sábado, 11 de febrero de 2012

JOSÉ PEDRONI

José Pedroni José Pedroni. Nombre José Bartolomé Pedroni Fantino Nacimiento 21 de septiembre de 1899 Argentina Fallecimiento 4 de febrero de 1968, 68 años Mar del Plata Nacionalidad argentino Ocupación escritor, poeta Cónyuge Elena Chautemps Hijos Ana María, Omar Tulio, José María, Juan Carlos Padres Felisa Fantino y Gaspar Pedroni José Bartolomé Pedroni Fantino (21 de septiembre de 1899–, 4 de febrero de 1968), poeta argentino. Contenido: WIKIPEDIA 1 Biografía José Pedroni nació en la ciudad de Gálvez, provincia de Santa Fe, en Argentina, hijo de Gaspar Pedroni y de Felisa Fantino. Sin embargo, su lugar de residencia durante la mayor parte de su vida fue la ciudad de Esperanza (Santa Fe), en la misma provincia de Santa Fe, su ciudad adoptiva y en la cual escribe la mayor parte de su obra poética. Contrajo matrimonio con Elena Chautemps el 27 de marzo de 1920. Tuvieron cuatro hijos. Su última hija y única hija mujer, Ana María Pedroni, también es escritora y reside en Guatemala. Su muerte, ocurrida por una descompensación cardíaca, lo sorprende en la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina en 1968. [editar]Esperanza, colonia de inmigrantes europeos Esperanza, la ciudad por él elegida, es una colonia de inmigrantes de origen suizo, alemán, francés, belga y luxemburgués, fundada en el año 1856, el 8 de septiembre. Sobre esa gesta colonizadora y sus protagonistas el poeta se expresa en su libro "Monsieur Jaquín", editado en 1956 al celebrarse el Centenario de la fundación de la ciudad de Esperanza. Obra poética Sus primeros poemas los publica en 1920 y entre su fecunda obra poética corresponde destacar "La gota de agua" (1923), "Gracia plena" (1925), "Poemas y palabras" (1935), "Diez Mujeres" (1937), "El pan nuestro" (1941), "Nueve cantos" (1944), "Monsieur Jaquín" (1956), "Cantos del hombre" y "Canto a Cuba" (1960), "La hoja voladora" (1961),
http://youtu.be/R6Ffwl4slJs?t=2m16s El gaucho Quisiera haber vivido mucho tiempo antes, en nuestra hora prima, en nuestro día madre, sólo para conocerte, gaucho que cantabas con toda la sangre, con todos los pájaros libres en la boca, como ya no canta nadie, nadie en el mundo, nadie, nadie. Quisiera haber vivido en tu primer instante, antes de la entrega de la pampa, antes del encierro de los árboles. Haber vivido en el alto mediodía de tu lance. Haber corrido tu mañana, desandado tu tarde, ambulado tu ocaso tras la voz del caracol del mate. Río blando de boca, para orillar, errante, y un puñal en el cielo, hecho de estrellas, cada noche, al echarme. Un puñal, una cruz, donde pensar en alguien. Quisiera haber vivido en tu día grande, el del rastreo de la libertad, la selva por delante. Mía tu doma; mío tu duelo salvaje; mío tu oído en la tierra; míos tus ojos en las altas aves. Haber tenido tu pulso para la sed, para el hambre. En la boca sin miedo, ante el desierto, tu grito penetrante. Quisiera haber estado en todas las pulperías junto a la guitarra amante - voz, cintura y entrega de mujer entrañable-; en todas las pulperías, sólo para esperarte; sólo para abrirte cancha; sólo para gritar ¡qué cante!, sólo para oírte cantar; sólo para verte ir, libre, a cualquier parte: la luna en tus virolas; en tu cuchillo el sol que nace; en tu pañuelo al cuello, enjugada, la sangre. Mía tu luz en la cara; mía tu esgrima en el aire; mío tu numen; mío tu arte. Antes del encierro de la aguada, donde, entre junco y ave, alguna vez te proyectó el ocaso, montado y con amante. Antes del alambre con uñas, desgarrador de carnes. Yo no tendría ahora este dolor cobarde. Dormiríamos juntos, bajo la tierra madre. ¡Gaucho! Gaucho que estás en todas partes, en la tierra, en los árboles, en toda pisada de caballo, en todo vuelo de ave... ¡Gaucho de la Cruz del Sur, sobre la pampa grande! Las piernas entre ramas, los ojos anhelantes, desmontados andamos de tu coraje, sin cuchillo, sin lazo, por amarillas calles. Viento ladrón de libertad y honra metido en los trigales. ¿Dónde la voz que diga "¡Por aquí!" en nuestra amarga tarde; dónde la voz de valeroso rumbo que nos enanque y el ala del sombrero otra vez nos levante? Fuerza que se ha alejado de nosotros, por el mañana, ¡hágase!. Vénganos otra vez, ¡Oh gaucho!, tu coraje. Vénganos tu conciencia del deber. Vénganos tu arranque. Tu cuchillo de fuego. Tu altivez. Tu donaire. Tu canto de jilguero. Tu baile. Tu corazón de niño. Tu ángel. ¡Vénganos sobre el campo, por el aire!. Letra y Música: José Pedroni "El nivel y su lágrima" (1963), "Noble Animal" (1964)