lunes, 13 de febrero de 2012

DESTACADOS POR SUS HISTORIAS PERSONALES

OSCAR PISTORIUS La historia humana del surafricano, que corre con prótesis de carbono Óscar, el atleta sin piernas Por: Olga Lucía Barona Torres A los 11 meses le amputaron las dos piernas. Pero eso no ha sido impedimento para ser uno de los más veloces del mundo La vida no lo premió a la hora de nacer. Sus piernas crecieron sin peronés, huesos que unen las rodillas con los tobillos. Una malformación lo marcaría para siempre y la posibilidad de caminar era imposible. Tal vez una silla de ruedas sería su mejor aliada. Sin embargo, el surafricano Óscar Pistorius, de 21 años, se dio sus mañas y hoy no sólo anda libremente, sino que además es uno de los atletas más veloces del mundo. Mientras que sus padres Henke y Sheila celebraban el nacimiento de Óscar, el 22 de noviembre de 1986, los médicos de un hospital en Pretoria buscaban la forma menos traumática de decirles que su pequeño hijo había nacido sin peronés ni tobillos. El doctor Gerry Versveld les explicó una dura situación: “lo mejor sería amputarlo de las rodillas para abajo y acostumbrarlo desde bebé a usar las prótesis. De no hacerlo, sus extremidades sufrirían serias deformaciones”. Once meses después, sus padres tomaron la decisión más difícil de sus vidas: amputarle a su hijo las dos piernas. “Siempre he pensado que la decisión de mis padres fue la adecuada”, confesó Pistorius, hace un tiempo, a los medios. Su padre, quien dirige una mina de cal en Pretoria, mantiene a su familia con un alto nivel de vida, por lo que nunca ha tenido reparos en comprarle las mejores prótesis de carbono. Cada par cuesta 20.000 euros y desde cuando su hijo cumplió un año —se las cambiaba cada nueve meses—, se las manda a hacer exclusivamente a Ossur, una fábrica islandesa especializada en prótesis. Óscar se adaptó a sus piernas artificiales y correteaba por su casa. Sin embargo, los primeros tropiezos los tuvo en el colegio, cuando sus compañeros se burlaban de él. Pero, como por providencia divina, Pistorius un día pensó que su salvación para sobresalir y no ser señalado, era ser un gran deportista. No importaba el deporte, pero quería ser alguien popular. Y vaya que lo consiguió. Comenzó con el waterpolo y luego pasó a la natación. También jugó fútbol y tenis. Pero un día probó con el rugby y allí se quedó. Era una de las estrellas del equipo y gracias a ello se convirtió en uno de los chicos más famosos de su escuela. Su efectividad en la cancha, unida a sus bellos ojos verdes y a su pelo dorado, lo hicieron sentir ‘normal’. “De hecho, nunca me he considerado una persona discapacitada, puedo hacer las mismas cosas que una persona con piernas”, ha repetido una y otra vez. El hombre flecha Era feliz con el rugby, pero a finales de 2003, cuando tenía 17 años, sufrió una seria lesión en la rodilla y su médico le recomendó cambiar de deporte. Nunca antes había pensado en el atletismo. Pero por una razón que él aún no sabe, un buen día empezó a practicarlo. Cuando Ampie Louw, el entrenador de la Universidad de Pretoria, lo vio corriendo quedó sorprendido y desde ese momento se autoproclamó su técnico. Lo más sorprendente es que en 2004, nueve meses después de empezar a practicar este deporte, Pistorius ganó la medalla de oro en los 200 metros y bronce en los 100 de los Juegos Paralímpicos de Atenas. Ese día, en el estadio Olímpico, Versveld, el médico que lo operó de bebé, presenció tal hazaña. Con el mismo asombro de todos los presentes, aseguró: “Nunca podré ver nada más sorprendente que esto en toda mi vida”. Y luego, para confirmar su supremacía, Pistorius rompió los récords mundiales con registros de: 10s91 en los 100 metros, 21s58 en los 200 y 46s34 en 400. Casi en todos, un segundo por encima de los logrados por los mejores atletas de élite del mundo. Contra las cuerdas Cansado de ganar todas las competencias programadas en el calendario para los discapacitados, Pistorius el año pasado le pidió permiso a la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) para que lo dejara actuar en los Olímpicos de Beijing. Esto, motivado, tras conquistar el segundo lugar en los 400 metros de la Golden Gala de Roma, una prueba para atletas no discapacitados, con una marca de 46:90. Ese día el ganador fue el italiano Stefano Braciola, con 46:72. Y Pistorius puso a la IAAF contra las cuerdas. Y aunque hacía poco el ente internacional había emitido una resolución en la que prohibía a los atletas ayudas técnicas, contrató un estudio al laboratorio de biomecánica y ortopedia de Colonia, que costó 50.000 euros y que fue dirigido por el profesor Gert-Peter Brueggemann. Esto, para determinar si las prótesis de carbono le ofrecen ventajas sobre sus rivales. El laboratorio comparó a Pistorius con seis corredores de marcas similares. Se utilizaron reflectores infrarrojos puestos sobre el cuerpo y las prótesis estudiadas. Igualmente se usaron 12 cámaras infrarrojas y cuatro más de video de alta velocidad para analizar comparativamente las carreras. Al igual que cuatro plataformas de fuerza para estudiar los apoyos y las fuerzas de reacción recibidas del suelo. “Se analizaron las implicaciones del menor peso de las extremidades, el almacenamiento y retorno de la energía elástica y los cambios en longitud y frecuencia de las zancadas. Y también se recogieron variables fisiológicas, como el consumo de oxígeno y la producción de ácido láctico, para comparar los esfuerzos”, explica el estudio. Pues bien, esta semana la IAAF, basada en los resultados del laboratorio de Colonia, le negó a Pistorius su solicitud. La razón: “Un atleta que usa estas prótesis tiene una ventaja mecánica demostrable (más del 30%) en comparación con alguien que no las utiliza. Sus cuchillas le devuelven el 90% de la energía producida cuando golpean sobre el suelo para propulsarlo hacia adelante. Un atleta sin prótesis sólo recibe la devolución de un 60% de la energía”, sentenció. Obviamente Óscar rechazó el fallo y anunció que agotará todos los recursos y que llevará el caso a la Corte de Arbitraje para el Deporte en Lausana, Suiza. Un chico popular Mientras Pistorius empapela a la IAAF, su vida prosigue. Cumple a diario sus actividades, que comienzan a las siete de la mañana. No falla con su rutina de gimnasio y con su sesión de fisioterapia; entrena en las tardes por más de tres horas. Para no olvidar su afición por el rugby, corre por los campos de la Universidad de Pretoria acompañado de su perro Capone. Estudia finanzas y tiene el proyecto de montar una cadena de restaurantes en Nueva York, Londres y Johannesburgo. Y, tal como añoraba de chico, es una persona popular. En su país, es uno de los deportistas más mediáticos y su fama ha llegado a tal punto que tiene ofertas de Hollywood para llevar su historia al cine. Inclusive, Tom Hanks ya escribe un guión sobre su vida. Patrocinio, le sobra. Es la imagen de Visa, Honda, Ossur, Nike y Oakley. A la historia de Óscar Pistorius aún le queda mucha tela por cortar. Seguramente seguirá sorprendiendo al mundo con las que hoy son las piernas más famosas del mundo. Olga Lucía Barona Torres | Elespectador.com.