lunes, 17 de septiembre de 2012

LOS NUEVOS POBRES (2)


BBC.MUNDO CONTINÚA... La bonanza de los principios de los noventa sirvió para lograr más acceso al crédito y que muchos pasaran a engrosar nuevamente las filas de la clase media. Sin embargo, la alegría duró poco y con la aplicación de las famosas "reformas estructurales" recomendadas por el FMI (que implicaba menor gasto público, es decir, gastar menos en ecuación, salud, en fin, en el pueblo), la situación empeoró golpeando más que nada a la clase media. Otra vez, los que ni tenían mucho ni tenían poco, despertaron un buen día sin nada.
En países andinos la clase media se extinguió hace muchos años. El último golpe de gracia, lo recibieron en Argentina y Uruguay, con las recientes devaluaciones de sus monedas, donde el desempleo, la inflación y el descalabro macroeconómico se encargaron de borrar lo que quedaba de la clase media. Pero ahí no se terminan los ejemplos. En Venezuela, una "revolución" dirigida por Hugo Chávez ha dejado pobre a la clase media y más pobre a los pobres, mientras que en Colombia, la guerrilla obligó a la clase media a pagar el precio del secuestro y a buscar refugio en otros territorios. Hoy, más de 220 millones de personas en Latinoamérica no pueden cubrir sus necesidades básicas (es decir, necesidades de alimentos, salud, vivienda), cifra que se traduce en el 43,4% del total de la población, mientras que los indigentes (los que no tienen nada de nada) ascienden al 18,8%, unos 95 millones de personas. Y lo peor de todo es que la probabilidad de que la situación cambie en el corto plazo es muy reducida (aunque algunos conocidos organismos internacionales insistan en todo lo contrario). Por ahora, es más probable que la "clase media" sea exhibida en un museo o colocada en la lista de especies en "vía de extinción" que a algún gobierno se le ocurra una salvadora receta económica que le devuelva a la clase media lo que las malas administraciones (llámelos gobiernos, organismos internacionales, corruptos o como quiera denominarlos) les han quitado

LOS NUEVOS POBRES (1)


-BBC.MUNDO Envíe esta nota por e-mail Adiós a la clase media
-PERMISO PARA TOMAR ESTA FOTO... Mariana Martínez Columnista, BBC Mundo La clase media en Latinoamérica está en vías de extinción. Millones de latinoamericanos que una década atrás y, sin necesidad de ir tan lejos, hace menos de dos años, eran parte de lo que llamamos la "clase media latinoamericana", hoy forman filas entre las franjas más pobres de la sociedad o incluso viven en la indigencia. El 15,5% de la población uruguaya está por debajo de la línea de la pobreza. Las crisis económicas, la corrupción de los gobernantes, las "salvadoras" recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para salir de la pobreza, la apertura de los mercados sin control, por mencionar sólo algunas, son las responsables directas de este "genocidio". La brecha entre los ricos y los pobres ha existido desde el inicio de la sociedad, tanto en Latinoamérica como cualquier región del mundo, pero hasta el momento, la existencia de la "clase media" -aquellos que no son ni tan ricos ni tan pobres- había servido de colchón para amortiguar las diferencias o, al menos, hacerlas menos "evidentes". Hoy, la diferencia entre los ricos y los pobres se hace más notoria y, lo que es peor aún, no hay ningún indicio de que la "desaparición" de la clase media sea reversible. Todo lo contrario, la creación de una nueva masa de gente denominada "los nuevos pobres" parece haber llegado para quedarse. Aunque el término "clase media" es muy difícil de definir, los economistas se han encargado de diseñar modelos de clasificación para ayudarnos a "colocar" a cada uno de los latinoamericanos en el escalafón económico social que le corresponde. Por ejemplo, en Argentina, si una familia de cuatro integrantes recibe en promedio 704 pesos argentinos (unos US$243) en forma de ingresos mensuales, entonces será capaz de afirmar con propiedad (según los que hacen estadísticas) que "no son pobres" ¿pues al menos podrá cubrir las necesidades alimenticias y de servicios básicos- y que por ende, forman parte de la clase media. Lo mismo ocurre en Perú, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Chile o donde quiera usted investigar, los ingresos determinan quien pertenece a la clase alta, media superior, media baja, baja o muy baja; sin importar lo que usted opine al respecto. Sin embargo, más allá de los cálculos que puedan hacer los economistas, la