miércoles, 7 de diciembre de 2016

CAPÍTULO DIECISIETE - EDUCACIÓN Y DISCAPACIDAD


Algunas de estas dimensiones son: i) Criterios de admisión y de alta. ¿Qué niños hay que considerar merecedores de prestaciones especiales? ¿Cómo son escogidos? ¿Qué evaluación e información se obtiene al respecto? ¿Qué procedimientos se aplican para decidir que ya no necesitan esas prestaciones? ii) Dotación de personal. ¿Qué tipo de personal -maestros, asistentes u otros- se consideran necesarios para alumnos con una u otra forma de discapacidad? ¿Qué papeles desempeñan? ¿Qué tipo de formación se les imparte? iii) Programa de estudios y evaluación. ¿Qué relaciones existen entre el programa de estudios de los alumnos discapacitados y el programa ordinario? ¿En qué consideraciones se basan las eventuales modificaciones de su contenido o el enfoque adoptado por los enseñantes? ¿De qué manera se supervisa y registra el progreso de los alumnos? iv) Entorno físico. ¿Dónde se imparte la educación especial? ¿Qué instalaciones y medios especiales son necesarios? ¿Es posible proporcionar éstos modificando los edificios de educación habituales, o es necesario utilizar otros? v) Financiación. ¿Cómo se financian las prestaciones especiales? Cuando los costes unitarios de los alumnos con discapacidades son superiores a los del resto de los alumnos, ¿existe una razón concreta para ello? Cuando las prestaciones especiales tienen lugar en escuelas ordinarias, ¿en qué manera se canalizan recursos adicionales hacia esas escuelas? vi) Padres. ¿Qué papel se asigna a los padres? ¿Qué grado de contacto existe entre el hogar y la escuela? ¿Qué medidas se toman para informar a los padres de la educación de sus hijos y para que participen en ella? vii) Relaciones con respecto a la enseñanza ordinaria. ¿Qué relación existe entre las prestaciones especiales y las ordinarias? ¿Están ambas integradas en un marco común, o está la educación especial conceptuada como una prestación diferente? viii) Apoyo externo. ¿Con qué apoyo se cuenta fuera de la escuela (por ejemplo, servicios asistenciales o vínculos con la comunidad)? ¿En qué manera se integra ese apoyo en las actividades de la escuela? 49 Prestaciones especiales en materia de educación 25. ¿Están preparadas las escuelas ordinarias para educar a los niños con discapacidades? ¿Qué medidas habrá que adoptar para conseguir ese objetivo? Uno de los principales acontecimientos de los últimos años en la educación de alumnos discapacitados ha sido el denominado «movimiento de integración». Este movimiento está basado en el convencimiento de que los alumnos con discapacidades no deben ser segregados de los demás niños de su edad y deben ser educados con ellos en la medida de lo posible . Desde una perspectiva pedagógica, organizativa o de derechos morales y civiles, el principio de integración ha sido ampliamente aceptado, y pocos son los que disienten con respecto a una mayor inclusión de los alumnos discapacitados en las escuelas ordinarias. Llevar este principio a la práctica es ya algo muy diferente. La realidad varía considerablemente de un país a otro y, mientras unos países imparten educación a casi todos los alumnos discapacitados en escuelas ordinarias, otros segregan a hasta un cinco por ciento de ellos en escuelas e instituciones diferentes. Una condición esencial de la integración estriba en que los alumnos con discapacidades reciban una educación adecuada en el contexto de la escuela ordinaria. Ello exige muchas veces introducir modificaciones considerables en la escuela ordinaria. E1 que gran número de alumnos discapacitados no asistan a las escuelas ordinarias se debe a que éstas no pueden ofrecerles atenciones, y hasta que esas escuelas no estén en condiciones de educar a los alumnos con discapacidades será difícil preconizar la asistencia de éstos a la enseñanza ordinaria. ¿En qué manera deberán cambiar las escuelas ordinarias para poder disponer de los medios requeridos por los alumnos discapacitados? Para averiguarlo, será útil analizar qué condiciones reúnen las escuelas adecuadamente dotadas para esas prestaciones. A nivel general, cabe diferenciar cuatro características comunes a este tipo de escuelas. i) Una política clara. Las escuelas necesitan una política clara que afirme la importancia de todos sus alumnos y que no infravalore a aquellos que, por una u otra razón, requieran recursos adicionales. Idealmente, una política así debería estar articulada en un texto escrito y ser asumida conscientemente por el personal encargado de su cumplimiento. Si ello no fuera posible, lo que sí es imprescindible es que sea comprendida y aceptada por todos los miembros de la escuela, y que rija tanto su labor como las relaciones entre ellos. ii) Un programa de estudios y una organización académica adecuados. El programa de estudios es la clave de este proceso, ya que su concepción y aplicación son los elementos que definen básicamente una escuela. Lo que se necesita aquí es dar una respuesta a las necesidades de los alumnos discapacitados en el marco de un programa de estudios común. Los alumnos con discapacidades no necesitan un programa de estudios enteramente diferente, que ciertamente no les beneficia. Lo que necesitan son programas de trabajo individuales y métodos de enseñanza modificados, y corresponde a la escuela determinar el programa de estudios y la actividad pedagógica apropiados. Todo ello, basado en los correspondientes cambios de la organización docente (calendario de actividades, agrupamiento de alumnos, previsión de enseñanzas a cargo de especialistas), que definen el marco en el que los enseñantes desarrollan el programa de estudios.CONTINUARÁ...