jueves, 31 de marzo de 2011

URANIO EN ARGENTINA

Algo destacable para comentar acerca del uranio es que luego del descubrimiento de la fisión nuclear, se convirtió en un metal estratégico, lo cual beneficiaria a nuestro país ya que es una materia prima muy requerida por gran cantidad de países y se podría decir que poseemos una gran ventaja sobre ellos porque al poseer varios yacimientos de uranio podríamos exportar este material a muchos países y lograr así un gran vinculo económico.

Cabe señalar que en un principio, el uranio estaba prácticamente restringido a la producción de armas nucleares hasta que luego se empezó a utilizar uranio enriquecido para el desarrollo de plantas nucleares. Esto no significa que esta materia no se siga utilizando con fines bélicos. Luego de los atentados sucedidos a nivel mundial en los últimos años, se realizó una investigación que afirma que la Argentina ha estado vendiendo núcleos de uranio a países como Irán, Argelia y Egipto. Esto confirma que nuestro país ha exportado grandes cantidades de uranio, lo que da a suponer que posee una gran reserva del mismo que sirve no solo para el propio abastecimiento de sus centrales nucleares, sino que también contamos con un exceso del mismo para exportar.

Otra de las consecuencias que trae esta situación es que al exportar esta materia prima nos haríamos de muchos países aliados, pero también de enemigos, lo cual traería varios problemas teniendo en cuenta que la Argentina es un país vulnerable donde existen numerosos blancos posibles para el terrorismo internacional, entre ellos centrales nucleares, complejos petroquímicos y grandes represas.



Como consecuencia de esto podemos decir que este es un tema de gran complejidad y que debe llevar mucho estudio, no es tan sencillo como parece. El solo hecho de pensar que una simple acción que traería beneficios económicos a nuestro país, como es la venta de uranio, puede terminar por traer problemas políticos y bélicos muy graves, nos deja pensando que por ahí no sea una buena opción realizar este tipo de ventas, y mucho menos sabiendo los antecedentes que tiene el uranio en la fabricación de armas bélicas.

Es así que se han creado varios sistemas para detonar una bomba atómica. El más simple es utilizar una pistola: se dispara un proyectil de material fusil a un objetivo del mismo material, para que ambos se fundan y formen un conjunto supercrítico. La bomba atómica que Estados Unidos hizo explotar sobre Hiroshima (Japón) el 6 de agosto de 1945 fue un arma de ese tipo. Su energía era equivalente a 20 kilotones de TNT (*). Se sabe que si se dividiese cada átomo de 0,5 kilogramos de uranio, la energía producida equivaldría a la potencia explosiva de 9,9 kilotones de TNT. En este caso la eficiencia de la reacción sería del 100%.

Durante la II Guerra Mundial se construyó en Oak Ridge (Tennessee) una inmensa planta de difusión gaseosa. Esta planta se amplió después de la guerra y se construyeron dos similares en Kentucky y en Ohio. El material de base para este tipo de planta es un gas de uranio, que es muy corrosivo. Este gas se bombea sobre barreras que tienen millones de pequeños agujeros, a través de los cuales las moléculas más ligeras se difunden a una velocidad mayor que las moléculas más pesadas que contienen átomos de uranio tipo 238. Una vez que el gas se ha difundido a través de miles de estas barreras, se hace muy rico en el isótopo más ligero del uranio. El producto final es uranio apto para fabricar bombas con más de un 90% de uranio.

Deberíamos estar enterados de cómo se utiliza el uranio a favor o en contra del hombre ya que debe importarnos la utilización de nuestros recursos.

Así es como a finales de la década de 1980 la industria nuclear estaba en suspenso en la mayoría de los países debido a la polémica política y económica. Se encargaron pocas centrales y, aunque la mayoría de las que estaban en construcción se completaron, hubo retrasos y se cancelaron muchos encargos de nuevas.

En 1998 estaban funcionando en el mundo un total de 437 centrales nucleares, y otros 35 reactores estaban en construcción. Dieciocho países generaban al menos el 20% de su electricidad a partir de la energía nuclear.

Como cabe imaginar, las estimaciones de la importancia que la energía nuclear tendrá en el futuro son muy variadas. Sin embargo, todo el mundo está de acuerdo en que, al menos de momento, no será la panacea que sus defensores imaginaron. Dos sistemas avanzados de generación de energía nuclear —el reactor autorregenerativo y la tecnología de fusión nuclear— no podrán aportar contribuciones significativas al suministro de energía hasta bien entrado el siglo XXI.

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