gente común, tiene su propia definición. Si le pregunta a cualquier latinoamericano qué es la clase media, sin duda le contestará que es la que engloba a aquellos que no son ni tan ricos como para vivir en la opulencia, ni tan pobres como para tener que recurrir a un comedor público para saciar sus necesidades alimenticias. Ni tan ricos ni tan pobres Bajo esa percepción, la mayoría de los latinoamericanos (y seguramente de usted, que está leyendo esta nota) se ubicaba a sí mismo dentro de las filas de la clase media (con la salvedad de países como Bolivia o Perú, donde siempre existieron extremos muy marcados). Los nuevos pobres son aquellas personas aquellas personas que nunca antes fueron pobres, que poseen características educacionales, sociales o culturales propias de la clase media y que al caer sus ingresos no pueden seguir accediendo a los bienes y servicios a los que estaban acostumbrados: vivienda, salud, educación, cultura. O al menos eso sucedía antes de que se desatara la reciente crisis económica que llegó a ser la peor en la historia en países como Uruguay o Argentina, dónde la clase media siempre ha significado un importante porcentaje del total de la población. Dentro de la clase media encontrábamos tanto a los intelectuales, los profesores universitarios, los que tenían casa propia y los que no tenían pero podían alquilar, los taxistas, los pequeños comerciantes, los asalariados; en fin, un sin número de personas que compartían un denominador común: no ser ni tan ricos ni tan pobres. Sin embargo, hoy la historia es otra. La mayoría de los que se consideraban clase media hace un par de años, ahora forman parte de una nueva masa de gente: "los nuevos pobres". ¿Quienes son ellos? El sociólogo argentino, Alberto Minujín, lo define perfectamente: "Los nuevos pobres son aquellas personas que nunca antes fueron pobres, que poseen características educacionales, sociales o culturales propias de la clase media y que al caer sus ingresos no pueden seguir accediendo a los bienes y servicios a los que estaban acostumbrados: vivienda, salud, educación, cultura". Para que tenga una idea de la velocidad de extinción de la clase media en Latinoamérica, préstele atención a este ejemplo. A mediados de los años 70 en Argentina, cuando la distribución de la riqueza alcanzó el máximo nivel de equidad en el país, el 70% de los consultados en encuestas afirmaban pertenecer a la clase media. La indigencia se triplicó en Argentina. Tres décadas más tarde, sólo el 25% de los argentinos se considera "clase media". Este pasaje de la clase media a "nuevos pobres" también puede apreciarse en cifras. En el área urbana argentina, los pobres casi se duplicaron entre 1999 y 2002, pasando del 23,7% al 45,4% y la indigencia se multiplicó por 3, subiendo del 6,7% al 20,9%, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La historia se repite en otros países de Latinoamérica. En Uruguay, la clase media uruguaya rondaba el 65% de la población en la década de los 80, hoy en día, sólo el 45% de la población se considera clase media. Los "nuevos pobres" incrementaron el número de los ya pobres, del 9,4% en 1999 al 15,5% en 2002. Aunque las cifras son del Cono Sur, donde la clase media siempre ha significado un porcentaje alto del total de la población, es importante tener en mente ejemplos más críticos, como en Bolivia o Perú, donde la clase media comenzó a extinguirse casi desde la época de la conquista o, simplemente, nunca ha existido. Los "nuevos pobres" A esta altura se estará preguntando qué fue lo que pasó para que surgieran los "nuevos pobres". No tiene que ir muy lejos para darse cuenta, basta con darle una ojeada a lo que hicieron nuestros gobiernos un par de décadas atrás. Los gobiernos populistas de la década de los 50 (Domingo Perón en Argentina, Getúlio Vargas en Brasil, Lázaro Cárdenas en México y Juan Velasco en Perú) se encargaron de disfrazar la pobreza del pueblo ayudados por el gasto público. Es más probable que la 'clase media' sea exhibida en un museo o colocada en la lista de especies en 'vía de extinción' que a algún gobierno es le ocurra una salvadora receta económica que le devuelva a la clase media lo que les han quietado. Ese fue el primer golpe a la clase media latinoamericana, aunque muchos no se dieron cuenta hasta la década de los 80, cuando la emisión monetaria desenfrenada desató hiperinflación y un buen número de personas pasaron de la noche a la mañana, de tener a no tener nada.CONTINUARÁ...

