellos se unió luego el regimiento de Blandengues, con su comandante de frontera, el Tte. Cnel. D. Antonio de Olavarría. Olavarría aportó algunos pertrechos para el novel ejército; pero no uniformes ni estandarte. Estacionados como estaban en la Villa de Lujan y confiados al amparo de la Inmaculada que allí se venera, recibieron como estandarte el de la Purísima Concepción, que les ofreció el Cabildo de la Villa, al que conducirían a la batalla como bandera. Más difícil era conseguir uniforme para toda su tropa. Sin embargo, era piadosa costumbre que los peregrinos de Lujan se llevaran como recuerdo "las medidas de la Virgen", -en esa época no había ni medallitas ni estampas- un par de cintas -una celeste como el manto de la Señora; blanca como su vestido, la otra- del largo de la imagen. Estas cintas tomó Pueyrredón y, debidamente bendecidas por el párroco, P. Vicente M. Carballo, fueron solemnemente impuestas a sus hombres a modo de distintivo. Así se transformaron en e! primer uniforme patrio y fue el origen de las escarapelas que repartieron French y Berutti en Mayo de 1810 y, luego, de la bandera creada por Belgrano. Animados de fervor patriótico y de amor a la Madre de Dios -de quien tenían por enemigos a los anglicanos protestantes-los hombres de Pueyrredón, después de escuchar la Santa Misa en Lujan y comulgar, cruzaron armas con las tropas de Beresford en la chacra de Perdriel, en la madrugada del 1° de agosto de 1806. Los primeros, mal armados y sin entrenamiento, marchaban, con su escarapela blanca y celeste, "las medidas de la Virgen", de a pie. Los ingleses, soldados profesionales que los triplicaban en número, con armamento suficiente, lo hacían de a caballo. El resultado era seguro: los criollos fueron derrotados y desbandados en poco tiempo. Pero la batalla no fue inútil, ya que fogueó el temple de los patriotas y encendió la chispa de la resistencia. Once días más tarde, el 12 de agosto, Buenos Aires respiraría libremente otra vez, y el Santísimo Sacramento y la imagen de Nuestra Sra. de! Rosario y "las medidas de la Virgen" podían salir nuevamente a recorrer las calles de la ciudad. Había entrado en ella D. Santiago de Liniers y las armas anglicanas habían claudicado. R.P. Gabino Tabossi