viernes, 30 de marzo de 2018

DESTELLOS PATAGÓNICOS (29)


LO QUE DIJO EL GLACIAL MORENO EN SU ROMPIMIENTO. Cuento corto por Sergio Pellizza: Facundo González García, hombre de mediana edad, estaba sentado sobre una piedra en el lugar que había al azar elegido, en un mapa de almanaque; un planisferio publicidad de su gran empresa donde estaban marcados los lugares del mundo donde se comercializaban sus productos. Solo hacia unos días que había dado vuelta el mapa y sobre esa ciega superficie blanca pinchó con un alfiler un lugar al que iría cualquiera fuese. Se había salvado raspando de un infarto por estrés y los médicos le habían casi obligado a tomarse unas largas, largas vacaciones. Se estaba jugando su vida. Así lo entendió y tomó en la clínica misma, su decisión. El alfiler como la aguja de una brújula lo había llevado a un lugar muy bello pero no podía dejar de pensar en la crisis en que estaba inmerso su país y que tendía a profundizarse… su mente no podía dejar de pensar en la contracción de la economía, la conveniente devaluación para obtener mayor beneficios en la conversión de moneda… A pocos pasos y tomando ese brebaje que llamaban en el lugar mate; un anciano que parecía una estampa de la tranquilidad mirando el paisaje. -Me gustaría saber cómo andan sus cosas se dijo, parece estar tan tranquilo como si hubiera resuelto todos los problemas del mundo. Se aproximó y le dirigió la palabra. Buenas tardes buen hombre. Me llamo Facundo González García y es muy probable que el metal de que esta hecho ese tubito por el que usted sorbe esa infusión tenga algún componente que mis fabricas producen. -¿Ah si?… -Dijo el anciano y siguió inmutable mirando el paisaje. Solo se movió y lo miro para decirle. Este tubito se llama bombilla y lo que hago es tomar mate ¿quiere probar?... -¿No es algo antihigiénico esa costumbre?. ¿Cómo se que usted está sano y no me pasará ninguna enfermedad si acepto compartir eso? - Mire Don Gonzalo en esta tierra no se pide ningún certificado sanitario para tomar y compartir mate.-Si yo sé que estoy enfermo tomo mate solo y también creo que si usted lo estuviera simplemente no aceptaría el envite…¿ Entiende Don Gonzalo? El Don Gonzalo acepto el envite y comento. -Es medio amargo pero es agradable, muchas gracias. -También le cuento Don Gonzalo que cuando dice gracias es porque no quiere más. -¿No quiere?... -Disculpe buen hombre, si quiero más me invita de nuevo por favor. Y así entre mate y mate el anciano escucho los grandes problemas que tenia don Gonzalo ganas de contar… Al finalizar el anciano lo miro fijo y don Gonzalo pudo percibir la profunda sabiduría que anidaba en esos profundos ojos. Solo le dijo: -Mire Don Gonzalo. Muchas cosas importantes están adentro de algo por eso no se ven y otras están tan a la vista, son tan obvias que tampoco se muestran. -¿Me podría dar un ejemplo buen hombre? -Claro, solo fíjese en sus bolsillos, allí está su problema y no es dinero, luego fíjese en lo que ven sus ojos justo allí enfrente a escasos 500 metros. Allí está la solución si logra mirar al mismo tiempo que ve. -Buen hombre vacié mis bolsillos y sacando algunos billetes y monedas solo encontré pelusas nada más. En cuanto a lo que veo, salvo que es un paisaje muy hermoso. No me dice nada más… -Don Gonzalo en su bolsillo solo vio el dinero porque es lo único en lo que piensa. Si lo da vuelta, notara que también hay una costura hecha por gente o una máquina que maneja gente… Hay más que dinero, hay gente allí. Por otro lado lo que tiene frente a sus ojos es nada más y nada menos que lo que llaman la octava maravilla del mundo. Es el Glacial Moreno. Lo está esperando hace cuatro años acumulando y acumulando como usted dinero, el glacial juntando hielo. En estos momentos le va ofrecer un gran espectáculo de desprendimiento que usted ya está mirando y que jamás vio. Es la lección más grande de su vida. Superó el infarto por una gracia especial que se le dio para que tuviera una segunda oportunidad. Deje fluir su acumulación como el glacial lo hace con su hielo que se hará agua y alimentará el Lago Argentino que a su vez alimentara el Rio Santa Cruz generando vida en todo su trayecto. Su acumulación Don Gonzalo cuando rompa hará lo mismo. Su fluir será para la gente. -¿Entiende Don Gonzalo? Facundo González García, hombre de mediana edad lloró y por primera vez en muchísimo tiempo, sintió la tranquilidad de la verdadera paz. La de la conciencia. Era feliz, sabía lo que tenía que hacer y cómo hacerlo… Quiso abrazar al buen hombre… pero ya no estaba, solo quedaba en su paladar el sabor al mate compartido con sabor algo amargo pero rico y también con algo de salado de algunas lagrima que había llegado hasta su boca. Sergio Pellizza