jueves, 8 de octubre de 2015

PRUEBAS PISA: ¿para qué sirven y para qué no?


PRUEBAS PISA: ¿para qué sirven y para qué no? Más de 13.000 estudiantes presentaron las Pruebas para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE. Semana Educación analiza cuál es el propósito de estos exámenes. ¿Para qué sirven y para qué no las pruebas Pisa? Ya presentamos las pruebas PISA: ¿para qué sirven y para qué no? La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) empezó a trabajar en el diseño de las pruebas PISA a mediados de la década de los 90. Anunciaron su lanzamiento en 1997 y las aplicaron por primera vez en el 2000 con una muestra de estudiantes de los 43 países miembros. Desde entonces, las pruebas se presentan cada tres años haciendo énfasis en las áreas de lenguaje, ciencias y matemáticas. Colombia se unió al grupo de países evaluados en el 2006. Y aunque los resultados no han sido satisfactorios en ninguna de las entregas, cada vez hay más interés por parte del Ministerio de Educación Nacional para que esa tendencia cambie. Las pruebas PISA se han convertido en el termómetro mundial de la educación y promueven un modelo de enseñanza y evaluación al que no le faltan críticos. Hay quienes creen que los resultados de esta evaluación son una radiografía de un sistema educativo específico, así como algunos se quejan de que se sobredimensiona su importancia. Ahora que se presenta la sexta edición, y la cuarta en la que participa Colombia, Semana Educación consultó a los expertos para entender para qué sirven o no las pruebas PISA. ¿Para qué sí sirven? - Poner el debate sobre la mesa. Así lo cree Gabriel Sánchez Zinny, consultor en políticas educativas y fundador de Kuepa, una plataforma que diseña herramientas de aprendizaje a distancia para niños y adultos. Según Sánchez, “antes no se debatía. No había una discusión informada e inteligente sobre la calidad ni había como informar sobre cuáles son los desafíos de la educación”. - Actualizar las políticas públicas. Sánchez también afirma que PISA es una oportunidad para evaluar qué proyectos están funcionando y a cuáles debe darse prioridad. - Compararse con el mundo. Las pruebas son una excusa para que Colombia se pueda medir frente al rendimiento de los estudiantes de los países más desarrollados. Al respecto, dice Sánchez que “en este mundo global y competitivo, Latinoamérica, según la última prueba PISA (2012), está rezagada con respecto a sus niveles de calidad educativa. Sigue siendo fundamental compararse entre países de la región y otras naciones para entender qué aspectos requieren mejorarse y qué políticas están funcionando en otros lugares”. ¿Para qué no sirve? - Entender problemas locales sobre educación. Si bien Sánchez Zinny afirma que hay que incentivar la participación de más países en PISA, reconoce que es difícil comparar tantos países con información general. “Las pruebas no tienen en cuenta el pasado particular de cada país, las condiciones de pobreza, el contexto de conflicto”. Pero esos elementos inciden en los resultados y hacen parte de la calidad en educación. - Identificar experiencias distintivas que dan resultados. Como lo señaló en una entrevista con Semana Educación Pablo Gentili, secretario ejecutivo de Clacso, las pruebas PISA sirven para identificar qué se está haciendo mal en la formación de ciertas competencias, pero no dicen qué está bien dentro del sistema. Si un profesor en un área rural tiene una propuesta creativa, fuera de lo tradicional, que sirve para obtener buenos resultados o mejorar las condiciones de vida, señala Gentili, PISA no identificará ese factor de cambio. Por eso los analistas insisten en que deben existir otras formas de evaluación. - Para medirse individualmente. Los estudiantes que entre ayer y hoy presentaron las pruebas nunca obtendrán un informe que les permita saber cómo les fue. Eso impide que las instituciones identifiquen casos críticos o sobresalientes. Además, dado que las pruebas se presentan una vez cada tres años para estudiantes alrededor de los 15 años, no existe la opción de que un joven pueda medirse en dos momentos distintos y comparar resultados. - Evaluar conocimientos sobre ciudadanía, historia o ética, entre otros. “PISA no evalúa todos los temas”, dice Sánchez Zinny, “y este es un importante tema a considerar para seguir debatiendo qué otros aspectos fundamentales de la educación se deberían incluir en estas pruebas, y también en las pruebas nacionales y locales”. - Para replantear las políticas públicas sobre educación de calidad, más allá de los indicadores y los rankings internacionales. Bien lo dice Rosa María Torres del Castillo, investigadora y pedagoga, en su blog Otra Educación: “las conclusiones y las recomendaciones que se derivan de dichos estudios y evaluaciones terminan en letra muerta […] quedando como principal preocupación de los gobiernos subir a como dé lugar puntajes y ránkings en la próxima prueba, asumiendo que allí se juega todo y que en eso consiste el "mejorar la calidad de la educación".