LA CLASE MEDIA ARGENTINA HOY...


de:http://www.iprofesional.com/notas/128955-Piraacutemide-social-revelan-queacute-es-ser-hoy-un-quotclase-mediaquot-y-cuaa... Pirámide social: revelan qué es ser hoy un "clase media" y cuánto se debe ganar para formar parte18/01/2012 La mayoría de la población asegura sentirse parte de ella, aunque sólo unos pocos conocen en detalle todas sus características. Radiografía de un segmento que es clave para la economía nacional y que cambió con fuerza en los últimos años Por Guadalupe Piñeiro Michel A la hora de hablar de consumo, nivel de ingresos, preferencias en materia de marcas, hábitos de esparcimiento, entre otros aspectos, la mayoría de los argentinos se identifica como parte de la clase media. Pero, en realidad, la "definición" de este segmento de la sociedad ya no es igual a la de otros tiempos, cuando los padres y abuelos soñaban con la vivienda propia y con llegar a un estatus económico-social superior. Es que algo cambió. Ahora, la típica clase media presenta ciertas características que antes se asociaban a estratos más bajos de la pirámide social. No se desvive por ahorrar porque considera que está lejos de poder acceder a un crédito hipotecario y, en lugar de ello, prefiere tener -al menos- un buen auto, o comprar lo que les guste, incluso, más allá de lo que le permite su bolsillo. El escenario ya no es el mismo y los actores tampoco. Por un lado, se modificaron ciertos comportamientos. Financiarse en cuotas, aprovechar las ofertas que brindan los bancos y tarjetas de crédito, los supermercados y hasta los cupones de descuento que se consiguen en Internet, son rasgos que hoy caracterizan a este segmento y ya no son privativos de quienes tienen menores ingresos. Esto ya no es un motivo de vergüenza sino que es visto como un signo de "inteligencia" a la hora de comprar. En la actualidad, los argentinos de clase media privilegian el consumo y miran el corto plazo. Por otra parte, en los últimos años, hubo una reestructuración de este estrato social, producto del avance de parte de la clase trabajadora que, como consecuencia de los sucesivos aumentos salariales de hasta un 35% acordados en paritarias, ha llegado a escalar incluso por encima de quienes históricamente conformaban la clase media "típica", compuesta en gran parte por empleados administrativos y del sector servicios que, por estar fuera de convenio, fueron quedando rezagados. Pero, más allá de estas características, hay un parámetro ineludible que permite "categorizar" a los argentinos y es el nivel de ingresos. Aun así, los límites se han ido corriendo y actualizando, como producto de la inflación y, en consecuencia, también se ha redefinido la composición de esta clase social. De acuerdo con un reciente informe de la Consultora W, de Guillermo Oliveto, este sector puede subdividirse en tres segmentos, tal como lo muestra el siguiente cuadro: ¿Qué es ser hoy un "clase media"? La composición de la pirámide social experimentó algunas modificaciones. Con las últimas subas salariales, del orden del 30 al 35 por ciento, más trabajadores se incorporaron a este estrato social y así protagonizaron el llamado "boom de consumo". Dicho cambio resultó funcional al modelo "K", que propicia esta variable como un "motor" del crecimiento de la economía nacional. Este comportamiento se ha ido acentuando en detrimento de la tendencia a ahorrar, incrementándose así las ventas de autos, LCD, con financiamiento en cuotas, entre otras opciones, y al ritmo de las "promos", dando lugar, de esta forma, a un consumidor "oportunista compulsivo", tal como lo define Oliveto. "No sólo el bolsillo de este sector se vio alterado en los últimos años. También sus expectativas y su imaginario", explicó a iProfesional.com el economista Fernando Moiguer. Y agregó que "hoy la clase media ya no aspira, como años atrás, a ser alta. Se conforma con seguir siendo media. Buena parte de este sector antes pensaba que iba a ser rico. En cambio, ahora está tranquilo con pertenecer a su segmento". Es que, al parecer, el sueño de ser