sábado, 27 de noviembre de 2010

PADRE PRESENTE- PADRE AUSENTE

Padre presente, padre ausente

La verdadera paternidad va mucho más allá de la mera procreación; es un acto de amor, un ejercicio de responsabilidad y una travesía a través de la cual los padres (sí, los hombres) pueden descubrirse a sí mismos a través de sus hijos.
Si hasta ahora has limitado tu ejercicio de la paternidad a ser el proveedor de tu familia, el que se impone, el que tiene que lidiar en soledad con sus temores, el que ordena o el que castiga, probablemente te has preguntado si todo esto tiene algún sentido y una punzada te devuelve un ¡No!, ¡No! ¡No! Aunque hasta ahora lo hayas hecho muy bien.
En escuelaparapadres.com queremos compartir un camino alterno a la tradición, conscientes de que las cosas no pueden seguir así, pero también de que el papel del padre no puede ser ni eliminado, ni postergado, ni negado sin consecuencias trágicas para el hombre que procreó, para el hijo que lo nombra y la mujer que ejerce como madre.
Este Día del padre, y todos los días que le sigan, queremos que digas ¡Presente!, sabiendo cómo hacerlo.
El siguiente es un texto del terapeuta argentino Sergio Sinay, de ayuda excepcional para padres fuera de serie.
Un padre está presente cuando escucha, cuando simplemente escucha, sin juzgar, sin impacientarse por encontrar o por tener una respuesta, cuando sencillamente permanece y escucha.
Un padre está presente cuando su hijo adopta decisiones y caminos propios, y aunque esos hechos y decisiones no coincidan con los deseados por el padre, no hacen que éste se aparte del vínculo ni que lo condicione.
Un padre está presente cuando habla de sí mismo, de sus vivencias, de sus sentimientos, de sus proyectos personales, de sus sueños y necesidades, de sus aptitudes e ineptitudes, de lo que hace y de lo que siente, de sus pasares y de sus pesares, cuando lo hace desnudándose sin falsos pudores y dejándose recibir con sus insuficiencias, con sus ingenuidades, con su vulnerabilidad, con su esperanza, con su humor, con sus facetas más inexplicables.
Un padre está presente cuando pone el cuerpo en la relación con sus hijos, cuando toca, acaricia, pellizca, sostiene, aprieta, suaviza, cuando da lo que él es antes de lo que él tiene.
Un padre está presente cuando pregunta por actividades, por sueños, por temores, por éxitos, por fracasos, por alegrías, por amores y por dolores de sus hijos, y cuando se lo pregunta a ellos, directamente, sin intermediarios, del modo que puede.
Un padre está presente cuando encuentra tiempo para acompañar a su hijo en momentos graves o leves de la vida de éste: exámenes, peleas, derrotas, victorias, visitas al médico, elección de ropa, partidas, llegadas, etcétera.
Un padre está presente en aquellas cosas que acabas de anotar como tus propios e intransferibles actos de presencia.
Como ves, presencia se escribe con P. Pero no es la P de proveer, producir, pegar o pagar. Es otra: es la P de papá. Y ése es tu nombre.
Tomado de Sergio Sinay, Ser padre es cosa de hombres. Redescubriendo y celebrando la paternidad, Océano/Nuevo Extremo, México, 2001.

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