jueves, 24 de mayo de 2018

Cultura afroargentina: ¿CUÁL ES EL ORIGEN DEL CANDOMBE??


Cultura afroargentina: ¿cuál es el origen del candombe? 30 DE OCTUBRE DE 2017 A LAS 12:57 Tras un debate que nació en las redes del Ministerio de Cultura, contactamos a un especialista en Antropología de la Música, Pablo Cirio, para que cuente los orígenes de esta manifestación cultural nacida en el Río de la Plata Otros artículos que te pueden interesar Semanas atrás, un posteo en el Facebook del Ministerio de Cultura de la Nación detalló algunas características del “candombe argentino”. Así nació el debate. Esas dos palabras unidas provocaron una discusión intempestiva, con el foco puesto en el origen de esta manifestación tan uruguaya como la yerba mate. Como punto de partida, la UNESCO reconoció al candombe uruguayo como Patrimonio Cultural de la Humanidad, en el 2009. Pero, ¿existe el candombe argentino? Para despejar las dudas y poner fin a las confusiones hablamos con Pablo Cirio, un especializado en Antropología de la Música, que lleva más de dos décadas dedicado a investigar y trabajar sobre música afroargentina en el Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega. https://www.cultura.gob.ar/cual-es-el-origen-del-candombe-y-de-los-afroargentinos_4989/ -¿Es correcto hablar del “candombe argentino”, o sólo existe el uruguayo? -Son dos versiones distintas. En verdad, el candombe ni siquiera es rioplatense. Candombe autóctono hay en Minas Gerais, en Buenos Aires, en Montevideo, en Saladas (Corrientes) y en la Ciudad de Corrientes, todos son distintos entre sí. Cada uno tiene sus particularidades, hay matices. Son músicas distintas, comparten el nombre porque la raíz es la misma pero el tronco es distinto. Acá aparece la palabra 'tronco', que es compleja. Los que hoy designamos como afroargentinos o afrodescendientes se reconocen con un nombre que es muy nuevo, que es 'afroargentinos del tronco colonial'. Ese término significa que yo hoy me reconozco descendiente de esclavizados en este territorio de la época colonial, aunque siguió hasta 1861 la esclavitud en Buenos Aires, ya siendo República, y hasta 1853 en el interior del país. Entonces, son descendientes de esclavizados entre 1580 hasta 1861, que tengan alguna prueba, así sea por memoria oral, que sean de aquí. El límite es simbólico por los procesos migratorios masivos. En 1880 se produce el 'blanqueamiento' de la población, cuando llega la inmigración masiva y los inmigrantes de los que descendemos la mayoría. Ante la pregunta de qué diferencias hay entre el candombe porteño y el uruguayo, el especialista destaca las siguientes: Candombe uruguayo: Es reconocido por la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad Es el más difundido y visible porque siempre se hizo en la calle. Todo candombe que se vea en la calle es uruguayo No es cantado, solo instrumental Se toca con tres tambores: chico, repique y piano Los tambores se tensan con fuego Se toca con palo y manos Se toca de pie Candombe porteño: Se mantuvo siempre puertas adentro de las familias Es cantado, no es solo tambor Sus cantos están en castellano y en lenguas africanas, de las que derivó mucho de nuestro lunfardo Los tambores son distintos, se templan con fuego pero también de otras maneras Se toca con dos tambores: llamador o tumba o base y respondedor o repiqueteador. También se utiliza bongó, claves y otros instrumentos que están casi en desuso Se toca solo con las manos, por eso el volumen es menor, lo que permite cantar Se toca sentado
Cirio cuenta que durante su investigación encontró documentación del candombe porteño, escrita y oral, con por lo menos tres siglos de antigüedad, compuesto por un repertorio de unas cien canciones. “Es un repertorio muy grande, muy vivo, muy vigente, pero puertas adentro”, afirma y devela una particularidad más sobre los afroporteños: “Para ellos, el tambor no es un instrumento de percusión, porque consideran que al tambor no se lo golpea, que es una falta de respeto, y percutir implica un golpe. Por eso mismo ellos no se consideran percusionistas sino tamboreros: hacen hablar al tambor. El tambor es un medio que habla, es el pasado que ellos evocan acariciándolo con las manos, es el nexo con ese pasado colonial. Ellos saben que provienen de África, esa es la raíz de donde vienen todos. Son hermanos, obviamente, con los afrouruguayos, pero comparten ciertas cuestiones y otras no. A los afroporteños el candombe uruguayo les puede gustar o no, a título personal, pero no lo reconocen como algo propio de su cultura. Entonces, el candombe porteño es un género musical pero también es un género social, porque ellos construyen su identidad a través de él. No es que son afroargentinos y por eso hacen candombe. El candombe es historia y les va enseñado a ellos a ser afroargentinos. Las letras del candombe cuentan su historia. Es un juego de palabras entre contar la historia, que es lo que hacemos los investigadores, y cantar la historia. Entonces se juega con eso: cantamos la historia, a través de las letras de los candombes para contar qué pasó aquí con la esclavitud”.