rico o poder acceder, mediante el ahorro y el esfuerzo, a la clase alta fue reemplazado. En la actualidad, las expectativas van en otra dirección: el consumo exacerbado y el vivir el "hoy por hoy". Así, el típico argentino de clase media dio otro vuelco. En este sentido, Emiliano Schwartz, director de la consultora Tomadato explicó que "antes, las clases bajas estaban más abiertas a todos los temas vinculados con los descuentos. Ahora, además, se agregaron a esta tendencia los segmentos medios y hasta altos". Y remarcó: "La gente ya no siente vergüenza de ir tras las promociones". Ahora bien, si de números se trata, desde la consultora W brindaron más precisiones sobre cuánto se debe ganar para ser un clase media. Y remarcaron que está integrada por tres segmentos: La clase media alta o C2: que ocupa el segundo puesto en la pirámide social y representa un 17% de la población. Su ingreso promedio mensual es de $13.800. Forman parte de este rango aquellas familias cuyo ingreso familiar va desde los $7.900 hasta los $22.200. La clase media típica o C3: este sector está conformado por el 30% de la población y su promedio de ingresos es de $6.625. Integran esta parte de la pirámide los grupos familiares cuyos ingresos se ubican entre $4.100 y $7.900. La clase media baja o D1: es el segmento más bajo de la clase media, pero ocupa la porción más grande de la pirámide social, ya que está conformado por un 32% de los argentinos. Su ingreso mensual promedio es de $3.100 y ganan entre $1.900 y $4.100. La clase media "típica" (C3), bajo la lupa Al observar y analizar con atención las características de la clase media surgen algunos datos de interés. Por ejemplo, representa un importante porcentaje de los ingresos totales de la Argentina: De acuerdo con el cuadro precedente: Los que se ubican en la clase media alta (17%), cuentan con un 27% de los ingresos totales. Por su parte, la clase media típica (30%) representa un 23% de los mismos. La clase media baja o D1 (32%) concentra un 11,5 por ciento. Por otra parte, vale destacar que los ingresos de la clase media evolucionaron fuertemente en el último año, tal como lo muestra el siguiente cuadro: Del gráfico anterior surge que el nivel C2 registró un fuerte incremento: mientras que su ingreso promedio en 2010 era de $10.700, a partir del año finalizado, pasó a ser de $13.800. En este caso, el aumento fue del 29%. A su vez, la clase media típica (C3) también sufrió modificaciones: hace un año recibía $5.000 por mes promedio, hoy cuenta con $6.625, un 32,5% más. En tanto, la clase media baja (D1), pasó de tener un ingreso medio de $2.300 a uno de $3.100, un aumento total del 34,8%. Las marcas y el consumo, factores que igualan a las clases Dejando de lado los ingresos de cada uno de los sectores de la población argentina, existen dos factores en los cuales los cinco segmentos de la pirámide social parecen comportarse de un modo similar: • La propensión al consumo. • La afición a las marcas. En estos dos puntos, se parecen tanto la clase media como la baja y la alta. "El consumo se da como una forma de integración social. La ecuación que se hace, en general, es: si compro, pertenezco y soy ciudadano", explicó Moiguer. En la visión de Moiguer, esto es así porque "la gente construye su identidad mediante el consumo. Le da una sensación de pertenencia". "Me parece que quienes auguran un final del boom están leyendo la realidad desde el lado de la oferta y no desde la demanda. No es correcto pensar que si la gente se compró un LCD ya no tiene incentivos para seguir comprando", señala. Se impone el cortoplacismo Según Moiguer, "lo que uno ve es que hay una sociedad que, al no poder comprarse una casa, al no comprar futuro -en términos de ahorro- compra otros bienes. Como autos, por ejemplo, cuya denominación como bien durable es discutible, porque cuestan 10 salarios y están más cerca de un electrodoméstico". El analista considera que estos últimos años dieron lugar a un cambio muy profundo: "Antes la clase media ahorraba para escalar socialmente. Ahora adoptó