jueves, 29 de diciembre de 2016

ÉXODO RURAL/2


El campo se va despoblando: una casa abandonada en un campo cercano a Carlos Casares; dos propiedades sobre la ruta 5, a unos 300 kilómetros de Buenos Aires, y otra en Cadret. El campo se va despoblando: una casa abandonada en un campo cercano a Carlos Casares; dos propiedades sobre la ruta 5, a unos 300 kilómetros de Buenos Aires, y otra en Cadret. La vida urbana, no tanto mejor La vida en el campo puede ser dura, pero la ciudad puede ser cruel. Un cuarto de la población del país, alrededor de 10 millones de personas, vive en los partidos que rodean a la ciudad de Buenos Aires, según estimaciones de Jorge Vasconcelos, economista de Ieral. La Capital Federal está estancada en 3 millones de habitantes. "Es el conurbano bonaerense el que no deja de crecer", dice Vasconcelos. "Esta situación provoca problemas muy serios en materia social y de calidad de vida, y es un caldo de cultivo para la delincuencia y las drogas." La directora de la maestría en Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de General Sarmiento, la antropóloga María Cristina Cravino, sostiene que durante la década que mide el último censo (2001-2010) el promedio nacional de la población creció 10,6%, mientras que en la región metropolitana llegó a 12,5%. "Aumentó más que en el resto del país, y sobre todo en los municipios del segundo cordón", dice. No siempre fue así. Entre 1991 y 2001, el área metropolitana había aumentado sólo 6,2%, según datos de la investigadora. "El Gran Buenos Aires, con un crecimiento de un millón y medio de habitantes cada diez años, tiene un déficit de por lo menos 300.000 viviendas " Compartilo El Gran Buenos Aires, con un crecimiento de un millón y medio de habitantes cada diez años, tiene un déficit de por lo menos 300.000 viviendas, de las cuales se necesitan aproximadamente 100.000 nuevas, estima el arquitecto Alfredo Garay, profesor de Planificación Urbana en la UBA y subsecretario de Urbanismo y Vivienda de la provincia de Buenos Aires entre 2005 y 2008. "En la ciudad de Buenos Aires se calcula que debe haber otras 300.000 personas en situación de vivienda precaria, la mitad aproximadamente viviendo en villas y la otra, en inquilinatos, conventillos y casas tomadas", agrega. A nivel nacional, el Indec refleja que hay 8,1 millones de personas en viviendas precarias y 2,8 millones en estado de hacinamiento crítico (más de tres personas por cuarto). El economista Víctor Beker, ex director de Estadísticas Económicas del Indec y director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, sostiene que la cifra es mucho mayor. Habla de 11 millones con déficit habitacional, porque normalmente los hogares más precarios suelen albergar a un más personas que el promedio. En "el otro" país, pueblos con viviendas cerradas, tapiadas; campos con casas abandonadas que aún conservan sus alambrados donde alguna vez hubo una huerta, un gallinero, un horno para pan. Más trabajo en el interior Los datos oficiales indican que hay 350.000 puestos de trabajo directos en el sector agropecuario, más 700.000 en la agroindustria y 320.000 en la informalidad. Suman un millón de trabajadores. Sin embargo, según FADA las cadenas agroalimentarias generan realmente mucho más: 2,7 millones de puestos de trabajo directos e indirectos en 2013. "La diferencia entre los dos valores se explica por el empleo directo e indirecto que hay en comercialización, transporte y exportación, además del empleo golondrina", afirma la entidad. La Agenda del Campo, un informe reciente elaborado por la SRA, tiene un diagnóstico por cada uno de los sectores productivos. Detalla el potencial para generar más empleo que tiene el sector agropecuario de acá a 2020: 700.000 puestos de trabajo directos y 400.000 indirectos. En materia de sectores, están los granos y oleaginosas, las cadenas cárnicas, la producción de bioetanol y biodiésel, las economías regionales y la producción de maquinaria. Por otro lado, la cría de animales es lo que mantiene a la gente trabajando in situ. Sólo con la cría bovina, si hoy existen 206.000 puestos de trabajo, según Ieral, con políticas de incentivo podría llegar a 40.000 más en 2020. "Los datos oficiales indican que hay 350.000 puestos de trabajo directos en el sector agropecuario, más 700.000 en la agroindustria y 320.000 en la informalidad. Suman un millón de trabajadores " Compartilo Durante los últimos años se transitó el camino inverso. Con una reducción de 10 millones de cabezas de ganado desde 2009, hubo una destrucción de empleo de alrededor de 22.000 puestos de trabajo para una