-¿Cómo definiría la música afroargentina? -Es la música que practicaron y practican los argentinos que descienden de africanos esclavizados en este territorio. Este es un concepto un poco complejo de entender: ¿de qué hablamos cuando hablamos de afroargentinos? Porque no es lo mismo que decir "cultura afro", "cultura negra" o "diáspora africana". Son todos términos que, en cierta manera, se tocan, comparten ciertas cuestiones comunes, pero otras no. Entonces, muchos malentendidos que surgen tienen que ver con esta cuestión final de entender nuestra negritud, nuestra cultura afro, que no es lo mismo que cualquier manifestación de origen africano que se pueda practicar en este país por moda, por esnobismo o por políticas culturales, como el jazz, de ahí a que esas manifestaciones sean afroargentinas hay una distancia y esa distancia es conceptual. Cirio señala que este género no ha sido estudiado en profundidad por la musicología, ni por el folclore, la lingüística u otra disciplina humanística: “Fue un tema al que nunca se le dio mucha importancia pensando en que acá fueron pocos los esclavos que trajeron, que no fue una cultura significativa comparado con Cuba o Estados Unidos o que murieron todos con las guerras. Lo que consideramos cultura argentina desciende de barcos de inmigrantes europeos: somos un desprendimiento de Europa, blanco, con algún resabio en algunas provincias de cuestiones indígenas que, aunque también fueron desvalorizadas, nunca se las negó y de una forma u otra tienen su lugar en la historia, en la arqueología y en la música. Pero la cultura negra, no. La población afroargentina es una cultura negada, una población muy pequeña, invisibilizada, minoría dentro de las minorías”. El antropólogo también echa luz en la evolución semántica de los términos, para comprender qué designa la palabra "afrodescendiente" y cuándo es correcto utilizarla. Sobre esto, explica que no es que exista un concepto acertado y otros erróneos, sino que tiene que ver con cómo se los utilice.
“Estas son cuestiones identitarias que se construyen a diario. Hace veinte años ni yo hablaba de "afrodescendientes", porque no existía la palabra; recién se empezó a utilizar en el 2000. Antes se hablaba de "negros" y ya. Es más, ahora ya casi no se habla de "esclavos" sino de "esclavizados". Va cambiando la terminología pero, básicamente, una persona afrodescendiente es una persona que desciende de algún africano esclavizado en América. Descender de africanos esclavizados en América te hace afrodescendiente; que no es lo mismo que decir descendí de africanos que vinieron a vivir al país como inmigrantes. En sentido amplio también se les dice "afrodescendientes", pero el concepto es, en realidad, político, está creado para mejorar las condiciones de vida de los descendientes de esclavizados. Esto es así porque cuando se les dio la libertad, en los diferentes países de América, no fueron indemnizados, fueron indemnizados los blancos, los amos, porque 'perdían su mercadería', los negros fueron librados a la buena de Dios. Ese es el origen de la pobreza y la desigualdad económica que hoy tienen. Entonces, hay una deuda de los Estados-nación para con su población negra. La deuda que tiene el Estado argentino, que fue cómplice y participó del tráfico esclavista, que es un crimen de lesa humanidad, por tres siglos y medio, tiene que ver con los descendientes de esa población, no con un africano que haya llegado hace diez años o un afrouruguayo que haya venido a vivir aquí hace cincuenta”. Esta mirada retrospectiva no solo explica el origen del concepto sino el vínculo histórico de los afrodescendientes con el Estado, que es lo que los distingue del resto de los inmigrantes afros. Y deja ver, además, la deuda estatal con este pueblo, que, al menos culturalmente, se intenta comenzar a saldar. Entorno a esto gira el trabajo de Cirio, quien aclara que “esa deuda no necesariamente debe ser pagada en dinero”. Y puntualiza: “Lo que buscan los descendientes de esclavizados es ser incluidos en la historia, su reclamo es que los reconozcan como parte de este país, porque hicieron este país; la mayoría del ejército sanmartiniano, por ejemplo, era de negros, y estuvieron presentes en un montón de hitos. Entonces buscan ese reconocimiento. Y una manera de reconocerse en la historia es mostrando quiénes son, porque hasta ahora vivían prácticamente ocultando esa identidad. Algunos, organizados en ONGS, han comenzado a participar de la sociedad civil en charlas, jornadas, mostrando diversas partes de la cultura. Yo, como antropólogo, me centro en la música, en la función social que tiene. Porque los afroargentinos le asignan un valor identitario muy importante, no es una actividad más, es la actividad que nuclea a la familia. Para ellos hay una equivalencia simbólica entre el cuero del tambor y la piel de las personas, el tambor como objeto que comunica con el pasado, el instrumento como portador de voces antiguas y como algo que genera armonía y bienestar cuando se lo toca, que es siempre en reuniones familiares. Entonces familia, tambor, reunión y candombe son casi sinónimos. A ese candombe porteño se lo daba por desaparecido desde la época de Rosas, no se consideraba que aún existía”. El especialista cuenta que cuando logró ingresar a la comunidad comenzó a visitar a las familias y pudo vivir la experiencia del candombe y documentarla para el Instituto de Musicología, convirtiendo ese registro en un CD editado con el Ministerio de Cultura: “Ese es el resultado de trece años de trabajo de campo, principalmente en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores –zona oeste, sobre todo–. Yo les expliqué que esta es una manera que tiene el Estado de incluirlos en la historia. Ese fue el proyecto de investigación del Carlos Vega. Para ellos, tener un CD editado por el Gobierno nacional, con el escudo, es el reconocimiento oficial: el Estado reconoce que esta música existe, esa es su interpretación. Que lo edite el Estado es el reconocimiento del Estado”.