hábitos del segmento tradicionalmente bajo". Y agrega: "Antes ocurría lo de "M'hijo el dotor"... Cuando uno alcanzaba el nivel de clase media lo primero que hacía era olvidarse de los amigos, del viejo barrio, trataba que no se notara mucho el pasado pobre". "De ahí viene la naturaleza discriminadora de la clase media, es un reflejo de su fobia a la pobreza. Querían parecerse a los ricos. No lo lograban, pero en el imaginario iban para ahí", subraya. Según el analista, "esto, por suerte, no sucede más. Ahora en América latina las clases bajas que pasan a ser clase media ya no se mudan, mantienen su lugar, sus amigos y hábitos. Y se incorporan al consumo". Porque dicen: "Yo nunca voy a ser rico; a lo sumo, ahora vivo mejor. Es algo más razonable plantearlo así". Entonces, razona Moiguer, se está viendo una presión muy fuerte, porque desde hace aproximadamente dos años observamos que la clase media se volcó fuertemente a las ofertas, al verlas "políticamente correctas". "Ya no busca, como hacía antes, comprar barato pero sin que se note. Ahora lo ve como una expresión de inteligencia. Y esto también ha determinado cambios en el modelo de negocios de las empresas, que pasó a ser de promociones". En su visión de la realidad, Moiguer concluye de manera contundente: "Ya no hay largo plazo en la vida. La verdad es que hoy no se hacen apuestas al futuro. Y quien crea que sí tiene visión de largo plazo porque invirtió dinero en una casa, lo que en realidad hizo fue, solamente, fondear un bien".

TOLERANCIA e INTOLERANCIA (Clases sociales)


Wikipedia- "Un objetivo a cumplirse en el año 2012" El 12 de noviembre de 1996 la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 51/95 invitó a los Estados miembros de las Naciones Unidas a que el 16 de noviembre observaran el Día Internacional para la Tolerancia. El 12 de diciembre de 1996, la Asamblea General invitó a los Estados Miembros a que el 16 de noviembre de cada año observaran el Día Internacional para la Tolerancia con actividades dirigidas tanto a los centros de enseñanza como al público en general (resolución 51/95 ). Esta resolución se aprobó tras la celebración en 1995 del Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia, proclamado por la Asamblea en 1993 (resolución 48/126 ), por iniciativa de la Conferencia General de la UNESCO; el 16 de noviembre de 1995, los Estados miembros de la UNESCO habían aprobado la Declaración de Principios sobre la Tolerancia y el Plan de Acción de Seguimiento del Año . En el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005 (A/RES/60/1 ), los Jefes de Estado y de Gobierno reafirman su compromiso de fomentar el bienestar, la libertad y el progreso de los seres humanos en todas partes, así como de alentar la tolerancia, el respeto, el diálogo y la cooperación entre diferentes culturas, civilizaciones y pueblos. ------------------------------------------------------- El 20 de diciembre de 2002, la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 57/249 proclamó el 21 de mayo Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo.1 El día nos brinda la oportunidad de valorar la diversidad cultural y de aprender a «convivir» de una mejor manera. En 2011, la UNESCO y la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas han iniciado la campaña comunitaria «Haz un gesto por la Diversidad y la Inclusión » para celebrar el Día Mundial de la Diversidad. La campaña de 2012 anima a la gente y a las organizaciones de todo el mundo a tomar medidas concretas para apoyar la diversidad con los siguientes objetivos: Aumentar la conciencia mundial sobre la importancia del diálogo intercultural, la diversidad y la inclusión. Construir una comunidad de individuos comprometida con el apoyo a la diversidad a través de gestos verdaderos y cotidianos. Combatir la polarización y los estereotipos para mejorar el entendimiento y la cooperación entre la gente de diferentes culturas. Organización de las Naciones Unidas ----------------------------------------------------
