miércoles, 19 de octubre de 2016

Femicidio: la psicología de los victimarios, las víctimas y sus familias - Gervasio Diaz Castelli


http://www.infobae.com/2015/10/14/1760811-femicidio-la-psicologia-los-victimarios-las-victimas-y-sus-familias/ MIÉRCOLES 14 DE OCTUBRE 2015 Femicidio: la psicología de los victimarios, las víctimas y sus familias Gervasio Diaz Castelli Por: Gervasio Diaz Castelli Mientras los asesinatos de mujeres siguen causando indignación, el especialista profundiza para Infobae el perfil del psicópata y de las víctimas. El rol de las familias y el peso psicológico del daño La violencia de género muchas veces termina en femicidio. En cuestiones de violencia de género, y de los consecuentes femicidios, se dice y se ha escrito mucho. Una ventaja que tenemos los psicólogos, si se quiere, es que escuchamos, durante muchas horas semanales, a mujeres atrapadas en relaciones violentas: desde allí, por un lado, hacemos prevención: les damos herramientas para que –a partir de volver a creer en sí mismas–puedan salir de esas situaciones y, por el otro lado, trabajamos lo posterior: el alma femenina queda muy lastimada luego que haber estado inmersa en esos pequeños infiernos. Se nos van mujeres y adolescentes con todo por delante, llenas de vida, pero que un día un verdugo de turno las toma como si fuesen un objeto, y las retira del mundo, como si nada, como cuando se rompe algo y se lo tira a la basura. "¿Cómo puede ser? ¿Cómo alguien puede hacer algo así?", decimos internamente, y no encontramos respuesta desde la razón. Tratamos de no imaginar lo que pudieron ser sus horas finales; nos identificamos con esos familiares desgarrados por el dolor y la impotencia. Y seguimos reflexionando sobre la crueldad del ser humano, sobre la falta de justicia, sobre el sadismo en la sociedad, sobre los psicópatas que "entran y salen" y que, en una de esas salidas se llevan una vida. Sabemos que entre ese grupo tan particular de personas que se dedican a destruir el tejido social, hay conducta imitativa, hay contagio, hay "causa común". Como adolescemos de una justica legítima, al no funcionar los resortes institucionales que regulan la violencia y la criminalidad, siguen matando. Julieta Mena fue asesinada por su pareja, en su casa de Ramos Mejía. Personalidad psicópata Los hombres violentos forman parte de lo que lo que los psicólogos y psiquiatras llamamos "las psicopatías". Hay diferentes tipos, cada subgrupo tiene sus "preferencias" destructivas: están aquellos con rasgos sexuales en su accionar (abusadores, violadores); los más orientados a la delincuencia, que maltratan y matan, porque sí; los que no ejercen la violencia directa, y sólo se quedan en los tormentos psicológicos con diferentes victimas, en su trabajo, familia, amigos. Las variables son muchas, pero lo central es que todos operan más o menos igual: tienen un radar muy refinado para captar la fragilidad de las víctimas que no han podido construir o desarrollar las defensas y la autoestima necesaria como para poder defenderse. POR SUS TRES MINUTOS DE SATISFACCIÓN NARCISISTA Y HOMICIDA, DESTRUYEN UNA VIDA Una vez que captan a su víctima, entran desde la seducción, desde la habilidad que tienen para manipular, mentir y engañar y, de a poco, empieza el trabajo de destrucción, de erosión de la personalidad, con decenas de mecanismos: descalificación, aislamiento, maltrato, cosificación; son decenas de sutiles acciones que confunden hasta dejarlas en ese estado intermedio entre sueño y realidad. Ya quebradas en sus defensas, empieza la eventual violencia directa, que muchas veces, deriva en estos femicidios que estamos escuchando cotidianamente. Porque emerge cada vez que "aparece" algo de lo femenino, del "ser mujer", de los deseos y sentimientos asociados al género. La psicopatía no es una patología, es un "modo de ser". No están enfermos y hay que "curarlos". La pasan bien con lo que hacen. Por sus tres minutos de satisfacción narcisista y homicida, destruyen una vida, y la de decenas de víctimas colaterales, de las cuales se habla poco y, encima, ven que no hay castigos justos. El psicópata, el depredador franco, sale y repite conducta. Wanda Taddei, quemada viva por su pareja, Eduardo Vázquez, baterista de Callejeros. Haciendo justicia En el plano social, sin premios y castigos justos, ninguna sociedad ha funcionado a lo largo de la historia. Porque aquí la justicia es lenta, pero los depredadores son un rayo: son un instante en el que aparece la víctima. Sabemos y enunciamos: "ya tenía antecedentes, había denuncias por violencia, por abuso, por intento de homicidio" pero la