sábado, 9 de julio de 2011

AUTISMO











El crecimiento del cerebro es visto como un proceso dinámico y en continuo cambio. Si una etapa del desarrollo ha sido omitida o poco usada, se provee al niño la oportunidad de volver a pasar por esa experiencia, con un aumento en la frecuencia, intensidad y duración.
Se ha demostrado que el cerebro se desarrolla y organiza a través del uso. Para que este desarrollo se produzca es necesario que el individuo se involucre en las experiencias de la vida y experimente a través de todo el aparato sensorial en lugar de ser un mero espectador de las cosas que ocurren. Así las experiencias quedan almacenadas en su cerebro como propias e involucran su supervivencia. Sin esta experiencias, el cerebro del hombre nunca hubiese evolucionado y nos hubiésemos convertido en prisioneros de nuestro propio cuerpo.
Ya que el autista tiene un sistema sensorial sobre el que no tiene control, elige controlar las energías que entran en él, es decir aquellas que puede controlar; las otras son rechazadas como caóticas. Como resultado, permanece atascado en un nivel de función sensorial.
Sus sistemas sensoriales distorsionados, crean para ellos un mundo distorsionado y eligen convertirse en prisioneros dentro de sí mismos, antes que tratar con un mundo asustante, en continuo cambio y que parece hostil.

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