viernes, 23 de noviembre de 2012

LEYENDAS (El Tero )


Wikipedia
Leyendas Varias historias populares explican el origen del tero. Entre los onas (o selknam) se dice que en tiempo antiguo fue una de las dos esposas de un hombre dotado de fuertes poderes mágicos. Esta mujer, llamada K'arke, era una notable costurera, y confeccionaba excelentes mantos y bolsos de cueros de guanaco. Un día, el marido cayó enfermo, y la envió a pedir comida a sus familiares. Estos le ofrecieron carne de guanaco y aves, pero ella prefirió unos escarabajos que también comían sus hermanos. Se llevó un bolso lleno con esta peculiar golosina y al volver a su campamento afirmó que su parentela estaba en esos momentos sin provisiones y nada le había podido dar. Pero el hombre notó que, con disimulo, ella metía cada tanto una mano en la bolsa y se la llevaba a la boca. En un descuido de la mujer, revisó el contenido del recipiente para ver qué comía, y al hallar los insectos, asqueado, los arrojo al fuego. Tras una serie de acontecimientos, el hombre y su otra mujer se transformaron en albatros, mientras K'arke se convertía en el tero, ave comedora de insectos. En la narrativa criolla se coincide en que previamente a ser un ave, el tero había sido un hombre rico y elegante. Hay quién dice que era un comerciante, que vendía sus telas a la vizcacha. Otros relatos afirman que el tero se había asociado con la vizcacha; era un hombre atildado en el vestir e inquieto, que le daba consejos a su socia acerca de cómo manejar el comercio. Forzado a ausentarse, dejó todo a cargo de la vizcacha, pero esta se apuró a liquidar las mercaderías y huir con el dinero. Al regresar, el otro se encontró en la ruina y comenzó a gritar y correr, desesperado, hasta que se convirtió en tero, con los ojos enrojecidos por el llanto, el andar nervioso, y un estado de desasosiego que lo lleva a alarmarse por todo. En otras versiones, la culpa recae en el mismo tero que, habiendo sido un hombre adinerado, dilapidó su fortuna jugando a los naipes con unos fulleros, salvando del desastre nada más que sus finas ropas. Al verse en la miseria, gritó y lloró y por último se transformó en un ave.