prevención no funcionó, y ya es tarde. Escuchamos garantistas extremos que hablan banalidades y que no demuestran empatía. Tiendo a pensar que están hechos de la misma sustancia que los depredadores. Por supuesto que, en su caso, los ampara un mundo de leyes y "de debidos procesos", y que eso legitima su accionar, pero no los exime de culpa, de responsabilidad. A esta altura, hablar de violencia de género queda corto. Prefiero hablar de violencia, de crueldad a secas. Pero por supuesto que la violencia de género es algo bien específico, porque el machismo es una ideología, y está instalada en los hogares y en las instituciones, y es muchas veces por eso que se desestiman los peligros ante una denuncia. Porque esa ideología anclada en los que se ocupan de protegernos. El gran remedio para todo este asunto es hacer, cada uno, lo que corresponda. Generar conciencia en casa, con los vecinos, en la escuela de los hijos: proponer que se hagan charlas sobre los efectos de la violencia en general y de la de género en particular, ya desde los primeros años de la primaria. Tenemos que lograr que las nuevas generaciones la rechacen en cualquiera de sus formas. Con educación, con talleres, con juegos de roles. LA SOLUCIÓN ES GENERAR CONCIENCIA PARA LAS NUEVAS GENERACIONES La esperanza Como psicólogo, como persona que trabaja con el dolor, tengo que decir que las herramientas están, para reparar y lograr que la gente siga viviendo luego de pasar estas experiencias; y son efectivas. Se puede volver de la violencia, sin duda; y no es sólo con terapia sino también a través del amor que nos sana del dolor, del odio y del maltrato vivido. Entre todos podemos erradicar los males y presionar a la justicia para que actúe con mayor eficacia. Por lo pronto, mirémonos frente al espejo, por sobre todo los hombres, y tratemos de identificar y desterrar todo machismo en nosotros. No dejaremos por eso de ser varones. GERVASIO DIAZ CASTELLI - SOBRE EL AUTOR DE ESTE ARTÍCULO
- Los consensos sociales indican que tengo que presentarme y contarles medianamente quién soy, mi recorrido profesional, mi formación; pero no, permítanme tomar otro camino. Todo eso anda por ahí, en la web. Prefiero contarles algo en relación a mi vocación. Sobre Gervasio Diaz CastelliMi abuela era húngara; en la década del 30 aterrizó con su familia en Argentina en busca de una vida mejor. Su infancia fue la guerra y todo el desastre que se vivió por esas latitudes en las primeras décadas del siglo XX. Durante toda mi niñez, esa abuela tierna y silenciosa -esa abuela del alma- me contaba sus vivencias; sus narraciones eran de una riqueza descriptiva y emotiva superlativas, sin duda que si mi abuela, que se llamaba Irene, se hubiera dedicado a escribir…hubiese sido brillante. Los relatos tenían un profundo dramatismo y por cierto, la mayoría de ellos, estaban teñidos de un altísimo contenido traumático. También había recuerdos muy lindos; de ella y su familia en las campiñas de Hungría en esos crudos y salvajes inviernos, disfrutando de la naturaleza, de hacer quesos, de una vida de campo y sabiduría. Todo aquello se había grabado en su memoria con gran precisión y con una enorme paleta de emociones. No había en ella queja, odio o victimización; sólo contaba su vida, disfrutaba de contar una y otra vez, durante décadas, lo ocurrido en esos primeros 20 años de su vida (somos nuestra historia y lo que esa historia imprimió en nosotros, por sobre todo en la infancia), esta era su manera de resolver e ir diluyendo lo traumático. Yo escuchaba ya desde muy chico esos relatos; los imaginaba y les acoplaba el fantasear propio de la mente infantil, y preguntaba mucho, y repreguntaba sobre detalles de cada situaciÓn. Me interesaba profundamente... En una terapia el trabajo es de a dos, la idea es ir construyendo un camino hacia una vida más libre, con menos rigidez y que cada día nos importe menos lo que los demás piensen sobre nosotros. Somos una lucha de fuerzas, una parte sana lucha contra la enferma. De eso se trata una terapia: de que gane terreno la parte sana. Esta página es mi forma de hacer teoría de la práctica. Todo lo subido aquí es el producto de lo que escucho de mis queridos pacientes día tras día. Es a ellos a quienes me debo como profesional; ellos con sus padecimientos, sus enojos o cuestionamientos, son los que me hacen crecer en esta profesión que tanto quiero. Espero disfruten los contenidos de esta web, está pensada para que les aporte algo a su capacidad de pensarse a sí mismos. Copyright © 2016 Gervasio Diaz Castelli, Todos los derechos reservados-http://www.diazcastelli.com/sobre-gervasio/