domingo, 11 de septiembre de 2016

CAPÍTULO CUATRO - EL CHICO Y EL COCODRILO


-Puedes comértelo. Los humanos son las criaturas más ingratas que existen. Mientras era joven y los humanos podían beber mi leche, me daban comida y agua, pero ahora que soy vieja y mi leche se ha secado me han abandonado y no me dan ni siquiera agua para beber. Tú mismo has podido ver el largo camino que he recorrido sólo para beber. Por lo tanto, cocodrilo, creo que tienes razón. Puedes comerte a tu presa -sentenció la vaca. El chico empezó a cantar su canción de nuevo. Oh, tengo miedo al cocodrilo, tengo miedo al cocodrilo. Tengo miedo porque me comerá. El chico cantaba y el cocodrilo se disponía a comérselo cuando un asno se acercó al río para beber. -Espera -reclamó el chico-. Deja que contemos nuestras historias al asno. -¡Chico! -gritó enfurecido Bambo- No importa lo que él diga, te voy a comer de todos modos. -Aun así deja que escuchemos lo que él tiene que decir -rogó el joven. El asno bebió hasta que tuvo lleno el estómago, y entonces ambos le contaron sus historias. Después de escuchar atentamente, dijo: -¡Cocodrilo! -¿Sí? -replicó Bambo. -Cuando yo era joven los humanos ponían sobre mí todo tipo de cargas, pero ahora soy viejo y casi no puedo cargar ni conmigo mismo, por esta razón me han abandonado. Dejaron de darme hierba para comer y me negaron incluso el agua para beber. Los humanos son los seres más ingratos de este mundo. Puedes comértelo -sentenció el asno...CONTINUARÁ