actividad que suele transmitirse de generación en generación y que todavía no presenta las condiciones como para atraer a nuevos trabajadores. En el agro sucede lo mismo. "La Argentina debería estar cosechando más de 150 millones de toneladas de granos en vez de las 100 millones actuales. Brasil logró incrementar su producción; la Argentina, no", dice Vasconcelos. "Si hubiéramos replicado las políticas de Brasil para incrementar su producción agroindustrial, tendríamos 50 millones de toneladas más, lo que significa 450.000 empleos genuinos", agrega el economista. Una investigación de Ieral revela que por cada 10 millones de toneladas adicionales cosechadas se podrían crear 40.000 de puestos de trabajo directos y 90.000 si se incluyen también los indirectos. "Si consideramos a la familia asociada a cada puesto de trabajo, se llega a la cifra de 225.000 personas que se benefician cada 10 millones más de toneladas cosechadas", dice Vasconcelos. Las economías regionales, hoy en emergencia, deberían resurgir con las políticas adecuadas. Entre las razones del éxodo de empleadores, según Vasconcelos hay un "aumento desmedido de la presión tributaria a las actividades del agro, que se volcaron a subsidios el transporte y la energía y que beneficiaron, sobre todo, a los habitantes de la Capital y el Gran Buenos Aires". La migración se produce desde las provincias del Norte hacia el Sur, es decir, hacia Buenos Aires y las provincias con alto nivel de subsidios. "Las políticas económicas hacen que en el norte del país haya menos posibilidades de trabajar porque es muy costoso producir, hay muy pocos empresas nuevas y poco empleo. No se puede poblar el país sin perspectivas de crecimiento. Hay que ordenar la economía y favorecer las condiciones para que la actividad pueda funcionar de manera genuina, sin subsidios", explica Bour. "La migración se produce desde las provincias del Norte hacia el Sur, es decir, hacia Buenos Aires y las provincias con alto nivel de subsidios " Compartilo Algunas propuestas de FADA son: una política monetaria controlada con un Banco Central independiente, un plan antiinflacionario, tipo de cambio único y competitivo, equilibrio fiscal, promoción del federalismo, recuperar la reputación internacional y tener como objetivo la creación de empleo privado formal. También, eliminar políticas intervencionistas distorsivas. Es decir, "sacarle el pie de encima al campo", una frase repetida por economistas y productores agropecuarios. "Se necesitan leyes que permitan beneficios especiales para activar regiones complejas a nivel laboral por la escasa oferta de trabajo", propone Ricardo Foglia, director del Departamento de Derecho del Trabajo de la Universidad Austral. "Hay una concentración de trabajadores en las grandes ciudades, en particular la Capital y el conurbano. Mientras, las economías regionales tienen enormes diferencias de rendimientos entre sí y respecto de los centros industriales. Esta situación hace inconveniente la existencia de una legislación laboral uniforme para todo el país, ya que no se compadece con las asimetrías y diversidades existentes y genera mayores desigualdades al tratar en igual forma a situaciones, clara y decididamente, diferentes." "La generación de empleo en el interior del país está muy ligada a las condiciones de seguridad jurídica que cada provincia otorgue para la inversión, al mismo tiempo que pesa mucho el manejo económico de esas inversiones", dice De Freijo. Para impulsar el desarrollo del interior y evitar el éxodo, el analista de la SRA aconseja que los presupuestos públicos nacional y provinciales apunten verdaderamente a acortar la brecha que existe en materia de infraestructura, educación, salud. Y también que los ajustes de salarios en los convenios colectivos de trabajo a nivel nacional se hagan sobre la base de la productividad de cada actividad. "A partir de la utilización generalizada de los convenios colectivos de trabajo nacionales, se han alejado de los parámetros de productividad que cada sector o actividad económica puede retribuir", dice Feijo. Estimular las economías regionales es la recomendación de los especialistas a nivel estructural. "Sólo para dar un ejemplo, si se favorece la actividad agrícola va a haber un proceso natural de vuelta al campo", opina Bour. "Si el campo no ofrece trabajo como para subsanar el crecimiento demográfico de la población, debería haber una industria que genere actividad o servicios. Pero eso hoy está en las ciudades. Éste es el desafío estructural que históricamente tiene el Estado argentino", sostiene Garay.WIKIPEDIA