viernes, 12 de enero de 2018

PENSANDO EN EL PAPA FRANCISCO


Amparo Estévez Zawisza Pensando en el PAPA Me he preguntado hoy si los argentinos hemos perdido a tal punto el equilibrio de las opiniones que el desequilibrio ya es enfermizo. Poseemos la bendición de un país maravilloso que surge airoso de miles de problemas y no sabemos valorar los dones que hemos recibido, merecidos o no. Claro que con profundo sentimiento podemos decir "el PAPA es nuestro". Sin embargo el PAPA ya no es nuestro, es de todo el mundo. No podemos desconocer su obra, su palabra, su vida puesta al servicio de los que pueblan el mundo, sean católicos o no. Por un momento yo los invito a reflexionar intentando que, dejando de lado intereses personales, seamos capaces de ver al PAPA tan cual es. Un hombre sencillo al que se la ha asignado una tarea muy difícil y nos está demostrando que es capaz de hacerlo, con amor al prójimo y un desprendimiento total. Su presencia se altera ante la injusticia. Su mirada va hacia aquellos lugares en dónde siente que su palabra puede obrar milagros. Supongo que a la Argentina la ve como su vieja casa. Y cuando lo piensa se da cuenta que nos peleamos como gallos de riña. Que hacemos oídos sordos a todo aquello que nos signifique un sacrificio. Que años de mal manejo han sumido a su país en un desastre que no se sabe por donde empezar. ¿Podemos ser anfitriones de un hombre que tiene en sí mismo la vida espiritual de aquellos del mundo que lo quieran escuchar? ¿Que sabe que hay males cada vez más arraigados en el mundo y en su patria, muy difíciles de sanar? Estoy segura que él quisiera traernos un regalo al llegar a nuestro país y disfrutar la estadía con un mate en rueda de amigos que no contenga veneno. Tal vez quisiera ser un superhéroe para que con solo su presencia y palabra pudiese sanar las almas que han sido inyectadas de odio, resentimiento. Quisiera encontrar un país entero y con esperanza. Nunca dividido en dos posiciones antagónicas que se maltratan, insultan, instalan la rebeldía sin razonamiento cabal de los hechos. ¿Puede él que ama a su pueblo venir de visita a una casa que de buenas a primeras sus hermanos se tiran con platos y sillas? Muchos argentinos se merecen que el PAPA venga a saludar, a compartir una mesa, a hablarnos en directo... pero muchos más están inmersos en un mundo de incertidumbres que sin intentos de solución sólo gritan...Tampoco se buscan coincidencias y un punto de vista sereno. Así es entonces que en general se piense que el PAPA es ingrato, en lugar de preguntarse: ¿Qué pasa qué no estamos en su agenda? Amparo Estévez Zawisza