martes, 26 de diciembre de 2017

DESTELLOS PATAGÓNICOS - El plan


Sergio Pellizza 23 de diciembre a las 15:09 El plan Por Sergio Pellizza Adolf, paisano con sangre alemana e indígena, hacia tres temporadas que andaba con la comparsa de esquila. Cumpliría 21 años el próximo mes de octubre. Era un hombre de muchas habilidades, quizás la misteriosa genética de sus ancestros dio como resultado final este prototipo de joven alto pelo rubio, ojos profundamente azules y facciones, angulosas, de mentón fuerte, labios finos y un toque de color cobrizo de piel. En su interior habitaban la bravura de su ser indígena y la disciplinada forma de su ser germánico. Había visto a Azucena la hija del dueño de estancia en su sus últimas vacaciones en la estancia. Estaba ingresando a su último año del secundario en el colegio María Auxiliadora, como pupila en Río gallegos y se habían enamorado ambos, con esa inocencia perfecta del amor totalmente puro. El ser Tehuelche bravío e impetuoso no sabía esperar, solo quería montar en ancas a su amada y llevársela para vivir siempre felices. Su otra presencia interna, la germánica le decía que así no se podían hacer las cosas. Ella lo amaba y merecía lo mejor de lo mejor, lo mismo que su familia que siempre lo habían tratado tan bien. Definitivamente podía hacer otra cosa. Estar a la altura de su amada. Lo había pensado mucho y sabia que no sería fácil, pero si posible. Para eso tenía un plan que pensaba exponer a Don justo el papa de Azucena, viudo dueño de la estancia. Lo había repasado mil veces y era lo que correspondía hacer. Tomo la decisión y al día siguiente antes de la tareas bien temprano decidió encarar directamente a su jefe. -Don Justo necesito hablar con usted. -Claro, Adolf vamos a mi oficina, estaremos más cómodos. -Mire don Justo.- Lo cierto es que me enamoré de Azucena, ella me corresponde pero sé que es muy joven y además debo merecerla. -Usted sabe por las muchas charlas que hemos tenido que soy una persona leída y que tengo muchos conocimientos sobre los animales, sus enfermedades y una cultura general que me dieron los libros, entre ellos los de su biblioteca. – Mi pedido don Justo es que me ayude en mi plan. – Se trata de lo siguiente: -Primero debo terminar la formación secundaria. Eso lo puedo hacer en un año rindiendo todas las materias libres. – Solo Necesito que usted convenza al director del colegio Salesiano de Río Gallegos de que puedo hacerlo. Luego que me dé un préstamo, pues deseo estudiar medicina veterinaria en la Universidad de La Pampa. – Se que su hija desea estudiar Ingeniería Agrónoma en La Universidad de Buenos Aires.-Todo este plan mío don justo durará 5 años. – Juro no ver a Azucena en este tiempo. –Si al cabo de este periodo, su hija aun me quiere y yo soy profesional le pediré permiso para pedirle su mano. Don Justo ser quedó en silencio, meditando… Luego de un buen rato se levantó y dijo. Adolf si tú haces todo eso eres más que merecedor de mi única hija.- Te conozco y aprecio mucho –También sabes que te ayudare en todo lo que pueda. Si ella te quiere tanto como para esperar los tiempos que tú mismo planteas…-Es Un trato. –A partir de este momento quedas relevado de toda tarea y abocarte por entero a tu proyecto; que también es el más ambicioso mío. Se dieron con fuerza la mano y comenzó la titánica tarea de Adolf para cumplir su compromiso. Sabía que no tendría grandes dificultades con las materias del secundario, pero necesitaba ayuda mucha por lo irregular del procedimiento. Su Ídolo Don Bosco le había ayudado a diseñar el plan y también le había dado el valor para exponerlo a don justo, así que a la semana siguiente con la fe puesta en el Santo partieron en el Ford A rumbo Rio Gallegos. Adolf esperaba fuera de la rectoría del Colegio Salesiano mientras su patrón y el sacerdote director hablaban… La conversación no duró mucho, pues Don Bosco siempre al lado de los jóvenes, le dio al padre director los argumentos necesarios para que el plan se iniciara. Solo le pidió a don justo que se quedara en el colegio y podría tener allí todas las facilidades. Además le pondría un joven sacerdote muy capaz como tutor. A partir de ahora el plan comenzaba a ejecutarse y de inmediato dijo el padre director. Llamo al joven padre, José su tutor y le dijo que se presentara con los programas de primer año. Todo estaba saliendo más que bien, no solo Adolf rendía las materias en los plazos previstos sino que asombraba a todas las mesas rindiendo con la puntuación máxima. El éxito de Adolf era el de todos así que todos lo disfrutaban. Terminó la formación secundaria con honores. En la misma fecha Azucena terminaba su secundario también. Don Justo los reunió para que afianzaran delante de él y Con Don Bosco como testigo su compromiso. Poco después ambos partieron con distintos rumbos… Pasaron los 5 años y Adolf regresó a la estancia con su diploma en la mano. Azucena le faltaba unos finales para terminar su carrera. Los dio antes de las fiestas y pudo colgarlo en el arbolito de navidad junto al de Adolf. Don justo sugirió que se trataran un tiempo antes de tomar la decisión final… No fue necesario, no bien se vieron, notaron que el amor a pesar del tiempo y la distancia estaba intacto. Se casaron un mes después en la misma estancia. La luna de miel la hicieron allí mismo en ese paraíso natural donde toda la naturaleza viva les sonreía sin disimulo En las navidad siguiente en el gran pesebre que se había armado, el niño Dios estaba muy contento porque había muy cerca de su cuna de paja fresca, un hermoso niño para jugar. Además sabía que pronto vendrían otros y podrían jugar a la divina ronda del amor. Sergio Pellizza