jueves, 30 de enero de 2014

Los períodos sucesivos de la vida de Gandhi...


Los períodos sucesivos de la vida de Gandhi muestran una ininterrumpida serie de episodios durante los cuales continuó su actividad política, con pausas más o menos largas pasadas en duras prisiones. De 1930 es una vigorosa llamada directa al pueblo, redactada por entero por Gandhi y sancionada por el Congreso; llamada en la que se siente vibrar toda la pasión y todo el amor de Gandhi por su tierra madre y su anhelo por liberarla de la dominación extranjera. De aquel mismo año es su valerosa actuación contra las leyes del monopolio de la sal y su memorable marcha de tres semanas, osada y simbólica al mismo tiempo, realizada en medio del entusiasmo irrefrenable de las muchedumbres a lo largo del recorrido que separa la ciudad de Ahmedabad de la pequeña localidad costera de Dandi. A finales de 1931 participa en Londres en la segunda conferencia de la Mesa Redonda. Pero la conferencia marcó un fracaso para la causa india. Vuelto a su patria, Gandhi vivió durante algunos años apartado de la política oficial; pero dedicado a su apasionada atención a los problemas sociales, especialmente al concerniente a los "intocables". Reapareció en la escena política en 1940, durante la segunda Guerra Mundial, y con indómita constancia, continuó luchando -siempre inerme- por aquellos ideales de cuya fe nunca se apartó; y así mantuvo una esperanza inquebrantable hasta el día de su sacrificio. Gandhi ha sido jefe y maestro de su pueblo y lo ha guiado a la consecución de la meta que había soñado ardientemente. Gandhi vio la India independiente, aunque no se haya verificado su deseo de fundir hindúes y musulmanes en unitaria convivencia. Y, ciertamente, ello constituyó una espina, a la que se añadieron las amargas desilusiones y dolores por las violencias y los estragos que acompañaron al nacimiento de la Unión India y del Pakistán. Extraordinaria figura de asceta indio, Gandhi no pasó su existencia en el tradicional eremitorio solitario, sino que fue impulsado por su infinito amor a su tierra madre y a sus hermanos a vivir -excepto algunos breves paréntesis- en medio del mundo y a practicar sus virtudes ascéticas, aun permaneciendo en contacto con gobernantes y métodos políticos del pleno siglo XX. El amor ("ahimsa") fue su arma política, y se nos aparece totalmente dominado por aquel sentimiento de bondad y de afectuosa dulzura que es la nota dominante del Visnuísmo. Sus repetidos y dolorosos ayunos (realizó dieciséis, el último de ellos pocos días antes de su fin en un intento de conseguir la paz religiosa de toda la India) eran la prueba de una completa entrega a su causa y consiguieron la devoción de las masas; su palabra apasionada las entusiasmaba, sus plegarias y sus invocaciones al dios Raro, recitadas en público, conmovían y arrebataban al auditorio. Actuó políticamente siguiendo medios que estaban en neto contraste con la práctica dominante, consideró despreciable el principio según el cual el fin justifica los medios, principio que muchos siglos antes, un maestro indio de política, Kautilya, había exaltado y puesto en práctica con un realismo sin escrúpulos. Pero el método, diríamos evangélico, predicado y realizado por Gandhi consiguió el deseado triunfo. El desconsolado anuncio hecho a las gentes de que el padre ("bap") había muerto, el dolor del pueblo impresionado por la noticia del trágico fin, la consagración de sus cenizas, sumergidas religiosamente en numerosos ríos sagrados del inmenso país, revelaron al mundo que la India había perdido a su más grande santo de la Edad Moderna. Visita también nuestra monografía sobre Gandhi