FUENTE:http://actualizacionesturismo.blogspot.com.ar/2010/03/como-se-clasifican-las-clases-sociales.html Cómo se clasifican las clases sociales Lic. Tamara Le Gorlois Thorstein Veblen (autor de “La teoría de la clase ociosa”) define 8 clase sociales: A: Hombres inmensamente ricos. B: Grandes empresarios. C1: Altos ejecutivos en cargos gerenciales. C2: Profesionales. C3: Técnicos especializados. D: Operarios especializados. E: Operarios no especializados. F: indigentes. ABC1 se agrupa porque suele compartir las mismas necesidades y valores, representando un único grupo desde el punto de vista comercial. Las características de estos grupos no son exclusivas. Los ingresos pueden variar en cada región, de igual manera el tamaño de las casas en las que habitan. Cómo se definen las clases sociales El grupo ejerce sobre los individuos una presión que lleva a cada individuo a mantener un comportamiento conforme a normas. El individuo tiende a asociarse con gente con la que le une un tipo de de comportamiento que por consecuencia, él quiere aprobar. Pero por otra parte, si el individuo piensa conseguir al pertenecer a un grupo una serie de ventajas personales, este deberá ser aceptado por el grupo y seguir las normas establecidas en su funcionamiento Clases sociales son las grandes categorías en las que se puede descomponer la sociedad. Se establece la relación de pertenecer a cierta clase por la posición que ocupan los individuos en el proceso de producción y adquisición de bienes. La pertenencia a una clase social no está determinada solamente por el nivel de ingresos. Es posible encontrarse individuos ganando mucho más o mucho menos que la media de la gente que pertenece a la misma clase social que ellos. Un joven ejecutivo o un abogado, pueden ganar menos que la media de su clase profesional o social. Y un comerciante puede tener ingresos muy similares a numerosos miembros de clase superior, sin que por esto pertenezca a ella. El consumo ostentoso puede servir a un miembro de una clase inferior para identificarse con la clase superior. El “standing” da idea de jerarquía social exteriorizada por el poder de compra, lo cual se utiliza en el sector inmobiliario. La presencia de ciertos detalles son diferenciales: el mármol en la entrada, la grifería dorada, etc. Para los que no pueden acceder al “standing” de vivienda, el automóvil es un buen sustituto. Jean Baudrillard escribió… “no se consume el objeto en si mismo (por su valor en cuanto al uso). Manipulamos los objetos como signos de distinción para identificarnos con nuestro propio grupo social o bien para diferenciarnos del mismo, por referencia a un grupo de estatus superior”. Por tanto, los consumidores utilizan el conjunto de los objetos como un cúmulo de signos que les permite exteriorizarse en su posición social. Teniendo en cuenta otros factores, una clase social puede estar determinada al mismo tiempo por un cierto nivel de ingresos y por una manera de comportarse. El saber permanecer, el lenguaje, el desarrollo intelectual, la forma de vestir, segregan hasta el nivel de los puntos de venta entre las diferentes clases sociales. Un ejemplo claro de este fenómeno puede verse en los centros comerciales poco frecuentados por los obreros, que prefieren continuar comprando en los almacenes populares (cercanos a sus domicilios, accesibles aún sin tener la posibilidad del propio automóvil) donde se sienten menos agredidos por productos que no pueden comprar y pueden inquietarse menos ante la elegancia de los vendedores. La sociedad de consumo se marca, a la vez por la calidad de los productos adquiridos, la marca y los precios. También existe la movilidad social: muchas personas que dejan la clase social de sus padres para acceder a otra clase social. Esta movilidad puede ser ascendente o descendente (en cuanto a pasar de una clase inferior a superior o viceversa). La ascendente se acompaña por una fuerte identificación con los valores de la clase de destino. Y por lo contrario, las personas en movilidad descendente suelen conservar muchos elementos, valores y costumbres de su clase de origen.